El horror nuestro de cada día (CXVII)

SE LO TRAGARON LAS PROFUNDIDADES


El horror nuestro de cada día (CXVII)

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2011, 21:44 pm

Aldama, Chih.— Luis Fernando no pudo conservar a flote a su compañerito, y éste se precipitó hacia el fondo, donde según las creencias de la gente, habita aquel misterioso y pavoroso ser, mitad hombre y mitad rana, con branquias que le permiten sumergirse por días completos.

El muchacho se le había prendido del cuello a su amigo y trató inútilmente de encaramarse en su espalda, pero la desesperación por no ahogarse en las aguas frías y oscuras, lo hizo manotear y patalear. Luis Fernando se quiso morir cuando vio desaparecer a Javier Manuel entre el verde oscuro del agua enlamada, y sintió que él mismo debió haber corrido la misma suerte. La expresión aterrorizada del ahogado, con su boca abierta en busca de aire y los ojos que se le abrieron como pelotas, se le quedó grabada desde entonces, y dicen que esa escena puebla sus pesadillas en las noches, cuando despierta empapado en frío sudor y gritando por Javier.

A las 4 y media de la tarde, la desgracia se aposentó en aquella bandada de pequeñuelos, con la pérdida de su amigo en el abismo donde mora aquel terrible monstruo de las profundidades. El “monstruo de la laguna verde”, leyenda que los lugareños pidieron prestada de las tradiciones sudamericanas y que fue llevada al cine en una cinta de los años cincuenta (“La Criatura de la Laguna Negra”), tomó cuerpo aquí en Aldama a raíz de varios sucesos previos.

Fue una tarde de verano cuando una familia que paseaba por el cerrito donde está la laguna, vio una sombra que movía el follaje en la orilla y que se perdió entre el agua. En otra ocasión, un par de chiquillos en plan de vagancia por las inmediaciones, se topó de frente en la orilla del estanque con lo que describieron después a la policía como un hombre barbado, desnudo y de cuerpo escamoso, que contaba con extremidades terminadas en dedos palmeados, como los patos.

Desde entonces, sólo uno que otro pescador furtivo se atrevió a echar sus sedales en estas aguas ricas en peces.

Los hechos de este relato ocurrieron a las 4:30 de la tarde de ese 24 de septiembre, cuando el grupo de seis niños, quienes vivían en la Casa Hogar Lirio de los Valles, a 4 kilómetros de Aldama, se escaparon de las instalaciones a la hora del baño. Los menores aprovecharon el ajetreo para emprender una aventura de exploración en la laguna. Una vez allá, se metieron a nadar en este estanque que tiene 300 metros de extensión, 150 de ancho y unos 21 metros su parte más profunda.

En el lugar había una especie de balsa abandonada que habían construido con madera y a la que cuatro tambos sostuvieron a flote durante muchos años. La balsa resultó inservible, por cuanto los barriles metálicos estaban corroídos y agujerados, pero así y todo, la abordaron los chamacos y partieron hacia el centro del estanque. Iban en pos de la épica aventura de navegar por las verdes y profundas aguas rodeadas de álamos y de sauces. El remanso, sin embargo, resultó traicionero, y la ley de la gravedad cobró su cuota cuando el “barco” se empezó a hundir de un lado.

La catástrofe fue inmediata y arrastró a todos, pero lo más grave fue que Javier, Manuel y Nicolás no sabían nadar.

El “monstruo de la laguna verde” cobró así su primera víctima fatal.