Devoraron ejidos, los nuevos terratenientes

**Los nuevos latifundistas son: José Luis Franco Rodríguez, Carlos Orozco y Rubén Aguilar **"Boom" urbano al norte de la ciudad favorece a un pequeño grupo de empresarios


Devoraron ejidos, los nuevos terratenientes

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2012, 20:57 pm

Por Froilán Meza Rivera

Chihuahua, Chih.- Herederas de los antiguos terratenientes de Chihuahua, las familias de apellidos Muñoz, Terrazas, Orozco y Armendáriz, se apropiaron de la franja al oeste de la carretera Panamericana, gracias a un convenio negociado hace 20 años entre ellos y los ejidos Nombre de Dios y Francisco Villa.

Y el lado derecho de la Panamericana hasta el río Sacramento, que teóricamente es tierra ejidal, se repartió entre una nueva casta de terratenientes urbanos que se beneficiaron con la desaparición de los ejidos. Destacan los nombres de José Luis Franco Rodríguez, Rubén Aguilar Jiménez y Carlos Orozco.

Las propiedades del lado oeste fueron la base para el desarrollo del nuevo poblamiento que se dirige hacia el norte de la ciudad, en el que se incluyen importantes centros comerciales, el nuevo campus universitario, maquiladoras, la Coca-cola y un sinfín de nuevos fraccionamientos, de clase media y de clase media-alta.

"Muchos no estuvimos de acuerdo, pero las negociaciones las hicieron los comisariados y nosotros nos quedamos nomás mirando cómo nos quitaban la tierra", relató Ángel Lagos Cardona, ejidatario de Francisco Villa y Quintas Carolinas.

Según Lagos Cardona, el terrateniente Carlos Orozco, él solo, compró la mitad del ex ejido Francisco Villa, y le compró tierras de medio Sacramento a Jorge Muñoz Terrazas, sobrino de Luis Terrazas.

EL CONVENIO, ARRANQUE DE LA URBANIZACIÓN

El problema se originó a partir de los constantes diferendos de límites de tierras entre los nietos de los Terrazas, los Orozco, los Muñoz y otras familias a las que los gobiernos revolucionarios expropiaron parte de sus latifundios.

Lo que los terratenientes planteaban era un arreglo muy simplista, que se convirtió finalmente en un arreglo de ambas partes: A nosotros nos dejan los terrenos que están a la izquierda de la carretera, incluidos los cerros, para que paste nuestro ganado; y a ustedes, ejidatarios, les queda el lado derecho, hasta la franja federal del río Sacramento.

El convenio empezó a negociarse en 1974 y concluyó entre 1984 y 1985, recordó Lagos Cardona.
¿Cuáles fueron las consecuencias del convenio?

Para fines prácticos, los ejidos que bordean a la mancha urbana al norte ya desaparecieron, devorados por los fraccionamientos que hoy en día llegan hasta Sacramento.

El ejido Nombre de Dios ya no existe como unidad de producción agropecuaria, aunque todavía funciona como oficina de venta de lotes urbanos.

En lo que toca al ejido Francisco Villa y Quintas Carolinas, éste se convirtió primero, hace ya más de 25 años, en colonia agrícola, y en la actualidad es una dotación de lotes urbanos y semiurbanos en continua venta y fraccionamiento.

El ejido Sacramento, por su parte, ya está convertido en una serie de zonas de granjas y fraccionamientos semiurbanos.

"Ya se están vendiendo lotes incluso en la Ex Hacienda de Encinillas", aseguró don Ángel Lagos, quien considera ese lugar como el más nuevo enclave de la especulación urbana, aunque está muy lejano de la ciudad.

El terreno, de todos los nuevos fraccionamientos en el lado izquierdo de la carretera Panamericana, a partir del Periférico de la Juventud y hacia el norte de la ciudad -incluido el predio donde se construyó el nuevo campus universitario-, tiene este origen.

El crecimiento de la ciudad tuvo que pasar necesariamente por encima de los ejidos. Cuando la mancha urbana se empezó a extender más al norte de Santo Niño, a mediados de los años 40, el ejido de Nombre de Dios llegaba hasta lo que hoy es la avenida de Las Américas y englobaba a la actual colonia Granjas.

