Gitanos.- Sobreviven con ingresos al límite de lo mínimo

**Los gitanos, como también gustan de llamarse ellos mismos, no son sujetos de crédito, la mayoría no tiene personalidad jurídica, ni siquiera credencial de elector.


Gitanos.- Sobreviven con ingresos al límite de lo mínimo

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2011, 21:00 pm

Por Froilán Meza Rivera

Chihuahua, Chih.- El pueblo errante de los romaníes, o pueblo Rom es una cultura en peligro de desaparición, esencialmente porque su principal modo de ganarse el pan, que es la proyección de cine en carpas, se está extinguiendo. Nada puede hacer el proyector de 8 milímetros en contra de las videocaseteras, del cable y de la televisión satelital, que proliferan en los hogares.

Marginados de por sí, los gitanos se ven ahora obligados a escoger ranchos y pueblecitos remotos, sin servicios, donde sus películas son bienvenidas.

La escena es típica en sus asentamientos provisionales: alrededor de cada vehículo se despliegan carpas y tiendas en las que se reúnen las familias y los clanes. Sin servicio público de ningún tipo, sin agua corriente, ni drenaje, ellos viven y realizan todas sus actividades cotidianas en medio de carencias, si se descarta el ocasional "diablito" para traer la electricidad al campamento.

Desde la ciudad como plataforma, los gitanos se distribuirán por pueblos y rancherías donde pedirán permiso para exhibir películas por las tardes. Ya se volverán a reunir en otra ocasión en algún punto donde coincidan sus caminos, porque no tienen ellos un plan de viaje, ni un itinerario programado, ni mucho menos.

De su campamento en las afueras, salen mujeres, solas o en parejas, que por unas monedas dicen la buenaventura a las personas que confían en la efectividad de la quiromancia (adivinación por medio de las plantas de las manos), o de la cartomancia (adivinación por las cartas).

Algunos hombres y jóvenes se desplazan también hacia las tiendas y refaccionarias, donde adquieren provisiones de boca y piezas para sus vehículos.

Los gitanos, como también gustan de llamarse ellos mismos, no son sujetos de crédito, la mayoría no tiene personalidad jurídica, ni siquiera credencial de elector. Este grupo, del que anteayer llegaron y levantaron campamento temporal aquí en Chihuahua 22 familias, está formado por grupos sociales, discriminados por el resto de la población.

La presencia de los gitanos causa irritación y malestar entre mucha gente, que no comparte el gusto por el estilo de vida nómada. Doquiera que éstos llegan, se les aplica el gentilicio despectivo de "húngaros". Ellos son los "extraños", a veces indeseables, porque su presencia se asocia a vagancia, latrocinio y engaños, pero en una aproximación a su cultura, muchas son las sorpresas.

SOMOS CIEN POR CIENTO MEXICANOS

"Nosotros somos nacidos en México, somos mexicanos cien por ciento, y yo por ejemplo, que nací en Casas Grandes, me siento también cien por ciento chihuahuense", dijo Ricardo Martínez, uno de los hombres mayores de la comunidad y cuyo nombre de pila en el idioma romaní es Danila.

Los gitanos no tienen un lugar favorito para llegar, ninguno, o casi ninguno de ellos, tiene propiedades inmobiliarias, ni un simple lote. "Siempre anda uno para arriba y para abajo, nosotros somos un tipo de gente que no tiene arraigo en una parte determinada, nos mantenemos en movimiento", explicó Danila. "Pero sentimos el orgullo de ser mexicanos y queremos mucho a nuestro país".

La fuerza de la costumbre del pueblo Rom es mucha, y ellos encuentran mucho gusto a la vida errante. Sin embargo, reconocen que en la actualidad, el estilo nomádico tiene muchas desventajas.

"Por ejemplo, nosotros ya estamos sufriendo mucho para mantener los carros", dijo Ricardo, con perfecto acento mexicano. Del dinero que ganan se les va gran parte en el combustible de sus camiones y camionetas, en piezas y refacciones, y en el mantenimiento general, en tanto que el segundo lugar lo ocupan los gastos de alimentación y la compra de enseres domésticos.

 ¿Se ayudan con otros trabajos, aparte del cine?

"Algunos de nosotros reparan los cazos de cobre, porque la gente viene: Oiga, repáreme el cacito, o párchemelo". Y entre los especialistas en trabajos de cobre está Aranko Méndez, el mayor de los romaníes en plaza, quien, sin embargo no tiene jerarquía de patriarca.

"Hace ya muchos años que no tenemos patriarcas, esa fue una tradición que se fue abandonando. Ahora sólo tenemos familias, y estos grupos que se forman a veces porque nos vamos encontrando en el camino", explicó Danila.

Otros oficios que ofrecen los gitanos para ganarse la vida, son la reparación de los sistemas hidráulicos de los gatos, y la mecánica automotriz, que ellos ejercen con especial maestría, tomando en cuenta que literalmente viven en sus carros sobre el camino.

ORIGEN, IDIOMA, RELIGIÓN

El pueblo Rom, conocido comúnmente como gitanos o húngaros, es un pueblo tribal que tiene su origen en el norte de la India. Por diversas circunstancias históricas y culturales, este pueblo tuvo que iniciar, hace más de mil años, un nomadismo forzado a través de los cinco continentes.

Ellos, a diferencia de los pueblos tradicionales, cuyas costumbres y creencias están hechas a base del territorio, tienen principios de supervivencia que están condicionados principalmente a la itinerancia. Fomentan mucho el valor de la unidad familiar, la necesidad absoluta de dejar descendencia, el respeto a la ley propia, a la tradición oral y a la constante transformación de las estrategias económicas.

Su idioma es el romano o romaní.

Por lo demás, los gitanos no tienen una religión particular, sino que adoptan la propia del país en donde residen. En México, son católicos, si bien no tienen problema en practicar las artes adivinatorias y una especie de culto a los antepasados.

La resistencia que muestran a dejar el nomadismo, choca con la "normalidad" establecida, y por ello han sufrido discriminación, racismo y persecución en prácticamente todos los lugares por donde van pasando.

Así las cosas, los gitanos han optado por "hacerse invisibles", es decir, por no notarse. La invisibilización ha sido una estrategia constante entre los pueblos Rom dispersos en el mundo: ante la persecución, o en el mejor de los casos el menosprecio de que siempre son objeto, mezclarse con las sociedades del lugar a donde llegan.