En el DF, indignación; aquí, ni quién se acuerde de los muertos

Por: Alejandro Salmón Aguilera


En el DF, indignación; aquí, ni quién se acuerde de los muertos

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2013, 10:03 am

Mientras que el Gobierno del Distrito Federal pasa por una de las peores crisis de su historia reciente por el “levantón” de 11 personas cuando estaban en un centro nocturno de la Zona Rosa, el gobierno de Chihuahua no ha pagado ni un centavo de capital político

Fueron más de 10 mil homicidios dolosos ocurridos entre los años de 2008 a 2010, según cifras oficiales. La mayoría de esos crímenes están impunes y muchos de ellos ya se quedaron así, porque algunos de los presuntos autores intelectuales fueron extraditados hacia los Estados Unidos, donde, obviamente, no será juzgados por lo que hicieron en Chihuahua.

Cuando ve uno las reacciones que ha tenido una parte de la sociedad civil de la ciudad de México ante el “levantón” de 11 jóvenes que se encontraban en el bar “Heaven”, no deja de dar un poco de envidia.

Allá, en la capital del país, esa enorme ciudad a la que solíamos ver como el epicentro de la violencia, la reacción ciudadana ante la desaparición y el probable asesinato de 11 jóvenes ha causado una indignación tal, que puso en crisis al gobierno de Miguel Mancera.

Qué envidia, de verdad, porque hace tres años tuvo lugar una masacre en Chihuahua donde no hubo “levantones”, sino 20 personas asesinadas por un grupo de 25 sicarios—según versiones de prensa—llegó como Juan por su casa a un centro de rehabilitación y se tomó todo el tiempo del mundo para matar a 20 personas. Terminada su tarea, los matones a sueldo, que viajaban en seis vehículos tipo “Suburban” se fueron con la misma tranquilidad con la que llegaron.

¿Qué sucedió al día siguiente en Chihuahua? Nada. Los medios locales discutían si se trataba de la más grande masacre en la historia de la capital, o si el centro de rehabilitación “Fe y vida”, donde ocurrió la masacre, era un refugio de pandilleros.

Aquel 11 de junio del 2010, el Gobierno del Estado no fue ni para publicar una condolencia; tampoco una condena de los hechos. Más aún: la entonces procuradora Patricia González salió corriendo—sí: corriendo—del Palacio de Gobierno para evitar las preguntas de los reporteros.

En el DF, sin embargo, el levantón de jóvenes tepiteños bien le puede costar el trabajo a más de uno.

“Ni el titular de la Secretaría de Seguridad Pública ni el de la Procuraduría General de Justicia capitalinos, Jesús Rodríguez Almeida y Rodolfo Ríos Garza, respectivamente, tienen garantizada la permanencia en mi gobierno si no dan resultados”, advirtió el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa.

Aquí en Chihuahua, la procuradora Patricia González siguió en su cargo hasta el final de la administración; el secretario de Seguridad Pública, Javier Torres Cardona, se del cargo muchos meses después; el jefe de la policía, Saúl Hernández, nunca fue cesado ni presentó su renuncia.

A tres años de la masacre más grande, ni quien se acuerde, y ni quién pague por una negligencia del tamaño de 20 muertos.

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