Ese fue un primer round perdido para los ejidatarios.

¿A TÍTULO GRATUITO?

Compradores de terrenos en Granjas El Valle no se explican por qué sus cartas de posesión están firmadas por un individuo que se llama igual -con los dos nombres de pila y los dos apellidos- que el ex rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh), José Luis Franco Rodríguez.

La explicación está en el Registro Público de la Propiedad: En marzo de 1996, el ex rector compró en mil 216 pesos los lotes urbanos 1, 2, 3, 4, 5 y 6 de la manzana 612 de Granjas El Valle II Etapa. Y los lotes 1 y 2 de la manzana 601.

Pero ese mismo mes y año, el presidente del Comité del Complejo Urbano Granjas El Valle, Armando René Cardona Segovia, transmitió, a título gratuito, el lote 1 de la manzana 57, manifestado en un valor de 14 mil 683 pesos a José Luis Franco Rodríguez.

Y el 21 de junio de 1996, el mismo Armando René "transmitió", otra vez, "a título gratuito" otro lote, el número 3 de la manzana 563, al mismo José Luis.

Y en operación por separado, pero también en junio de ese mismo 1996, Armando René Cardona Segovia, volvió a "regalar" más tierra al ahora ex rector de la UACh: los lotes números 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 10 de la manzana número 18 de Granjas El Valle I Etapa.

Otros muchos lotes de éstos posee y ha comercializado el ex rector, quien ha llegado a ser uno de los principales propietarios de los lotes de granjas -ahora ya son urbanos- de la colonia México.

Tan sólo en el Registro Público de la Propiedad se le pueden contar al ex rector de la Universidad 22 predios en la colonia México y Nombre de Dios, que suman alrededor de 290 hectáreas (solamente unos 2 millones 900 mil metros cuadrados).

El ex rector posee también lotes urbanos en Las Granjas, en San Felipe, en la colonia Burocrática, en el fraccionamiento San Francisco, en la colonia Progreso, en el fraccionamiento Loma Dorada, etcétera.

Curiosamente, en la colonia Laderas, y en la colonia México, los comisionados le volvieron a otorgar a José Luis Franco terrenos "a título gratuito". El director del Instituto de la Vivienda (IVI), Leandro Luján Peña en abril de 1996, le vendió a Franco un terreno de 137 metros cuadrados (catalogado como "reserva territorial") en la colonia Laderas.

NUEVOS TERRATENIENTES

El líder del Partido del Trabajo (PT) en el estado, Rubén Aguilar, es propietario formal y registrado públicamente, de numerosos predios no sólo en la franja derecha de la carretera, sino en el centro de la ciudad y en el sur, como en Róbinson.

Rubén Aguilar Jiménez posee también más de 15 pedazos de tierra, de todos tamaños, en la zona de la Quinta Carolina y alrededores, sin contar con sus lotes de las colonias Villa y Nuevo Triunfo, entre otras, en el norte.

Por otra parte, los nietos y demás descendientes de los dueños de la tierra de fines del siglo XIX y principios del XX, son dueños actualmente de muchas de las viejas posesiones de los abuelos, tal vez en mucho menos cantidad, pero de un valor superior por su calidad de terrenos urbanos de primera.

Carlos Orozco Armendáriz y otros miembros de su familia, por ejemplo, tienen propiedades en el sector de la Quinta Carolina, en Labor de Terrazas, en Campestre del Bosque, en el llamado Baldío Juan Terrazas, en Campestre Las Alamedas, en Estación Terrazas, en Rincón del Lago, San Pablo y Quintas del Sol.

Los Muñoz Terrazas, que son Alfredo, Ana María, Antonio, Consuelo Teresa Muñoz Terrazas de Madero, Hortensia, Ignacio, Jorge Luis, Juan Francisco, Leonor, Manuela, María y Rosa María, tienen propiedades en:

 Baldío Juan Terrazas, Club Campestre, Ferroviaria del Norte, Campestre Las Carolinas, Quintas Carolinas, Labor de Dolores, San Juan, Parques de San Felipe, Rincón de las Lomas, Parque Industrial Supra I y II, José Vasconcelos, San Felipe Viejo y otras colonias y fraccionamientos.