Desolación y tristeza en despedida a víctimas de camionazo

**El escenario fue el Panteón Municipal Número 4, del Ejido Carrizalillo. (FOTOS DE FROILÁN MEZA PARA LA CRÓNICA DE CHIHUAHUA)


Desolación y tristeza en despedida a víctimas de camionazo

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2012, 20:28 pm

Por Froilán Meza Rivera

Chihuahua, Chih.- Tristeza profunda, llantos desconsolados, desolación y hasta incredulidad, fueron los sentimientos que campearon en la despedida de los cuerpos de las personas accidentadas en una carretera de Nayarit.

Del total de veinticinco fallecidos, 21 fueron atendidos en velación en el local de Funeraria Miranda de la calle Quince de Villa Juárez, por las sencillas razones de que eran vecinos de este rumbo, y miembros de familias afines. Por esas mismas razones, sus restos mortales fueron conducidos al Panteón del Carrizalillo, el número 4, tal vez el más retirado de los panteones municipales, que está lejos de la mancha urbana y en terrenos, precisamente, del Ejido Carrizalillo.

Y a los cuerpos se los llevaron en dos tandas: la primera a las 2 de la tarde, con 13 féretros, y la segunda a las 16:00 horas, con ocho.

El número, gran número de los que murieron, multiplicó el dolor, porque apenas conducían a uno a su unión con la madre tierra, en seguida el otro, y era todo un llanto amplificado, porque son familia, y porque los deudos son deudos de varias personas muy queridas.

¿Qué decir de los niños? Inocentes, tiernitos ellos, segada de tajo su vida breve, y sin remedio y de repente, ya no están con la familia, con sus primitos, con sus tíos y abuelos...

¿Y las madres de familia, trabajadoras, alegres, activas? ¿Y los padres, ejemplos de trabajo y tesón? Y los abuelitos, ya no repartirán cariño y caricias con sus nietos, y ya no serán el soporte y el referente, ni el ejemplo para los niños, porque ya no están aquí.

El dolor opacó todo: borró el calor, tapó el sudor, tapó cualquier otra sensación... a doña María le tenían que estar administrando agua para que no se deshidratara, porque ella no se acordaba de cumplir con las necesidades del cuerpo, por ejemplo.

Otro, un muchacho, quien sobrevivió al golpanazo y a las sacudidas del hierro contra los cuerpos, en estos malhadados días de muerte, no ha podido dormir casi, y durante sus cortos períodos de sueño, tiene pesadillas de cristales que se quiebran y que se le encajan en el rostro, las manos y el pecho... de gritos desgarradores, de terror extremo... es algo que él ya sabe que no se podrá arrancar de la memoria en toda su vida, algo que lo habrá de atormentar por la eternidad.

Así se vivió esta tarde en el Panteón del Carrizalillo, el Municipal nùmero 4, si a esto se le puede llamar vivir.