El tercer asalto al cielo

**Los pobres, los desharrapados de México fueron derrotados y rebasados en la lucha por la Independencia. Igual sucedió en la Revolución, a pesar de que fueron ellos el motor de ambas revoluciones. ¿Triunfarán ahora sí en un tercer asalto al cielo?


El tercer asalto al cielo

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2010, 16:03 pm

(REFLEXIONES EN TORNO A LA REVOLUCIÓN)

Por Omar Carreón Abud

Se cumplen 100 años de la Revolución Mexicana. Francisco I. Madero, el iniciador, pertenecía a las clases altas del norte del país, tanto, que fue de los pocos que pudo educarse en Europa y ahí conoció el progreso y aprendió las ventajas de la democracia.

Nunca buscó (Madero) una revolución en México; el sufragio efectivo, nada más. Pero la pobreza en la que habían caído las grandes masas las empujó a tomar las armas luego de que fracasara su proyecto ante la traición de Victoriano Huerta.

Salvo los campesinos de Emiliano Zapata que luchaban por recuperar las tierras de los pueblos arrebatadas por las haciendas y que ya tenían tiempo alzados, las fuerzas populares agruparon en torno al Plan de Guadalupe que encabezaba Venustiano Carranza, otro miembro de las clases altas que tampoco quería una revolución radical.

LOS VERDADEROS LÍDERES POPULARES

Pero los de más abajo, campesinos sin tierra, mineros pobres, peones asalariados y gente sin esperanza ninguna, muy pronto empezaron a librar sus propias batallas y a enarbolar sus propias reivindicaciones sintiéndose representados por Francisco Villa, formaron en la División del Norte y conquistaron las victorias decisivas de la Revolución Mexicana.

Combatida por Venustiano Carranza, la amenazante fuerza de los más pobres, se lanzó sobre la ciudad de México. Los dos líderes populares más relevantes de la revolución se conocieron en Xochimilco, unieron sus fuerzas y entraron al corazón del país. La capital estuvo ocupada por los más pobres de la patria en diciembre de 1914. Ese fue el segundo asalto al cielo de los pobres de México. Su poder no pudo consolidarse porque los dirigentes, si bien valientes, heroicos y profundamente comprometidos con su clase, no tenían un proyecto de nación, no conocían un nuevo camino y se retiraron. Después, las clases altas se rehicieron, asesinaron a Zapata en Chinameca en 1919 y a Villa en Parral en 1923. La esperanza para los pobres se había desvanecido.

LA PRIMERA OSADÍA DE LOS DESHARRAPADOS

La primera osadía que “asordó a la esfera” había tenido lugar 104 años antes en el Monte de Las Cruces. Ahí, cerca de 80 mil desharrapados que confiaron en la rebelión que encabezaba Miguel Hidalgo y que se habían unido rápida, vertiginosamente a su ejército, armados sólo con sus armas de trabajo en el campo, un día de octubre de 1910, esa multitud de recién alzados que no sabían nada de guerras ni de estrategias militares derrotó al ejército de la corona española que orgullosamente encabezaba el Coronel Torcuato Trujillo y la inmensa y rica capital de la Nueva España quedó a su merced. Ese fue el primer asalto al cielo del pueblo mexicano. Miguel Hidalgo temió la degollina, el baño de sangre que muy seguramente sobrevendría con la entrada a la ciudad de México de las masas humilladas y vilipendiadas por siglos de dominación y dio orden de retroceder.

El cura tomó rumbo hacia el bajío pero su fuerza, desanimada por el viraje, ya nunca fue la misma. Aprehendido en Acatita de Baján, hoy ranchería perteneciente a Coahuila, fue fusilado en julio de 1911. La responsabilidad de la Revolución de Independencia recayó en José María Morelos, pero el héroe de Cuautla, “una llamarada en almacén logrado por avaricia y robo”, como lo llamara Carlos Pellicer, sucumbió ante sus enemigos y fue fusilado también. Vicente Guerrero mantuvo la llama encendida pero ya pequeña, fue engañado, no en el abrazo de Acatempan que dicen que nunca tuvo lugar, sino en Huatulco, en la playa de La Entrega.

La Revolución de Independencia fue consumada pues por las clases altas, por los partidarios cerrados de los peninsulares a quienes empezó combatiendo. Y la Revolución Mexicana fue usufructuada por las clases ricas que no ganaron ninguna batalla decisiva. El pueblo pobre de México ha perdido la batalla por una vida mejor, dos veces.

¿TERCER ASALTO AL CIELO?

Así llegamos a este 20 de noviembre de 2010 y bastan dos noticias del día (viernes 19), la primera: En 2008, 1.6 millones de hogares registraba reducción en la ingesta de alimentos y tenía hambre; en 2009, ya son 3.4 millones de hogares en esa condición; la segunda: las ganancias acumuladas por las instituciones bancarias llegaron a 58 mil millones de pesos y esta cifra es 18.47% superior a la cifra registrada el año pasado. Sólo un tonto o un interesado no ve en estos dos fenómenos una relación férrea de causa efecto. El pueblo se muere de hambre, de enfermedades curables, mira a sus hijos estupidizarse sin educación o los despide rezando para que entren vivos a Estados Unidos y las clases privilegiadas, por su parte, se sirven a manos llenas de la independencia y de la revolución. ¿No ha llegado la hora de un tercer asalto al cielo? Y si esta vez no cuesta ninguna vida, mucho mejor.
(Nov. 20, 2010/ Omar Carreón Abud es dirigente de Antorcha Campesina en Michoacán)