Descuartizan a hermanas

En Estado de México


Descuartizan a hermanas

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2012, 19:17 pm

Aún sin pavimentar, la calle Jacaranda, en Chalco, conduce a la vivienda de las hermanas Ivonne y Dolores, que sobresale de entre las demás por la ostentosidad y la imagen de la Santa Muerte en un ventanal. Ahí, dentro de la casa, donde se erigían dos altares a la Niña Blanca y al demonio, yacían regados los cuerpos desmembrados y decapitados de las mujeres.

Eran las 6:30 horas de ayer cuando don Sebastián, vecino de dicha calle, salió de su domicilio para dirigirse a la lechería. Ver el zaguán de la casa marcada con el número 14 abierto llamó su atención; sin embargo, el hombre siguió su camino.
Cuando regresó de su mandado la puerta de la vivienda, conformada por dos niveles, en la colonia Jardines, aún seguía abierta, lo que causó extrañeza. “Por qué no cerrarán”, se preguntó don Sebastián, al tiempo que se acercó para buscar una respuesta.

Parado frente a la entrada descubrió la cabeza de Ivonne, la hermana mayor de 26 años; junto a ésta un mensaje escrito sobre una cartulina, sin firma. Enseguida avisó a la policía municipal.
A unos dos metros de la testa fue localizada la pierna de la joven. Dentro de la casa, las huellas de sangre comenzaron en la sala y siguieron por las escaleras que conducen al segundo nivel. Sobre éstas, los homicidas colocaron los brazos y otra pierna de Ivonne.

Las partes del cuerpo siguieron apareciendo en una de las habitaciones. Allí, finalmente se encontró el tronco de Ivonne, pero también el cuerpo de Dolores, a quien también conocían como "La Lola".

El cadáver completo de Dolores, de 22 años, quien fue decapitada, se encontraba tirado entre el piso y recargado en la cama; su cabeza había sido colocada sobre el tocador.

Una cadena con un dije de la Santa Muerte pendía del cuello de la testa. En la boca, los homicidas le colocaron una imagen de la Niña Blanca.
Una vez que regaron los cuerpos en la casa, donde sólo se encontraban las hermanas, los agresoresprendieron fuego al colchón de una cama, así como a la sala donde se levantaba otro altar dedicado al demonio. Peritos de la entidad encontraron las armas homicidas: cuatro cuchillos cebolleros.
Don Sebastián contó que no se percató de la presencia de algún vehículo, ni tampoco escuchó gritos o ruidos extraños, hasta horas después cuando descubrió la cabeza.