El paseo en el jardín: así reculó Obama sobre Siria

Foto: Barack Obama comparece junto a Joe Biden para anunciar su decisión sobre Siria.


El paseo en el jardín: así reculó Obama sobre Siria

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2013, 21:26 pm

María Ramírez / elmundo.es

El viernes al atardecer el presidente Barack Obama se llevó a su jefe de gabinete a dar una vuelta por el jardín de la Casa Blanca. En un paseo de 45 minutos, el presidente confesó que estaba volviéndose a pensar el ataque que tenía previsto en pocas horas contra Siria, y que tal vez era una buena idea esperar y dejar votar al Congreso aunque no tuviera que hacerlo.

Todo estaba listo para el ataque este fin de semana: los cinco destructores, con dos docenas de misiles de larga distancia cada uno, varios submarinos y unos 300 marines recién llegados en un barco con helicópteros por si había que organizar una evacuación. John Kerry, el secretario de Estado, ya había cumplido con su papel y había presentado los argumentos a favor de la guerra con cierta pasión. La prensa tenía el resumen de pruebas que apuntan a que el régimen de Asad mató con gas sarín y otras armas químicas a más de 1.429 personas, entre ellas más de 400 niños, el 21 de agosto.

Pero Obama seguía dándole vueltas a la decisión de atacar Siria, que lo lleva torturando al menos un año. Llevaba varios días pensando en la opción de ir al Congreso, pero no se lo había dicho a ninguno de sus consejeros. Varios portavoces insisten en que no se había considerado esta opción y que la decisión la tomó el presidente en solitario.

Menos de dos horas después de que saliera Kerry a dar la cara el viernes, el presidente se sentaba junto a los líderes de Lituania, Letonia y Estonia para una reunión rutinaria en la Casa Blanca. Cabizbajo, con tono cansino y muy serio, se quejaba una vez más de lo mucho que detesta una nueva intervención militar.
"Sé muy bien que el mundo en general está cansado de la guerra… Los estadounidenses, comprensiblemente, quieren que nos concentremos en reconstruir nuestra economía aquí y poner a la gente a trabajar. Y os aseguro que nadie está más cansado de la guerra que yo", suspiraba Obama con unas palabras poco habituales para un comandante-en-jefe a punto de lanzar un ataque.

La población, en contra

El presidente ya había leído las últimas encuestas según las cuales la mayoría de estadounidenses se oponen a intervenir en Siria. El ataque tiene ahora menos respaldo popular que cualquier otra operación militar en sus comienzos desde la guerra de Corea, según los datos de Gallup.

Entretanto, en la Cámara de Representantes, un congresista republicano de Virginia ya había recogido más de 140 firmas pidiendo al presidente que no atacara Siria sin pasar por el Congreso. El senador republicano John McCain, el más entusiasta contra el régimen de Asad, le criticaba por estar preparando un ataque demasiado limitado. Varios senadores demócratas moderados que apoyaban la intervención también le sugerían organizar un debate en el Congreso.

Obama informa a su gabinete del cambio de planes

Con todas estas inquietudes en la cabeza, Obama se fue a dar su paseo con Denis McDonough, un hombre de confianza que empezó trabajando de asesor de Exteriores en la campaña de 2008 y que era viceconsejero de Seguridad Nacional hasta que este año el presidente lo nombró jefe de gabinete. También uno de los más cautos sobre la conveniencia de involucrarse en la guerra siria.

Después del ejercicio peripatético, sobre las siete de la tarde, Obama convocó una inesperada reunión en la Casa Blanca e informó a su gabinete que el plan había cambiado. "Chicos, tengo una idea bastante grande que quiero comentar con vosotros", anunció, según el ’New York Times’. Tras asimilar la nueva, varios presentes le alertaron del peligro de perder la votación y de que el apoyo popular o exterior no mejore en estas semanas de espera.

Frenar la vía militar

Los partidarios de intervenir desde hace meses creían que el presidente estaba convencido, muy afectado por las imágenes de niños moribundos intoxicados por los gases de las armas químicas. Pero de repente el presidente estaba decidido a frenar los planes militares.

Sobre las nueve de la noche, Obama llamó por teléfono a Kerry, que había lanzado su anuncio de guerra horas antes, y a Chuck Hagel, el secretario de Defensa que llevaba toda la semana asegurando que el Pentágono estaba listo para atacar. La opción de pedir aprobación al Congreso nunca había sido contemplada por la Administración.
Obama comunica a su equipo de seguridad la decisión.Obama comunica a su equipo de seguridad la decisión.

El sábado por la mañana, el presidente convocó otra reunión más formal en la ’Situation Room’, la sala de conferencias reservada para los cónclaves de inteligencia en el sótano de la Casa Blanca. Sentado a la cabeza de la mesa y con una infusión al lado, Obama explicó el cambio a todo su equipo de seguridad. La mayoría le miraba con gesto muy serio.

Trece minutos después del mediodía, la Casa Blanca mandó un e-mail a la prensa para avisar de la "actualización" en el calendario presidencial, que hasta entonces estaba vacío de actos públicos. El anuncio sólo decía que Obama haría una "declaración sobre Siria" en el Rose Garden. Un portavoz se apresuró a aclarar que no anunciaría una acción militar inminente, sino que explicaría cómo iban los planes.
El presidente se hizo esperar tres cuartos de hora mientras hacía unas llamadas en el Despacho Oval. Mientras los reporteros esperaban al sol, él seguía hablando con John Boehner, el republicano que lidera la Cámara de Representantes y que puede ser clave para la aprobación del ataque. También tenía que llamar al presidente francés François Hollande, dispuesto a apoyar la intervención este sábado sin esperar a su propio debate parlamentario.

En su anuncio, Obama apareció flanqueado por su vicepresidente, Joe Biden, que le escuchó en silencio. Los gritos de quienes protestaban contra la guerra delante de la Casa Blanca se oían con claridad.

Tras la declaración, el presidente se fue a jugar al golf con Biden, el jefe de viajes presidenciales y su hermano. Cuatro horas después, Obama volvió a casa. No hay noticia de que diera más paseos por el jardín.