El movimiento #YoSoy132, su derrotero

Javier Corral Jurado/ Columna Rotafolio


El movimiento #YoSoy132, su derrotero

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2012, 09:12 am

Definido como un movimiento a favor de la democratización de los medios de comunicación electrónica, y en contra de Enrique Peña Nieto ("por lo que representa"), el movimiento #YoSoy132 ha entrado en una fase importante de definición sobre la hoja de ruta con la que finalmente navegará hacia sus objetivos originales, en un mar político revuelto tras los resultados electorales, frente a los que ha asumido una postura de descalificación total que lo ha empatado, casi totalmente, con las posiciones del movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Quedó claro en la recta final de la campaña la simpatía que entre sus principales liderazgos generó la candidatura del tabasqueño, o si se quiere, la manera en que condujeron por esa vía su rechazo al PRI y a Televisa, como un cauce más definido en torno de su demanda esencial y su protesta. Además de la casi natural tendencia que en el Distrito Federal tienen los jóvenes por las posiciones de izquierda.

Sin embargo, frente al dilema de proseguir bajo la dinámica estrictamente postelectoral marcada esencialmente por las tácticas e intereses de los partidos, o regresar a su estrategia mayor: sus propias ideas y exigencias, parece que se ha vuelto a abrir paso la corriente que postuló sus motivos originales. Esas ideas que pisaron el callo más gordo, que se convirtieron en convicción y motor de lo que debe cambiar del sistema político actual para hacer de la democracia un ejercicio no sólo cuantitativo en el que los votos se cuentan bien, sino y sobre todo, cualitativo a través de la expresión más informada, libre y libertaria del voto. Y eso, y no otra cosa, es la reforma de los medios de comunicación en relación con la democracia; reforma de la que, en efecto, Enrique Peña Nieto será su principal enemigo, porque representa el producto de esa burda colusión de los intereses monopolicos de la Televisión con los de la restauración autoritaria.

Me imagino las tensiones y pulsiones que un movimiento tan amplio y transversal a diversas instituciones y segmentos universitarios enfrenta hoy día. La complejidad de sus definiciones a través de una asamblea de voceros. La pluralidad de su consejo de universidades, con enormes asimetrías en su activismo social y su experiencia en las calles. He ahí la paradoja de su potencialidad o debilitamiento: su fuerza es la transversalidad, pero también el mayor riesgo de su dispersión, y en ésta es por donde actúan las agendas personales o parciales, vaciando de contenido los movimientos o inflándolos sólo de consignas.

Regresar a su agenda básica y a la puntería de su enfoque reformador, la enorme concentración de medios en unas cuantas manos - por cierto el más peliagudo cambio legislativo de cuantos se han propuesto en el Congreso-, aparecieron de nueva cuenta el pasado 26 de julio, cuando el Movimiento #YoSoy132 inició un bloqueo simbólico y pacífico a las instalaciones de Televisa Chapultepec para manifestarse a favor de la democratización de los medios y en contra de lo que denominaron la “imposición” de Enrique Peña Nieto.

Con esta toma simbólica el Movimiento estudiantil constituyo una de sus primeras acciones encaminada a relanzar una de sus principales demandas y motivo por el cual se constituyó: ”luchamos contra lo monopolios y oligopolios mediáticos que concentran y manipulan la información particularmente en el actual contexto electoral en donde es evidente el contubernio entre los partidos políticos y las empresa mediáticas”.

Me parece un estupendo relanzamiento, para mantener el vigor de su presencia en las calles, ese aire fresco que estrujó al sistema de partidos y demostró que no hay tal excepción mexicana en el fenómeno mundial de los indignados; ese movimiento que conmovió al tranquilo status quo, y frente al que no pocos se rasgaron las vestiduras en nombre de la civilidad, que la imaginan muy cercana o pariente de la pasividad, del adormecimiento ciudadano, uno de los logros sociales del monopolio de la Televisión.

El #cercoaTelevisa duró 24 horas y asistieron miles de jóvenes en medio de la lluvia con un entusiasmo sólo comparable con el que habitantes de otras latitudes esperaban la inauguración de los juegos olímpicos. Contraste interesante porque ni la justa olímpica parece interferir con los planes del #YoSoy132, más aún, el regreso de los estudiantes universitarios de sus vacaciones el próximo agosto pronostica que la movilización se incrementará. Han planteado en esta nueva acción que “la socialización y gestión colectiva de los medios de difusión permitirá una verdadera apertura mediática y garantizará el derecho a la información y la libertad de expresión” y aunque han extendido su programa de acción a una agenda de seis puntos por los que lucharán "más allá del proceso electoral", han colocado como el primero de ellos "La democratización de los medios de comunicación, información y difusión". También se han propuesto cambios en el modelo educativo, científico y tecnológico; en el modelo económico neoliberal; en el de seguridad nacional; fomentar una democracia participativa en vinculación con los movimientos sociales y un cambio en el modelo de salud.

