El G-20 exige a España claridad y rapidez en el rescate de la banca

La UE busca fórmulas pero descarta la inyección directa a los bancos Bruselas estudia dar el máximo plazo a España para devolver las ayudas


El G-20 exige a España claridad y rapidez en el rescate de la banca

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2012, 11:58 am

España sí fue finalmente protagonista del G-20, al menos según la versión que la canciller alemana, Angela Merkel, ha ofrecido en una rueda de prensa. Según ha explicado Merkel, el asunto del rescate bancario a España fue objeto específico de la cumbre, donde los líderes de los países más poderosos del planeta pidieron a España claridad sobre los detalles del rescate. Todos quieren saber cómo y cuándo pedirá España esos fondos, ya que aún no se ha formalizado el rescate.

Merkel aprovechó la rueda de prensa para meter más presión a Rajoy. Aseguró que es necesario que esta solicitud española, que solo ha sido anunciada, se formalice pronto. Fue la propia Merkel quien aseguró que Rajoy contestó en la reunión a esas peticiones y señaló que "va a presentar pronto su petición". Sin embargo, la versión del Ejecutivo español, ofrecida ayer, es completamente diferente y asegura que nadie habló específicamente de España sino de los problemas de la zona euro de forma genérica.

El Gobierno español decidió no adelantar los informes de las evaluadoras sobre estado de la banca y traerlas al G-20. El Ejecutivo mantiene la fecha del 21, el jueves, para hacer públicos esos informes. Será entonces cuando, en principio, se pida formalmente el rescate, mientras Rajoy estará de viaje en Brasil.

Merkel ha sido tajante: “Se ha hablado en el G20 [de este tema]. Se ha hablado de que ahora es muy importante que haya claridad, rápidamente, sobre cómo va a ser la petición de ayuda española", indicó, informa Efe. En la cumbre, según la canciller alemana, hubo un "amplio consenso" en que España reciba la ayuda europa en el momento en que se sepa el detalle de los informes externos que se han pedido sobre la cartera crediticia de la banca española, muy expuesta a los activos tóxicos inmobiliarios.

En una prueba evidente de lo importante que es para canciller resolver el problema de España, Merkel indicó que las entidades que operan con un déficit de capital representan un "peligro" para la economía y para la estabilidad de los mercados.

El presidente francés, François Hollande, que también atendió por la mañana a la prensa de su país, echó, entre tanta tensión, una mano a España. “Es inaceptable que países que hacen los esfuerzos que están haciendo Italia y España tenga que pagar hasta un 7% por colocar su deuda en los mercados”, apuntó.
Evitar el contagio entre rescate y deuda

Mientras, sigue el debate sobre la fórmula del rescate de los bancos españoles, después de que Rajoy, que lo había vendido como un éxito, dijera en el plenario que había que intentar desvincular el riesgo bancario del riesgo soberano porque su vinculación se ha demostrado como “tremendamente dañina”, en una clara referencia al fracaso en los mercados del rescate de los bancos españoles.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, fue el primero en reconocer, este lunes, que había que romper el vínculo entre deuda pública y la deuda bancaria, algo que los mercados han tenido más que presente al enjuiciar de forma muy crítica la petición de rescate de la banca española. Durao Barroso planteó la necesidad de afrontar en el asunto en el debate que la Comisión quiere abrir sobre la unión bancaria en otoño. Pero también que había que buscar ya fórmulas que rebajen esa percepción negativa en el caso de la ayuda a la banca española.

Fuentes de la UE precisaron hoy en Los Cabos que eso no quiere decir que se reabra el debate sobre la inyección directa a la banca, una posibilidad a la que Alemania y otros países se cerraron en banda, y que no se contempla tampoco en la normativa de los fondos de rescate europeos. “Se computa como deuda pública sí o sí”, añadió un alto funcionario de la Comisión.

Desde el anuncio del rescate a la banca, los mercados castigan la deuda pública española ante la evidencia de que la ayuda, canalizada por el fondo estatal (FROB) puede suponer elevar el nivel de deuda hasta el 90% del PIB. Bruselas y Madrid consideran ese nivel manejable; por lo visto en la prima de riesgo los inversores creen que ese nivel es mucho más exigente en una economía que no crece, con una tasa de paro en el 25% y altos niveles de deuda privada.
La mejor fórmula para el rescate

Entre las fórmulas que maneja la Comisión está alargar al máximo el plazo del crédito, para evitar que los inversores crean que España puede tener problemas para refinanciar la deuda en el corto plazo. Y Bruselas quiere mantener vivo el debate sobre qué fondo utilizar, si el temporal, que no tiene el estatus de acreedor prioritario, o el permanente, que entrará en vigor a partir de julio, y que sí tienen esa condición. Para los inversores privados esta segunda opción es peor, ya que les relega en el orden de cobro si España no fuese capaz en algún momento de devolver toda la deuda. Una percepción que se ha instalado en los mercados, pese a que el Gobierno español introdujo una reforma constitucional que da prioridad absoluta al pago de esta deuda, un blindaje con pocos precedentes en la normativa europea.

Los altos funcionarios de la Comisión, en sintonía con el mensaje del Gobierno español, se mostraron convencidos de que con estas medidas –que se debatirán solo cuando España haga la petición oficial de ayuda-, los inversores podrán tener una información más completa de cómo se aplicará el rescate y rebajaran su castigo a la deuda española, que consideran injustificado.

También insistieron en que el debate sobre cómo eliminar el vínculo entre deuda pública y deuda financiera no tendrá una repercusión directa en el actual rescate de la banca española, que ese discusión —que Alemania no ve con buenos ojos— se deja para el futuro, dentro del proceso para fomentar la integración bancaria. Y que ese fue también el sentido de las palabras que pronunció ayer Rajoy ante el plenario del G-20