El camino de Antorcha

Por Antonio Escamilla Meza


El camino de Antorcha

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2015, 21:13 pm

El Movimiento Antorchista Nacional, que desde hace más de 40 años trabaja y lucha por los pobres de México, se propone hacer una revolución lo más pacífica posible pero al mismo tiempo lo más radical posible, que transforme a la sociedad mexicana desde la raíz para beneficio de todos los mexicanos sin excepción, haciendo de México una nación productiva, con una alta producción de riqueza social, pero al mismo tiempo una nación justa y equitativa con sus ciudadanos, libre y sin dependencia económica ni política respecto a las grandes potencias extranjeras. Nos proponemos transformar a nuestro país para erradicar la pobreza mediante la justa y equitativa distribución de la riqueza material.

Nuestra organización, después de la elaboración de un estudio científico de la realidad mundial y nacional, ha llegado a la conclusión de que para lograr la erradicación de la pobreza en México, se requiere la implementación integral de 4 medidas, que ni siquiera atentarían, para tranquilidad de algunos, contra la existencia de la empresa privada; estas medidas son:

a).- Lograr que todos los mexicanos en edad de trabajar tengan empleo seguro, formal, permanente.

b).- Que todos los trabajadores tengan un salario realmente remunerador que alcance suficientemente para la manutención y reproducción del trabajador y su familia. Es decir que alcance para comer bien, nutritivamente, vestirse bien, educarse, para tener una vivienda digna (espaciosa, ventilada, con agua, luz y drenaje), para curarse en caso necesario, para recrearse sanamente, etc.

c).- Que paguen más impuestos los que tengan mayores ingresos y que a los trabajadores se les exente de las cargas impositivas más onerosas.

d).- Que el gasto público se reoriente y se invierta preferentemente para abatir totalmente el rezago social de todas las comunidades y colonias marginadas, para que cuenten con todos los servicios públicos indispensables como agua, energía eléctrica, drenaje, alumbrado público, con pavimentación de calles, con parques y jardines, unidades deportivas, hospitales de alta calidad, con transporte eficiente y barato, con seguridad, etc.; e invertir cuando menos el 16% del Producto Interno Bruto (PIB) para fomentar la educación masiva de calidad y desarrollar la investigación tecnológica para formar trabajadores más capacitados y para crear patentes que mejoren el proceso del trabajo en todas las ramas de la economía para incrementar la productividad y por tanto la riqueza social, y luego distribuirla equitativamente.

Pero para lograr nuestros objetivos e implementar dichas medidas, los decretos y los cambios de personas en el poder no bastarán, hace falta que el pueblo pobre y trabajador, unido y organizado en una fuerza considerable de cuando menos 10 millones de mexicanos, y con una vanguardia comprometida con él y con una gran visión científica y de futuro, tome el poder político por la vías institucionales y democráticas ya establecidas por la Ley que nos rige a todos los mexicanos, es decir, por la Constitución Política Mexicana, y se convierta en la clase social en el gobierno, toda vez que la actual clase en el poder, la de los grandes potentados, no ha podido o no ha querido poner remedio a la terrible situación de pobreza y miseria, con todas sus secuelas que tanto daño hacen a la mayoría de este país. Cuando el pueblo trabajador organizado tome el poder en sus manos, entonces sí podrá usarse ese poder como un medio para lograr implementar las 4 medidas ya mencionadas para erradicar la pobreza en México y, por tanto, lograr un nivel de vida digno para todos, en paz y en libertad.

Para convertirnos en esa poderosa e indestructible fuerza política de masas, hace falta comprometernos en serio a trabajar todos los que ya estamos en Antorcha para convencer a cuando menos un antorchista más cada año; pero para lograr tal convencimiento hace falta que funcione la estructura de nuestra organización al 100%, es decir, hace falta que todos los organismos, desde los de dirección nacional, estatal y seccional, pasando por los plenos (que deben existir uno en cada grupo y formarlos democráticamente), círculos y grupos de masas, hagan todas las reuniones que se programen, con una buena asistencia. Hace falta que cada antorchista invite a sus familiares, a sus amigos, paisanos y vecinos para que se organicen y luchen.

Todo eso hace falta, pero también hacen falta cumplir con las tareas para lograr no sólo cantidad sino, además, una alta calidad en el trabajo antorchista. El número, para la tarea que se propone la organización es de suma importancia, pero para tener cantidad, para conservarla, aumentarla y tenerla dispuesta a dar la lucha hasta sus últimas consecuencias, cueste lo que cueste, hace falta la politización, la concientización política de clase, la antorchización de todos los organizados y aún de los que no se organizan pero que pueden recibir la influencia de nuestro Movimiento. Esto se logra con estudio, estudio y más estudio. Por eso hay que estudiar en las asambleas los volantes que redactan los dirigentes y en especial el artículo de nuestro dirigente nacional, el Maestro Aquiles Córdova Morán. Por eso también hay que organizar conferencias y eventos culturales de todo tipo para que el mensaje antorchista llegue a todos los lugares posibles. Y en todas las tribunas transmitir el mensaje de lo que Antorcha quiere para el país y de los ejemplos que ya está dando nuestra organización en municipios como Chimalhuacán, Ixtapaluca, Tecomatlán y Huitzilan de Serdán, entre otros, gobernados por antorchistas, o con los resultados del trabajo realizado por nuestros diputados federales antorchistas, quienes han conquistado la canalización de miles de millones de pesos para obras y programas que han resuelto necesidades básicas de miles de mexicanos.

Pero, además, junto con lo anterior, hace falta intensificar la lucha ante todos los niveles del gobierno (federal, estatal y municipal) por las demandas más sentidas de nuestros pueblos, centros y colonias, buscando no sólo las de carácter asistencialista sino también las de alto impacto, todas aglutinadoras. Ahí donde un gobernante se niegue en forma irracional a resolver las demandas de los antorchistas creyéndose dueño absoluto del presupuesto, cosa que ocurre con frecuencia, hay que levantarse y exigir que le den al pueblo lo que es del pueblo; ahí donde el gobernante orqueste campañas publicitarias para intentar desprestigiar a nuestra lucha y a nuestros dirigentes mediante calumnias o intente reprimirnos hay que levantarse como un solo hombre para protestar y ganar la batalla; porque la lucha educa y une a quienes la libran y, al final, también logra aglutinar a más ciudadanos que se dan cuenta de la honestidad, del espíritu consecuente, de la inteligencia y valentía de quienes dirigen al antorchismo. Cumplamos con estas tareas de organización, de educación política y de lucha para conquistar un futuro próspero y luminoso para todos los pobres de México.