Explotación agrícola destruye hábitat de especies

**Valle de Tarabillas, en la guardarraya de los municipios de Chihuahua y Ahumada.


Explotación agrícola destruye hábitat de especies

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2012, 13:09 pm

Froilán Meza Rivera

Chihuahua.- La apertura de 8 mil hectáreas para explotación agrícola en el centro del Valle Tarabillas, destruyó el hábitat natural de una serie de especies animales entre las que se encuentra el berrendo, animal exclusivo de Norteamérica y que está en peligro de extinción.

En años recientes, la expansión de la frontera agrícola de la comunidad menonita en Chihuahua ha representado la pérdida de hábitat clave para especies de animales señaladas por las normas oficiales como especies bajo protección, amenazadas o en peligro.

De acuerdo al ambientalista Manuel Bujanda Rico, dicha expansión se puede ver, entonces, como una verdadera invasión, desde el punto de vista de la interacción de los menonitas con los ecosistemas.

Además, el establecimiento de un centro de población menonita en dicho lugar ya dio como resultado la interrupción del tránsito de las distintas especies animales, de mamíferos, reptiles y aves que utilizaban este lugar como corredor, ya que se encuentra en la parte más estrecha de un valle.

Los asentamientos y las nuevas tierras abiertas a la producción aquí, resultó en la práctica como una barrera que impide a los berrendos transitar en busca de pastos en sus migraciones naturales, como lo venían haciendo desde antes incluso de la llegada del hombre al continente.

El también catedrático de la Facultad de Ciencias Agrícolas y Forestales de la UACh, denunció que en este caso particular de Tarabillas, con la conversión de más de 8 mil hectáreas de terreno de pastizal a uso agrícola, se provocó además la pérdida del suelo y de su capa vegetal, y se facilita el avance del proceso de desertización.

YA NO HAY BERRENDO

El berrendo es un animal que necesita de extensiones abiertas y despejadas de vegetación alta, y vive en donde los arbustos no son más altos de medio metro, ya que su supervivencia depende de su vista aguda y de la velocidad.

El Antilocapra americana mexicana (tal es el nombre científico de la subespecie que habita en Chihuahua), es el segundo animal más rápido del mundo, sólo superado en sus hasta 86.5 kilómetros por hora por el guepardo o chita, felino que puede alcanzar 88 kilómetros, con la diferencia de que el berrendo sí tiene resistencia y puede mantenerse más tiempo a máxima carrera, lo que no puede hacer el guepardo porque se agota de inmediato.

El terreno de Tarabillas fue comprado por un grupo de menonitas a un particular que lo dedicaba a la cría de ganado.

Los Antilocapra eran relativamente abundantes aquí, recuerda Bujanda Rico, quien participó en varias visitas a los llanos en años anteriores con el objetivo de hacer conteos de los animales. En el recorrido que realizó Bujanda con el reportero, apenas el viernes pasado, se pudo comprobar el hecho de que las tierras abiertas al cultivo en el centro del valle, llegan hasta tres kilómetros del pie de la sierra Tarabillas, lo que en teoría supone que a las partidas de berrendo que antes llenaban el llano, quedaron reducidas a una estrecha franja entre la serranía y los nuevos linderos agrícolas.

De hecho, esta expedición no encontró un solo ejemplar de estos mamíferos que están considerados entre los más amenazados en México, con una población de aproximadamente 700 ejemplares en el norte de México.

Se dice que en Chihuahua está localizada más de la mitad de éstos.

Al abrir dichas tierras al cultivo, dijo Bujanda, se perdieron automáticamente más de 8 mil hectáreas de hábitat, que si bien no estaba en la mejor condición, al menos representaba un lugar de refugio para un pequeño grupo de berrendos.

Asimismo -agregó el naturalista quien encabeza también a un grupo de observadores de aves en esta capital-, los menonitas son cazadores, y ejercen esta actividad de manera furtiva, matando las especies que consideran perjudiciales, tales como víboras de cascabel, halcones y aguilillas de diversas especies, a las que cazan con el fin de proteger a las aves de corral que crían.

En el área de Tarabillas existen, además del berrendo, el halcón peregrino, el halcón aplomado, el buhito de la pradera, la codorniz escamosa, la serpiente de cascabel, el venado bura y la zorrita norteña, además de otras muchas especies de reptiles y mamíferos.

EL AGOTAMIENTO DE LA TIERRA

Un gran porcentaje de los terrenos de cultivo son destinados a la producción de forrajes, y en esto, el uso de fertilizantes y pesticidas es inmoderado, así como el uso de agua del subsuelo, indicó el ingeniero zootecnista.

Bujanda Rico explicó que el peligro con el establecimiento de las colonias menonitas está en el agotamiento de la tierra y de los mantos acuáticos. Es que una vez que se terminan las reservas de líquido, los colonos se retiran hacia otra área virgen para la agricultura, pero en las tierras que dejan atrás, la capa superficial del suelo se queda suelta y se ve sometida de inmediato a un rápido proceso de desertificación.

Como lo saben todos los agrónomos que están o han estado en contacto con los menonitas, ni éstos ni los agricultores mexicanos tienen costumbre de realizar obras de conservación del suelo.

"Es preciso señalar que para hacer el cambio de uso de suelo hay que solicitar un permiso y presentar un estudio de impacto ambiental y en el caso señalado, esto no se hizo".

A los menonitas también se les acusa de perforar pozos en áreas vedadas, y autoridades como Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales), la Conagua (Comisión Nacional del Agua) y la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente), no han hecho nada al respecto, acusó.