Hace 45 años, la represión del 2 de octubre incendió a Juárez

Juan de Dios Olivas/ El Diario de Juárez


Hace 45 años, la represión del 2 de octubre incendió a Juárez

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2013, 07:13 am

Ciudad Juárez, Chih.- Aquella mañana de octubre, las palabras del profesor Burciaga llamando a apoyar el movimiento estudiantil se quedaron grabadas en la mente de sus alumnos.

El maestro, quien impartía la clase de Historia y era un apasionado de la mitología griega, alzó la voz y dijo categóricamente: “A nuestros compañeros se les apoya con acción, no con la palabra”.

A partir de ahí comenzó la huelga en la Secundaria Estatal 2, ubicada en la calle Plan de Ayala y W de la colonia Melchor Ocampo.

Era el año de 1968. La matanza y represión en contra de estudiantes en Tlatelolco, el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México, lejos de inhibir las manifestaciones, las incrementaron en todo el país, incluyendo el estado de Chihuahua, donde aún se vivían las repercusiones del ataque al cuartel de Madera.

Desde la masacre en la capital, aumentaron las manifestaciones y se multiplicaron los grupos guerrilleros con ideología socialista, pero también las acciones del Gobierno. La “Guerra Sucia”, fue una de ellas. Tiempos de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales.

En apoyo a los estudiantes la de Ciudad de México, a finales de ese mes, en Ciudad Juárez estudiantes de las secundarias Federal 1 y estatales 2 y 3, las prepas del Parque, Chamizal y Altavista, y las nocturnas para trabajadores, se unieron e incluyeron demandas propias como la destitución de varios profesores y la solicitud de mejores edificios.

Los estudiantes conformarían el Comité de Lucha Estudiantil (CLE), que incluía a alumnos del Tecnológico. Conforme fue reprimido por la Policía, el Comité fue haciéndose más fuerte hasta convertirse en el Consejo Local de Lucha Estudiantil (CLLE).

Esa organización incluiría demandas sociales y plantearía acciones más radicales; incluso sus dirigentes y algunos miembros formarían parte de la guerrilla orquestada por la Liga Comunista 23 de Septiembre.

Alberto Domínguez Rodríguez fue uno de esos estudiantes de la Secundaria Nocturna para Trabajadores, en huelga, que se integraró a un comando del grupo guerrillero, dentro de la brigada Lacandones del estado de Guerrero.

Incluso fue testigo de la desaparición forzada de su compañero de lucha, Jacobo Gámiz, el hermano menor del profesor Arturo Gámiz, quien lideró el ataque al cuartel de Madera en el 23 de septiembre de 1965, del que surgió el nombre del grupo armado.

Alberto vive en el poniente. Afirma que al movimiento estudiantil “no le quedó otra que radicalizarse y tomar las armas”.

“Había represión y en otros lugares estaba peor, en Guadalajara, Oaxaca, Veracruz, Guerrero, cualquier grupo, fuera campesino, popular o magisterial, era reprimido”, refiere el ex guerrillero, quien se formó bajo la ideología socialista.

Contra el presidente

La matanza de Tlatelolco, en víspera de las Olimpiadas de 1968, se dio cuando el Ejército y el grupo paramilitar “Batallón Olimpia”, dispararon contra cientos de estudiantes en la Plaza de las 3 Culturas en Tlatelolco. Nunca se supo a ciencia cierta cuántos manifestantes murieron. El gobierno del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz (1970-1976) y el de su sucesor Luis Echeverría Álvarez, en ese entonces secretario de Gobernación, hablaban de unos cuantos. Sobrevivientes y testigos aseguran que fueron cientos. Al mitin de ese día se estima que acudieron unas 10 mil personas.

Previamente, el 22 de julio de ese año, la Policía disolvió una riña entre estudiantes de las vocacionales 2 y 5, así como de la preparatoria Isaac Ochoterena, dentro de las instalaciones escolares. En repudio, varias instituciones académicas entraron en paro de labores.

Los estudiantes también organizaron marchas de protesta que fueron disueltas violentamente y en una de sus intervenciones el Ejército destruyó la puerta labrada en el siglo XVII de la Preparatoria 1 con un tiro de bazuca.

El 18 de septiembre, los militares invadieron Ciudad Universitaria y se retiraron el 1 de octubre. El repudio estudiantil estaba generalizado y virtualmente fuera de control, hasta la tarde del 2 de octubre.

