El futuro político del estado, en manos de “dos tipos de cuidado”

**Eso es lo que nos espera: dos sujetos que apenas se ven y se insultan el uno al otro, en una discusión que termina en golpes.


El futuro político del estado, en manos de “dos tipos de cuidado”

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2014, 13:23 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo,mx

A juzgar por los hechos violentos ocurridos entre dos perínclitos caballeros integrantes de la clase política juvenil del estado, ya podemos vislumbrar el futuro ominoso que le espera a la entidad en cuanto las actuales generaciones se retiren de la vida pública.

A la vergonzosa exhibición que dieron el señor Carlos Borruel Macías y el líder de las juventudes del PRI, Cristpher James Barousse, se sumó la no menos penoso alegato del fin de semana pasado, cuando unos y otros entraron una discusión pública sobre si el priista estaba o no detenido.

Vaya discusión: el uno, Borruel, decía que Barouse estaba preso, mientras que éste aseguraba que sólo se le llamó para rendir una declaración ministerial. Menuda disculpa.

Esa era la discusión: si estoy o no “en el bote”, como diría la jerga popular. Sobre eso discutían dos señores -ya ni tan jóvenes-, cuyo rostro veremos dentro de muy poco tiempo en pancartas colocadas con motivo de alguna elección estatal o federal.

Eso es lo que nos espera: dos sujetos que apenas se ven y se insultan el uno al otro, en una discusión que termina en golpes, o mejor dicho en una golpiza propinada por el dirigente juvenil del PRI al hijo del ex alcalde y ex candidato a la gubernatura del estado por el PAN, Carlos Borruel Baquera.

A ojos vistas, esa es la juventud política que está a la mano. Fuera de ellos se ve muy poco material, por desgracia.

Quienes hoy en día pasan por jóvenes—omitimos nombres, no vayamos a ofender a alguien por no ubicarlo en ese rango de edad—son personas que rebasan los 35 o 40 años de edad. Es decir, les quedan aproximadamente 25 años de vida laboral, si nos atenemos a la legislación laboral vigente.

Quiere decir, entonces, que estos jóvenes que no tienen empacho en ventilar su pleito de cantina en redes sociales son quienes, dentro de muy poco, estarán aprobando reglamentos municipales; leyes, reformas constitucionales o actos de auditoría.

Si con la actual clase política, la que se “canta tiros” en plena sesión del Congreso, ya estamos asustados ¿Cómo irán a estar las cosa cuando esta nueva generación que hasta creó una marca a partir de un símbolo ideológico asuma el poder?

La culpa no la tienen ellos; ni siquiera los dirigentes que no les dieron una correcta orientación ideológica. La culpa es de toda una sociedad que perdió el más mínimo sentido del civismo y la urbanidad. De una clase política que se acostumbró a los escándalos; a ocuparse más en salir en las portadas de las revistas de farándula o en hacer pingües negocios.

Los dejemos sueltos y en eso se convirtieron las nuevas generaciones de políticos. Esperemos que en el caminos surjan otro tipo de actores jóvenes que puedan mostrar modos y alcances más elevados que los de estos “tipos de cuidado”.