Dan ejemplo de paciencia y de trabajo organizado, en Ejido Progreso

**Completaron sus entregas de materiales de autoconstrucción en este poblado del municipio de Cuauhtémoc. **Pese a los retrasos en el transporte de los paquetes de cemento, los pobladores se unieron y se solidarizaron en una cadena humana para la descarga.


Dan ejemplo de paciencia y de trabajo organizado, en Ejido Progreso

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2012, 09:46 am

Cuauhtémoc, Chih.- No se arredraron, ni porque les hicieron dar vueltas a Chihuahua a las oficinas del organismo estatal de vivienda, ni por los retrasos que se prolongaron por todo este día –mucho menos por estos últimos, que fueron el último jalón de su lucha más reciente-.

Ejidatarios y vecinos del poblado de Progreso, a casi 70 kilómetros de Cuauhtémoc y en las faldas de la sierra, concluyeron el lunes pasado un episodio de su lucha organizada. Tarde, ya oscuro, recibieron los paquetes de materiales que su organización, el Movimiento Antorchista, obtuvo a nivel estatal dentro del programa de autoconstrucción con la Comisión Estatal de Vivienda (Coesvi).

Luz Elena Enríquez Hernández, presidenta del comité antorchista de Ejido Progreso, recordó que antes de este día, ellos estuvieron yendo a las comisiones que gestionaron los paquetes de materiales.

“Muchos aquí no nos creían, pensaban que nunca obtendríamos el material, y hubo quien apostó que estos paquetes no iban a llegar”, relató Luz Elva, al tiempo que extendió sus manos hacia el tráiler donde, trepados sobre las estibas de cemento, sus compañeros varones se afanaban en las descargas.

¿De qué se trata?

A nivel de todo el estado, un primer grupo de 3 mil 797 familias humildes lograron aportar, cada una, con enormes esfuerzos, mil pesos que depositaron a una cuenta del otrora Instituto de la Vivienda (IVI, hoy Coesvi) desde el mes de mayo pasado, con la promesa de que serían beneficiados con un paquete de tres mil pesos porque el gobierno se comprometió a poner dos pesos por cada uno de los beneficiarios. Pero desde entonces y hasta principios de diciembre, los antorchistas se enfrentaron a muchos problemas, a mentiras, a un intento de inflar los precios de los materiales, hasta que, mediante protestas, negociaciones y manifestaciones, lograron que se inyectaran recursos y se pusiera orden en este programa.

“Pero mire usted, no nomás llegó el material, sino que los que no creyeron en nuestra lucha, ahora ya se están apuntando para la segunda etapa de este mismo programa”, explicó la lideresa.

En verdad, las personas se portaron aquí como verdaderos hermanos y camaradas: cuando por fin apareció el tráiler inmenso con su preciosa carga de cemento –al cabo de una espera de todo el día-, todos los hombres se unieron y se turnaron en una cadena para descargar los 30 sacos que tocaban a cada uno, multiplicados por las 24 entregas.

La descarga no les llevó ni dos horas. Con una organización perfecta, se sincronizaron las trocas y los remolques, uno de cada lado del tráiler, y se descargaba simultáneamente por ambos flancos.

Y no faltó ni un solo costal, ni se rompió ninguno.

Contentos, satisfechos porque se les cumplió uno de sus objetivos como grupo organizado, se fueron a dormir, convencidos de que lo más valioso de la jornada que terminaba, fue la unión y la solidaridad de que hicieron gala estos hombres y mujeres de bien.

“Y por cierto, la lucha de nuestro grupo no terminó hoy aquí: tenemos todo un plan de trabajo, con obras y programas de desarrollo social, y en eso estamos”, apuntó Luz Elva Enríquez.

Prueba de que su lucha no se restringe a los paquetes de materiales, es la obra, actualmente en progreso, de la pavimentación del acceso al pueblo, que obtuvieron ellos mismos, y que pronto habrá de ser concluida. Y no se trata de una obra menor.