Hallan cráneos de un "tzompantli" en obras del Metro del D.F.

**Se trata del primer hallazgo de origen azteca en el que aparece un perro en un altar junto a restos humanos.


Hallan cráneos de un

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2014, 22:59 pm

Cuatro cráneos, tres de ellos humanos, y otro de un cánido, que formaron parte de un tzompantli azteca (una especie de empalizada donde se exhibía a las víctimas decapitadas en sacrificios humanos para honrar a los dioses), han sido hallados durante las obras de la Línea 12 del Metro de México D.F.

Así lo han dado a conocer las arqueólogas María de Jesús Sánchez Vázquez y Georgina Tenango Salgado, de la Dirección de Salvamento Arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia, al ofrecer un balance de los descubrimientos realizados a lo largo de 24,5 kilómetros de extensión de dicha línea de transporte subterráneo.

Se trata de cuatro cráneos que estaban orientados hacia el suroeste, correspondientes a dos individuos masculinos, uno femenino y un cánido, que presentan una perforación a la altura de la sien, lo que indica que pudieron haber sido atravesados con una vara para colocarlos en el tzompantli. Sin embargo, tiempo después fueron retirados de éste y se quedaron únicamente como ofrenda en esa área.

Las especialistas destacaron el hallazgo de los cráneos que formaron parte de un tzompantli y los restos de un empedrado y dos mangos de sahumador que estaban colocados en forma semicircular.

Hallan cráneos de un «tzompantli» en las obras del metro de México
Los trabajos en gabinete realizados por la bióloga y antropóloga física revelaron que los cráneos pertenecieron a un Tzompantli, el primero de ellos correspondiente a un cánido que por vez primera se halla en este tipo de altares. El segundo pertenecía a un individuo masculino de entre 25 y 35 años, el tercero a una mujer de entre 18 y 22 años que presenta deformación cefálica intencionada. El cuarto cráneo se correspondería con el de un hombre menor de 35 años.

Respecto a la presencia del cánido, María de Jesús Sánchez ha señalado que quizá se deba a que los perros estaban relacionados con los ritos funerarios, para que acompañaran a los difuntos en su camino al inframundo, pero es la primera vez que se tienen referencias del cráneo de uno de estos animales en un tzompantli.

«Sabemos que durante la Conquista algunos cráneos de caballos fueron puestos en este tipo de estructuras, pero no de cánidos. Sin embargo, nos falta más información documental, pues quizá sí hay perros asociados a estos altares en otros lados y no lo sabemos. Y es que son pocos los tzompantlis hallados en la Ciudad de México, hasta ahora sólo tenemos conocimiento de los de Tlatelolco y del Templo Mayor», apuntó.

Otros hallazgos
Además de los cráneos, se hallaron evidencias de asentamientos prehispánicos consistentes en muros de casas habitación, tlecuiles, pisos y apisonados, un canal hecho con piedras y lajas, dos esculturas, lítica, abundante material cerámico del tipo Azteca II y III, y 63 entierros entre los que predominaban infantes depositados en ollas y directo en la tierra, algunos con ofrenda.

También se detectó parte de una construcción de finales del siglo XIX, que consiste en cimientos, muros, un canal hecho con tabique de laja y un drenaje que desemboca en un registro, que quizá pertenecen a la ex hacienda cercana de la que todavía se conserva un pedazo de un muro.

En la estación Mexicaltzingo se registraron más restos de unidades habitacionales, entre ellos muros de piedra, pisos y apisonados, una plataforma, tlecuiles, fragmentos de cerámica doméstica correspondientes al periodo Posclásico Temprano (1150-1350 d.C.), en los que sobresalen los tipos Azteca I y II, malacates de todos tamaños, agujas de hueso, además de 26 entierros preponderantemente de infantes colocados en ollas y en la tierra.

Por otra parte, en el acceso a la estación Lomas Estrella se hallaron las osamentas de dos individuos adultos, uno en posición flexionada (fetal) que tenía como ofrenda un cajete miniatura en la región abdominal y uno trípode a la altura del cráneo.

El otro individuo estaba en posición sedente flexionado (sentado) y tenía como ofrenda un desfibrador elaborado en basalto, tres canutos de hueso, dos cajetes trípodes, una miniatura de silueta compuesta, restos de cal, así como dos cajetes tipo Azteca III, cuya antigüedad se estima en alrededor de 500 años.