Esta agenda en manos de los jóvenes es de enorme esperanza para el país. No sólo como el síntoma de la profunda insatisfacción que existe, sino el preámbulo de un movimiento de mayor envergadura que puede detonar la soterrada pero existente tensión social por la forma en que la política ha jugado a administrar los verdaderos cambios. Esto puede crecer, sobre todo entre los sectores informados de la sociedad mexicana.

La agenda para la reforma de medios tiene ya sus trazos principales en diversas iniciativas presentadas en el Congreso. La más completa y de ahí su calificativo de "integral" es la que presentamos un grupo plural tanto de diputados como de senadores en la legislatura que está por concluir, y que contempla prácticamente todas las demandas de los estudiantes del movimiento #YoSoy132.

Bajo una cuidadosa revisión para su actualización, dada la vertiginosa dinámica de cambio en el sector de la radiodifusión y las telecomunicaciones, ese proyecto es hoy la mejor plataforma de cambio legislativo que se ha propuesto con el aval de un amplio espectro de organizaciones sociales que luchan por la democratización de los medios y que incorpora entre otras preocupaciones sociales, como las del #YoSoy132, las siguientes:

1. Pluralidad y diversidad en los medios. La televisión y la radio deben dejar de ser de unos cuantos. Las frecuencias deben ser licitadas tomando en cuenta la capacidad y el profesionalismo de quienes aspiran a transmitir en tales espacios.

2. Nuevas cadenas de televisión nacional y nuevos canales regionales. La digitalización de la televisión debe abrir espacios a nuevas voces y propuestas de programación.

3. Regulación independiente y profesional. El organismo regulador para los medios y las telecomunicaciones debe dejar de estar supeditado al gobierno y tendrá autonomía respecto de cualquier interés empresarial o político.

4. Aliento a la producción independiente. En la programación de radio y televisión habrá espacio para empresas e instituciones productoras distintas a las que ahora acaparan a esos medios.

5. Auténticos medios públicos. Los medios financiados con dinero de nuestros impuestos deben ser autónomos respecto del gobierno federal y de los gobiernos estatales. Habrá un sistema nacional de medios públicos capaz de competir con las cadenas privadas.

6. Contenidos de calidad. Nuevos canales, productores independientes y medios públicos sólidos, serán fuente de competencia y, así, de calidad en la programación de los medios electrónicos.

7. La publicidad en los medios electrónicos dejará de engañar a la gente. Los anuncios de “productos milagro” estarán definitivamente erradicados.

8. Contenidos completos. Estará prohibido sobreponer anuncios durante la transmisión de eventos deportivos o culturales, así como alterar su duración para engrosarla con anuncios comerciales. Tampoco será permitido recortar las obras cinematográficas.

9. Tarifas justas. Los servicios de telefonía y de televisión de paga tendrán que bajar de precio para equipararse con las tarifas que pagan usuarios en otros países.

10. Internet barato y de calidad. La velocidad y calidad de las conexiones para Internet deben mejorar sustancialmente. Debe haber enlaces gratuitos en comunidades marginadas, centros de enseñanza y otras áreas especialmente sensibles a la marginación digital.

11. Derechos de las audiencias. Televidentes y radioescuchas, tienen derecho a ser atendidos por los medios de comunicación. Debe haber cauces expeditos para el derecho de réplica.

POSDATA: Tal vez por el exceso de confianza o por pura envidia, aquellos que se destacan o brindan buenos ejemplos o consejos entre los suyos, no tienen la suerte de ser escuchados. Esta sería una de las interpretaciones del "Nadie es profeta en su tierra", la que a su vez surge de La Biblia que pone en boca de Jesús: “De cierto os digo, que ningún profeta es aceptado en su propia tierra” (Lucas 4:24).

Hace ya más de tres años, el Senado de la República, regateó a Emilio Alvarez Icaza el mérito indiscutible, y entre todas las propuestas la mejor, de su trayectoria en la promoción y defensa de los derechos humanos al no elegirlo como Ombudsman Nacional. No fue aceptado en su propia tierra. Lo paradójico es que esa circunstancia le permite hoy recibir una distinción muy importante en el ámbito internacional: ha sido escogido como el nuevo secretario técnico de la Comisión Inter-americana de Derechos Humanos, con sede en Washington, D.C., por lo que desde este espacio le envío un fraternal abrazo, con la seguridad que tendrá el éxito que merece.