El horror nuestro de cada día (291)

LA LLORONA DE MEOQUI, HERMOSA Y SENSUAL


El horror nuestro de cada día (291)

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2017, 16:00 pm

Por Froilán Meza Rivera

Cuentan que en Meoqui también aparece la Llorona; siempre a media noche. Quienes aseguran haberla visto y han sobrevivido para contarlo, afirman que es una mujer muy hermosa, sensual, que atrae a los hombres jóvenes para seducirlos y robarles el alma.

La historia la recogió Homero Adame, aunqu4 existen varias versiones en Meoqui. Pero lo que distingue a la Llorona de Meoqui de otras lloronas de otros lados, es que aquí tiene nombre, y según los meoquenses, se trata de una lugareña que vivió aquí hace muchísimos años. Se llamaba Catarina.

Se dice que Catarina era una mujer casada con un tipo gris y taciturno, un hombre apocado que no le daba la atención debida a una dama joven y guapa. Ella se sabía bonita, y más, porque varios hombres empezaron a cortejarla.

Ella, sin embargo, se resistía a caer en brazos ajenos, y era fiel a su esposo y a sus dos hijos gemelos, porque decía que su máximo anhelo era que crecieran dentro de un seno familiar estable.

Pero... un mal día, Catarina fue víctima de la lujuria de un hombre que, con base en promesas y en un acoso que se hizo insoportable, logró seducirla. Ahí comenzó la perdición de ella.

Catarina se enamoró de aquel hombre que le exaltaba su pasión, y el pensamiento del divorcio pasó por ella y hasta lo tomó muy en serio como posibilidad. Pero el otro no la amaba, y luego de haberse aburrido de su conquista, dejó de hablarle e incluso se fue del pueblo por un tiempo. Quiso la mala suerte que el esposo se enterara de la infidelidad, y reclamó entonces a Catarina por su comportamiento.

Ella, en vez de sentirse avergonzada, cogió un machete y mató a su marido; después, lo enterró en el solar de su casa. Como sus dos hijos habían sido testigos del asesinato, los llevó al río San Pedro y les dio muerte también, ahogándolos. Cuando la policía encontró los cadáveres, Catarina ya había perdido la razón y a nadie se le ocurrió culparla por el crimen, el cual se le achacó al esposo porque, pensaron las autoridades, el hombre debía ser culpable, y su súbita desaparición se interpretó como una huida.

A partir de entonces, Catarina se convirtió en prostituta. Como seguía siendo una mujer muy bella y atractiva, muchos hombres la buscaban para saciar su lujuria. Por esos años de la tercera década del siglo Veinte, se rumoraba en Meoqui que alguien asesinaba a los jóvenes en las noches en que se escuchaba el aterrador grito de la Llorona.

En cierta ocasión, regresó al pueblo aquel amante traidor, y después de haber tomado varias copas en la cantina se fue caminando a su hogar. En la calle se encontró con una mujer que al principio no reconoció, pero que al verla bien, se dio cuenta de que se trataba de Catarina.

Olvidando su propio comportamiento hacia ella, él insistió en invitarla a un paraje oscuro para hacerle el amor. Ella fingió que se hacía rogar, hasta que supuestamente cedió. Caminaron abrazados hasta el vado del río, donde se besaron y después bajaron hasta la orilla.

Ahí lo asesinó ella a cuchillazos en el corazón, y ahí le cercenó los genitales. Años pasaron años, hasta que Catarina murió. Rodeada como quedó de un aura de muerte y misterio, nadie fue a su entierro, excepto el sacerdote y el sepulturero.

Ahí empezó la historia de la Llorona de Meoqui, aunque ya para entonces la gente decía que de vez en cuando se escuchaba su lamento.

En la actualidad, todavía no falta quien diga que, cuando se oye el grito de la Llorona, significa que habrá una muerte. Al amanecer, en efecto, se encuentran a un joven muerto junto al río, y la gente cree que es el ánima de Catarina que sigue cobrando venganza.