En Juárez, en 1968, cuando Domínguez Rodríguez se encontraba inscrito en la secundaria nocturna, de la calle Fernando Montes de Oca, estalló la huelga.
“La manifestación era en apoyo al movimiento estudiantil del 68, pedíamos liberación de presos políticos y justicia, la disolución de varios delitos, de asociación delictuosa, había varias demandas. La huelga aquí fue a finales de octubre”, recuerda.

Los estudiantes de secundarias y preparatorias se manifestaron también en la Plaza de Armas de la ciudad y aunque, el movimiento va disminuyendo, en abril de 1970 le demuestran su repudio al entonces candidato a la presidencia de la República, Luis Echeverría Álvarez, quien visitaría Juárez como parte de su campaña electoral.

“Una noche antes se boicoteó toda la propaganda y pintas que había en la ciudad, se conformó un frente junto con el Consejo, de varios activistas sociales, como la Alianza Cívica de Juarenses, e incluso un sector del PAN y el Partido Comunista. Se organizaron varias brigadas y con botellas de aceite quemado se manchó toda la propaganda”, recuerda Domínguez.

El mitin de Echeverría era en las avenidas Juárez y 16 de Septiembre, en las inmediaciones de la Aduana Fronteriza.

Antes de su desarrollo, los estudiantes repartieron clandestinamente pósteres mandados a hacer en El Paso porque en Juárez nadie se los imprimiría, con la figura del candidato portando una banda presidencial y en ella con un granadero reprimiendo a un estudiante que está caído.

“Nosotros habíamos convocado a un mitin en la Plaza de Armas protestando contra el candidato. Antes de empezar, llegó la chota, todo tipo de policías andaban de civiles y ahí levantaron a varios compañeros y a varios del Partido Comunista se los llevaron a la cárcel”, refiere.

Tras las detenciones, unas 200 personas armaron una nueva manifestación para protestar frente a la Cárcel de Piedra y rescatar a los arrestados, pero se encuentran con un muro de policías antimotines y se corre la voz de que el Ejército se encontraba en el viaducto Díaz Ordaz.

“No nos dejaron pasar, atrás del viaducto nos dijeron que habían un montón de soldados, por lo que regresamos a la Plaza protestando y de ahí fuimos al mitin de Echeverría, mucha gente nos siguió, pero ya se había terminado y estaban desmantelando el templete y un mural que habían instalado de fondo”.

El candidato ya se había retirado, pero la gente indignada empezó a destrozar todo aquello. Con la madera del templete hicieron fogatas.
“Como a los 5 o 10 minutos llegaron los bomberos, pero enseguida llegaron, no sé que serían, judiciales, secretos o guardias presidenciales, buscando gente e incluso empezaron a disparar. Hasta ese momento no habíamos tenido una represión así aquí, con disparos. Nosotros estábamos organizados por grupos y nos retiramos. Todavía éramos Consejo local de Lucha”.

Camino a la guerrilla

En Chihuahua, donde el abanderado priista acudiría, ocurre un acto similar al de Juárez, mientras que en Baja California, también se organizan protestas, pero ahí hay diálogo.

“Ese hecho, a ese grado de represión nos asustó y a partir de eso, el Consejo Local de Lucha ya no siguió actuando en público, pasamos al clandestinaje”, dice.

“A los meses ya estábamos platicando con gente guerrillera, mis dos hermanos ya andaban involucrados, ellos estaban en el Politécnico (en la ciudad de México), se habían metido a fondo en el movimiento estudiantil, venían y nos platicaban lo que hacían y al rato prácticamente nos habían empezado a reclutar a aquel grupo de compañeros”, explica.

El principal dirigente del Consejo Local de Lucha Estudiantil, Benjamín Pérez Aragón, se trasladó con otros jóvenes a la ciudad de México a principios de 1971 para integrarse al grupo armado

Comando Lacandones, que formaría parte de la Liga Comunista 23 de Septiembre donde militaban ya otros juarenses, entre ellos Miguel, hermano de Alberto.

Alberto viajó un año antes a la ciudad de México y se inscribe en la vocacional 9 al tiempo que participa activamente en el grupo clandestino.

Sin embargo, fue detenido y estuvo preso hasta 1974 en la cárcel de Lecumberri.

