El infierno de María, abusada, amenazada, esclavizada

**Escapó de sus captores, pero amenazaron con matar a su familia. Atemorizada, volvió al lado de sus victimarios. Hasta ahora, nada se sabe de su paradero.


El infierno de María, abusada, amenazada, esclavizada

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2013, 21:58 pm

Chihuahua, Chih.- María fue privada de su libertad hace más de tres años. Durante su cautiverio, fue víctima de abuso sexual y posteriormente sus captores la obligaron a tener relaciones sexuales con los integrantes de un grupo delictivo que le “echó el ojo”.

Un día, en un descuido de sus secuestradores, huyó del lugar donde la mantenían cautiva y se reencontró con su familia.

Días después, la mujer recibió un mensaje amenazante en su teléfono celular. Sus captores le advirtieron que si no regresaba,irían por su hermana y por toda su familia.

Atemorizada, la mujer volvió al lado de sus victimarios. Hasta ahora, nada se sabe de su paradero. Nunca mencionó el sitio donde había estado.

En la misma franja fronteriza de Chihuahua, otra mujer logró huir de la “pesadilla” a la que estuvo sometida durante meses y denunció a su pareja, líder del grupo delictivo dedicado a la trata de personas.

Había adolescentes y adultas, denunció después. Ella era la encargada de alimentarlas, pero no soportó más los tratos denigrantes. Contó que cada una de las mujeres raptadas y reclutadas era obligada a tener de 30 a 40 encuentros sexuales diarios.

Igual que María, ella acudió al Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm), donde le brindaron apoyo. Su caso fue denunciado ante la Fiscalía Especial para Delitos de Violencia contra Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra). Después de eso, nunca más regresó a su tierra natal.

En agosto de 2011 dos hermanas fueron privadas de la libertad en San Juanito, municipio de Bocoyna. Semanas más tarde se descubrió que integrantes del grupo delictivo “La Línea” las llevaron a un “centro de concentración” para abusar de ellas. Los padres interpusieron la denuncia por desaparición.

Norma Ledesma Ortega, presidenta de la asociación Justicia para Nuestras Hijas, tomó el caso de Nancy y Daisy Caraveo, originarias de Bahuichivo y empleadas de la Conasupo del pueblo. Después de un mes, el expediente estaba intacto.

Ledesma exigió hacer rastreos en una zona señalada por un delincuente –detenido por otro delito– como el lugar donde las hermanas (de 20 y 26 años de edad) habían sido enterradas.

Ledesma Ortega advirtió a las autoridades que los grupos delictivos asentados en la sierra habían creado “campos de concentración”donde mantenían cautivas a las mujeres de la región.

“Las están reclutando”, alertó,mientras Nancy y Daisy eran buscadas. En una bodega con armas y diversos objetosencontraron las credenciales de elector de las ambas.

Antes de que se hicieran evidentes los casos de trata de personas en esta capital, en Ciudad Juárez ese “infierno” ya llevaba tiempo.

Dos años antes de que iniciara la guerra contra el narcotráfico impulsada por Felipe Calderón, elexsubjefe del Departamento de Averiguaciones Previas de Ciudad Juárez, Héctor Armando Lastra Muñoz, fue señalado como el operador de una red de explotación sexual de menores de edad.

La entonces comisionada para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres en esa localidad, Guadalupe Mortín Otero, pidió una investigación a fondo.

En marzo de 2004, el juez primero de lo penal, Arnulfo Arrellanes, dictó auto de formal prisión Lastra Muñoz por los delitos de lenocinio y contra la correcta formación de menores.

El exsubjefe y coordinador operativo de los 159 agentes del Ministerio Público comisionados en Ciudad Juárez abandonó horas después el Centro de Readaptación Social (Cereso) tras depositar una fianza de 300 mil pesos, fijada por el juzgado primero de lo penal.

Lastra Muñoz se declaró inocente cuando rindió su declaración preparatoria ante el juez Arnulfo Arrellanes, y dijo no conocer a dos de las cuatro jovencitas involucradas en el caso. Además, pidió acogerse a la libertad caucional.

Expresó que las declaraciones de la joven Mayra Janneth Mejía Romero en su contra eran fantasiosas, y aseguró que tenía cuatro meses de conocerla. Además, añadió que fue ella quien le presentó a Karla Alexandra Vargas Ortiz como su prima y reiteró que no conocía a las otras dos menores que lo acusaron de contratarlas para prostituirse.