El “viejo régimen” mantiene de rehenes a los usuarios del transporte

** ¿A quién se le ocurrió crear una nueva ruta de transporte colectivo con visos de modernidad, y ponerla en manos de los mismos concesionarios que nos movían de un lado a otro en camiones de carga?


El “viejo régimen” mantiene de rehenes a los usuarios del transporte

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2014, 22:47 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo.mx

¿A quién se le ocurrió crear una nueva ruta de transporte colectivo con visos de modernidad y algunas pinceladas de los sistemas modernos de movilidad urbana, y ponerla en manos de los mismos concesionarios que nos movían de un lado a otro en camiones de carga?

Lo dijo Raymundo Romero, secretario general de Gobierno, durante su comparecencia ante el Congreso del Estado: fue “el viejo régimen”, que cambiaba concesiones de transporte a cambio de apoyo político-electoral. Y vaya que lo dijo un genuino representante de ese viejo régimen.

Lo malo es que “el nuevo régimen” se gastó más de 500 mdp en hacer una nueva ruta, con trazo troncal, camiones modernos y estaciones debidamente construidas, para dárselos a esos emisarios del viejo régimen.

Es decir, que casi ocho años de planeación no sirvieron para que el Gobierno del Estado visualizara que no se puede crear una nueva empresa para luego entregársela a quienes no saben hacer empresa.

Así fue: el Gobierno fomentó la creación de la CTC, la Coordinadora de Transporte Colectivo, para que administrara un sistema de transporte en 84 camiones como los que nunca había visto el usuario de Chihuahua, con asientos cómodos, clima artificial y hasta señal de internet para usarla durante el trayecto. El problema es que esa CTC estaba integrada por las mismas centrales obreras que a su vez agrupan a un puñado de familias dueñas de las concesiones que acaparan las concesiones de las rutas más saturadas de la ciudad.

Es decir, que hicimos—sí, hicimos, en primera persona del plural, porque esa inversión se hizo con recursos públicos—una empresa moderna para dársela a quienes no habían querido modernizarse, a quienes no eran empresarios, a quienes usaban camiones de carga adaptados para transporte de personas para llevar y traer a los usuarios.

Las consecuencias ahí están: un servicio disfuncional y por lo tanto ineficiente, que motivó airadas protestas de los usuarios desde el primer día cuando comenzó a correr. Un manejo ruinoso que llevó a la CTC a la quiebra y a una virtual conversión de su deuda privada en deuda pública, pues el Gobierno asumió los compromisos de pago de ésta cuando la convirtió en empresa paraestatal.

Lo peor del caso es que el transporte sigue en ruinas, y no sólo para los dueños de las concesiones que ayer se manifestaron frente al Palacio de Gobierno, sino también para la administración estatal, que seguramente contemplará una partida para transporte público en su ya de por sí comprometido presupuesto de egresos del 2015, pero sobre todo para los usuarios, esos que se creyeron que ya podían dejar de subirse a su auto, pues serían transportados en un camión de primer mundo.

¡Pobre Chihuahua! Luego no quieren que la gente compre contrabando con tal de hacerse de un medio de transporte medianamente barato, como son los autos chuecos, si desde hace décadas, el Gobierno no ha sido capaz de darle un sistema de transporte público decente.