Cuando me integré a la Liga Comunista 23 de Septiembre fue cuando salí de la cárcel. Duré unas semanas en el DF, en la “Brigada Roja” y de ahí me fui a Guerrero a integrarme a la guerrilla de la Liga. Dentro de la guerrilla llamada Genaro Vázquez, andaba participando Jacobo Gámiz García, quien estuvo involucrado, junto con su hermano Arturo, en el asalto del 65 al cuartel de Madera”, narra.

Jacobo en 1965 formaba parte de uno de los grupos que no alcanzó a llegar al asalto al cuartel debido a que los ríos crecidos por la lluvia les impidieron el paso.

“Yo no sabía quién era cuando lo conocí, pero dije, este es de Chihuahua. Después anduvimos completamente con la guerrilla, aunque fracasó en unos dos o tres meses”, enfatiza.

El hermano menor de Arturo Gámiz, sería visto por última vez por Alberto en Acapulco, Guerrero, tras un enfrentamiento con la Policía Judicial del Estado, dependencia que lo entregaría a la Brigada Blanca del gobierno federal.

El auto donde viajaban, un Ford, Falcón, fue copado al intentar huir. La unidad de la Policía queda pegada a la puerta del chofer y le impide salir. Pese a que van armados, una ametralladora les apunta desde el vehículo oficial y al intentar defenderse son acribillados.

Alberto logra salir, pero Jacobo queda inconsciente sobre el volante, pero vivo.

“Yo le había dicho que la iba hacer de tos, que no me iba a dejar agarrar, pero fue relampagueante. Yo salgo del auto, antes me incliné y agarré la pistola que traía. Abrí la puerta y me parapeté, a la vez que voy disparando, me fui moviendo de lado al tiempo que sentía el aire caliente de los fogonazos, pero me fui moviendo y todo el vidrio quedó roto hasta que dejaron de disparar”, dice.

“Después llegué hasta una esquina y dejaron de disparar. Salí por otro lugar y busqué a otro compañero para platicarle e ir a la casa donde vivíamos para sacar nuestras cosas”.

En la tarde, el periódico publica que había sido capturado Jacobo, a quien le atribuían el asalto a un banco, donde el botín fue de varios millones y que era uno de los métodos, junto con los secuestros, para obtener recursos y financiar la compra de armas y el sostenimiento de sus células.

En la lucha armada emprendida por los estudiantes, tres hermanos de Alberto caerían.

En la zona donde coinciden Durango, Sinaloa, Sonora y Chihuahua, la Liga contaba con tres comandos guerrilleros, uno por los Álamos, Sonora, en el municipio de Quirina, y otro en Chínipas, donde se encuentran Gabriel y Plutarco Domínguez.

Ahí, en una ocasión el Ejército sorprendería a uno de los grupos y Gabriel caería en el enfrentamiento, después de que le aventaron una granada. Plutarco sería capturado y desaparecido.

Miguel quien era uno de los coordinadores de la Liga Comunista, perdería la vida en 1975 al intentar escapar de la prisión de Lecumberri.

Así, el gobierno poco a poco va desintegrando las células guerrilleras y sus integrantes que no son capturados, se van retirando. Otros aceptan la amnistía en los 80, pero muchos siguen activos hasta la década de los 90.

“En el 79 me accidenté en Monterrey, cuando andaba trabajando en la coordinación de estas organizaciones. Como hacían falta recursos, varios compañeros decidimos meternos a trabajar.

“Yo fui ayudante de soldador en Monterrey y tuve una caída de cabeza de una estructura de 10 metros. Me fracturé las vertebras cervicales y ya no pude volver caminar”, dice Alberto.

No obstante, no dejé de luchar, agrega. “Tenemos un compromiso que tenemos que seguir”,

Por los hechos del 2 de octubre, en noviembre del 2011 el Congreso de la Unión declaró esa fecha como día de duelo nacional y la propone para ser inscrita en el muro de honor de la Cámara de Diputados, en memoria de los caídos.

También se creó la Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), que incluye el movimiento del 68 en su informe de febrero de 2006.

Con respecto a dicho periodo, inicia un proceso por genocidio en contra del ex presidente Luis Echeverría Álvarez y, aunque logró obtener que un juez ordene el arresto domiciliario, finalmente el ex mandatario es exonerado. (Juan de Dios Olivas/El Diario)