El derecho al agua potable se conquista luchando

Artículo de Antonio Escamilla Meza


El derecho al agua potable se conquista luchando

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2011, 19:12 pm

Preocupada por la situación del agua potable a nivel mundial, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) emitió la resolución 64/292 el 28 de julio del 2010 por acuerdo de su asamblea general; dice textualmente el documento:

“1. Reconoce que el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos;

2. Exhorta a los Estados y las organizaciones internacionales a que proporcionen recursos financieros y propicien el aumento de la capacidad y la transferencia de tecnología por medio de la asistencia y la cooperación internacionales, en particular a los países en desarrollo, a fin de intensificar los esfuerzos por proporcionar a toda la población un acceso económico al agua potable y el saneamiento;”

La ONU establece también que el agua potable debe ser suficiente (100 litros diarios por persona según la Organización Mundial de la Salud); saludable (libre de elementos contra la salud); aceptable (en color, olor y sabor, y con las instalaciones apropiadas); físicamente accesible (cerca del usuario); y asequible (al menor costo para el acceso y cobro del agua sobre todo para los más pobres).

Reconocer formalmente como derecho humano el derecho al agua potable y al saneamiento, expresar la voluntad de dar contenido y hacer efectivo dicho derecho, puede ser una manera de estimular a la comunidad internacional y a los gobiernos para que redoblen sus esfuerzos para satisfacer las necesidades humanas. Pero definitivamente, eso no es suficiente.

Y es que en el mundo cerca de 900 millones de seres humanos carecen de agua potable y más de 2, 600 millones de personas no tienen acceso a saneamiento básico; cada año fallecen aproximadamente 1.5 millones de niños menores de 5 años y se pierden 443 millones de días lectivos a consecuencia de enfermedades relacionadas con la falta de agua y el saneamiento. Esta situación mundial que se reproduce en cada país con sus propias cifras, sobre todo en los países subdesarrollados, es una manifestación de la tremenda desigualdad social en que vivimos.

A pesar de que formalmente ya se reconoce ese derecho al agua como un derecho humano universal, en México habitan al menos 10 millones de personas que no tienen acceso al agua potable, y en muchos casos la obtienen a través de métodos artesanales, como en escurrimientos, jagüeyes, filtraciones o incluso en charcos, como lo reconoció recientemente el director general de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), José Luis Luege Tamargo. En entrevista con EL UNIVERSAL dijo que, paradójicamente, los mexicanos más pobres son los que pagan más por el agua, principalmente aquellos sectores que subsisten en zonas urbanas, cinturones de miseria y en asentamientos irregulares.

En Chihuahua el 94.3% de las viviendas particulares tiene agua entubada según el INEGI, pero existen 51,621 viviendas que carecen del vital líquido, es decir, aproximadamente 260,000 habitantes si consideramos que en cada casa existen 5 miembros de la familia en promedio. Evidentemente dichos habitantes forman parte de los 1, 338, 000 chihuahuenses que viven en condiciones de pobreza, o ¿alguien ha visto una zona residencial sin el preciado líquido? Pero dichas cifras provienen de la oficialidad a la que tanto le gusta edulcorar la realidad; además, los datos de las viviendas con agua o sin ella en Chihuahua no consideran a las casas en construcción ni a los lotes aún baldíos próximos a habitarse y que tan solo en la zona del Ejido Ranchería Juárez en la ciudad capital, por citar un ejemplo, suman alrededor de 40 mil.

Así las cosas, en verdad hay que aplaudir a los habitantes de las colonias Granjas Cerro Grande, Secretaría de la Marina, El Divisadero, La Noria, La Soledad, Las Cruces, Los Llanos, Cuauhtémoc, La Hondonada, Vista Hermosa, Ampliación Lealtad I, Unidad Proletaria y Cerro de la Cruz, que decidieron organizarse en el Movimiento Antorchista y luchar ante las autoridades respectivas, desde el 2007 a la fecha, para conquistar su derecho al agua potable, hoy convertido en derecho humano universal; gracias a esta lucha, desde la administración pasada, encabezada en el gobierno del Estado por José Reyes Baeza Terrazas y en la junta central de agua por Miguel Ángel Jurado Márquez, se iniciaron los trabajos de introducción del vital líquido con un inversión inicial de 8 millones de pesos durante el año 2009; en el 2010 se continuaron las obras con una inversión cercana a los 35 millones de pesos y, en este año 2011, ya con la administración del licenciado César Duarte Jáquez en el gobierno estatal, del licenciado Marco Adán Quezada Martínez en la presidencia municipal y del ingeniero Heberto Villalobos en la junta Municipal de agua de Chihuahua, se logró una inversión de más de 34 millones de pesos.

Hay que aplaudir, reconocer y alentar a estos ciudadanos que decidieron organizarse porque han aprendido que muchos de los derechos que se estipulan en las diferentes leyes o declaraciones, muchas veces se convierten en letra muerta o pisoteada por las propias autoridades. Han llegado a la conclusión de que si el propio ciudadano humilde y trabajador no se alza con sus iguales, no se organiza y lucha para exigir que se respeten esos derechos, se podrán pasar años y años sin que nadie acuda en su auxilio así sea para dotarlos de un líquido que es la fuente misma de la vida.

Falta mucho por hacer en dichas colonias: falta todavía luchar porque las tomas domiciliarias y los contratos de agua sean gratuitos o cuando menos no tan onerosos para los bolsillos de los que menos tienen, hace falta continuar la lucha por la introducción del drenaje, hace falta seguir luchando porque muchos cientos de colonias y de pueblos en el Estado tengan agua potable y también alcantarillado. Por eso desde este espacio, alentamos a todos los que no tienen estos servicios a que se unan, se organicen y luchen para conquistar el derecho al agua potable y para hacer de sus viviendas espacios dignos donde sus familias vivan como seres humanos.