Sin derecho los pobres, al agua, salud y vivienda

**Entrevista con la Doctora María del Pilar Hernández Martínez, destacada investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.


Sin derecho los pobres, al agua, salud y vivienda

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2011, 15:25 pm

Froilán Meza Rivera

Chihuahua, Chih.- Los órdenes constitucionales están en riesgo, en grave riesgo en las actuales condiciones del país, y así lo ve alguien con formación jurídica. Pero en la práctica de la gente común y corriente, del pueblo pobre, lo que existe es la carencia de vivienda, de espacio, de agua y de salud.

Así lo expuso la doctora María del Pilar Hernández Martínez, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en entrevista con este periódico.

Es que, explicó, los grandes problemas se pueden ver de forma multifactorial, es decir, desde diferentes ángulos y puntos de vista. Sin embargo, a pesar de que se trata de cuestiones que están plenamente expresadas teóricamente, a la hora de aterrizar en soluciones prácticas, el teórico tiene serios problemas. La Doctora Hernández Martínez, quien ha realizado numerosas investigaciones de carácter social, reconoce que el Estado se ve impedido de lograr niveles de bienestar para la población.

¿Por qué? Porque la población está cada vez más pobre, y en esas condiciones, el derecho a contar con una vivienda, el derecho a la salud, el derecho a tener un medio ambiente sano y propicio para el desarrollo de las nuevas generaciones, no existe en la práctica, o se ve muy difícil que se adquieran y disfruten por las grandes masas.

“Y no sólo por el creciente número de individuos que están catalogados en situación de pobreza, que crece exponencialmente”, sino porque la misma pobreza constituye en sí misma una barrera para acceder a estándares más altos de bienestar. El Estado, cuya obligación es facilitar que la población tenga mejores condiciones de vida, obra en contrario a estas necesidades, porque —denunció la jurista— está entregando los servicios a manos de particulares, quienes no tienen criterios humanísticos.

Puso como ejemplo de la deshumanización en los servicios, a la industria inmobiliaria, que construye casitas cada vez más pequeñas, que restringen por su mismo tamaño, el desarrollo de la gente, encerrándola en medio de paredes estrechas en las que no obtendrá sino frustraciones. Pero lo peor es que, condenados los trabajadores a reductos de pobreza, a cinturones de miseria en las ciudades, ni siquiera tendrán acceso a la vivienda, pero ni a la propia agua.

Para las masas, el servicio de agua es deficiente, escaso y hasta nulo en ocasiones, y eso que es un recurso vital, considerado su abasto por la Organización de las Naciones Unidas como uno de los derechos esenciales del hombre.

(Enero 18, 2011)