El Papa llega a Cuba a posicionarsu Iglesia

La agenda de Ratzinger se centra más en consolidar el papel de la jerarquía local como actor político que en forzar cambios a corto plazo en la isla


El Papa llega a Cuba a posicionarsu Iglesia

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2012, 09:05 am

En 1998 algunos quisieron creer que la mera presencia de Karol Wojtyla en la isla podría servir de catalizador de un cambio político y social de envergadura.

Grave error. Como se demostró después, el Papa polaco se limitó a apuntalar el papel de la Iglesia Católica y a lograr algunas aperturas y concesiones en asuntos religiosos, algo a lo que no hay que restar valor pues sin duda allanó el camino del actual diálogo entre el Gobierno y la jerarquía católica, pero nada que ver con lo sucedido en Polonia una década atrás.

Catorce años después de aquel histórico viaje, nadie atribuye poderes dinamiteros a Benedicto XVI, aunque muchos confían en que su visita pueda servir para consolidar todavía más el papel de la Iglesia Católica en la sociedad cubana en estos momentos clave de su historia.

La Iglesia ha ganado espacios, sin duda, aunque la mayoría de sus demandas históricas tienen plena vigencia: la concesión de permisos para la entrada de sacerdotes y monjas extranjeros, la autorización para la construcción de nuevos templos o el acceso a la educación y a los medios masivos de comunicación, eran algunas de ellas en 1998 y lo siguen siendo hoy.

Sin embargo, hay cosas que han cambiado. El año pasado la Iglesia Católica inauguró un moderno seminario a las afueras de La Habana. También ha podido ampliar su labor asistencial y crear una escuela de negocios en colaboración con una universidad católica española, además de promover encuentros académicos y discusiones sobre el futuro de Cuba a los que ha logrado invitar a destacados pensadores del exilio, como el economista Carmelo Mesa Lago. También ha apadrinado visitas de empresarios cubano-americanos como Carlos Saladrigas, quien en 1998 se opuso al viaje de Juan Pablo II y hoy lidera el Grupo de Estudios de Cuba, que promueve el diálogo con La Habana y que el exilio se convierta en “facilitador” de la transición y no en obstáculo.

En este tiempo Raúl Castro ha dado cierto oxígeno a la economía al abrir de nuevo las puertas a la iniciativa privada —hoy el número de cuentapropistas se acerca a los 350.000, más del doble que hace 14 años—, y ha permitido además a los bancos que concedan créditos a los nuevos empresarios y autorizando a los privados la contratación de mano de obra asalariada. Se han repartido millones de hectáreas a campesinos particulares, y con Raúl Castro —que sustituyó a su hermano en 2006— se ha abierto un inédito proceso de diálogo con la Iglesia que ha permitido la excarcelación de un centenar de prisioneros políticos desde 2010.