Cuba ante la pandemia: ejemplo para México

**A partir del 18 de abril, la cantidad de cubanos que contraía la enfermedad comenzó a mostrar una tendencia a la baja, llegando a registrar seis nuevos casos el 13 de mayo y solo un caso el 24 de junio. ¿Cómo lo hicieron?


Cuba ante la pandemia: ejemplo para México

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2020, 17:19 pm

Por Ehécatl Lázaro/
Profesor-Investigador en el CEMEES
(Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales)

Cuba registró el primer caso del nuevo coronavirus el 11 de marzo, el mismo día que la Organización Mundial de la Salud declaró al covid-19 como pandemia. Se trataba de un grupo de turistas italianos provenientes de la región de Lombardía, quienes al llegar a la isla fueron atendidos y aislados con rapidez para evitar el contagio. El número de los contagiados que arribaron ya enfermos al país llegó a sumar hasta 80 antes del 27 de marzo, fecha en que se dio el primer evento de contagio local. A partir de ese momento la enfermedad comenzó a expandirse y la tasa de contagios creció de forma pronunciada, tal como ocurrió en todos los países. Había transcurrido poco más de un mes desde el primer caso de coronavirus en Cuba, cuando, el 18 de abril, la tasa de contagios llegó a su punto más alto: a partir de ese día la cantidad de cubanos que contraía la nueva enfermedad comenzó a mostrar una tendencia a la baja, llegando a registrar seis nuevos casos el 13 de mayo y solo un caso el 24 de junio. Los cubanos sí pueden decir que han domado la pandemia. ¿Cómo lo hicieron? Los factores son varios.

Quizá lo que más le ayudó al país caribeño fue la responsabilidad mostrada por su gobierno ante lo que identificó como una amenaza potencial. A diferencia de México, donde hasta la fecha el gobierno no tiene un registro fiable de los contagiados y fallecidos, y por lo tanto no sabe tampoco cómo responder ante la emergencia sanitaria, el gobierno cubano desarrolló desde mediados de enero un "Plan para la Prevención y Control del nuevo coronavirus". El proyecto consideraba una respuesta coordinada entre todos los sectores del aparato gubernamental, y su aplicación comenzó desde la primera semana de febrero, tras ser aprobado por el Consejo de Ministros. El plan comprendía la revisión meticulosa de todos los ingresos al país, el inicio de una campaña para informar al pueblo, la creación de un equipo científico para desarrollar tratamientos para la nueva enfermedad, y el establecimiento de instalaciones hospitalarias destinadas a albergar y atender a los casos positivos. El 5 de marzo, todavía sin enfermos de covid-19 en la isla, luego de analizar la evolución de la pandemia, y respondiendo al nuevo panorama internacional, el Consejo de Ministros aprobó una actualización del plan. Así, el gobierno y la sociedad cubana ya estaban preparados y sabían qué hacer desde antes de que la enfermedad arribara a la isla. Fue esta planeación lo que le permitió a Cuba enfrentar la emergencia exitosamente.

Otro factor determinante es el modelo que aplica la isla para evitar la expansión del virus. Señalaremos aquí solo algunas medidas que contrastan con lo que ocurre en México. Primero, a la población se le confinó incluso antes de que se detectara el primer contagio local, pero cuando ya existía el virus en el país. Al mismo tiempo que inició el confinamiento, miles de brigadas médicas conformadas por alrededor de 30 mil estudiantes de medicina de todo el país comenzaron a recorrer la isla haciendo visitas casa por casa para monitorear la salud de la población; a los casos sospechosos se les aplicaba la prueba, se les trasladaba a los centros de aislamiento previamente acondicionados, y en ese lugar comenzaban su tratamiento bajo estricta vigilancia. Las brigadas médicas visitan todos los domicilios todos los días, lo que les permite detectar el virus rápidamente, aislarlo y comenzar a atacarlo cuando está todavía en su fase inicial, lo que acrecienta notablemente las probabilidades de que el paciente sobreviva a la enfermedad. Es necesario mencionar que no solo los casos positivos se mantienen bajo estricta vigilancia, sino también aquellos que hayan tenido contacto con los enfermos: a los casos más sospechosos se les traslada a los campos de aislamiento durante 14 días, mientras que los otros contactos deben respetar rigurosamente el confinamiento en sus casas. Por ese motivo, cuando la isla solo tenía 800 casos activos de coronavirus, se mantenía en aislamiento a otras 10 mil personas que habían tenido contacto con los casos positivos.

Pueden añadirse otros factores que explican el éxito de Cuba en el combate a la pandemia. El desarrollo de fármacos propios que se aplicaron con buenos resultados, la organización y disciplina a la que está acostumbrada la sociedad cubana por las constantes amenazas del imperialismo y por los fenómenos meteorológicos que azotan a la isla recurrentemente, el conocimiento que tienen los médicos cubanos en el manejo de epidemias gracias a su apoyo en otros países, la planificación central para redirigir la producción nacional hacia la fabricación de mascarillas, guantes y cubrebocas, y el espíritu de sacrificio que la sociedad cubana en su conjunto ha mostrado para superar las coyunturas más difíciles de su historia reciente. Todos estos son factores que han contribuido a que Cuba tenga pocos enfermos, un gran porcentaje de casos curados, y una tasa de mortalidad envidiable hasta para los centros desarrollados del capitalismo mundial.

Es probable que haya quienes atribuyan el éxito de Cuba a su pequeña población. Este argumento es falso. Actualmente Cuba tiene alrededor de 12 millones de habitantes, una población ciertamente reducida si se le compara con países como Estados Unidos, Brasil o México. Pero puede compararse, por ejemplo, con la población de Chile (19 millones) o Ecuador (17 millones). Los dos son países cuyos sistemas sanitarios han colapsado por la pandemia, no tienen control de los contagios, y su población ha salido a las calles a exigir que sus gobiernos implementen medidas económicas que apoyen al pueblo para permitirle respetar la cuarentena. Cuba tiene menos contagiados que República Dominicana, Haití, El Salvador, Honduras, Panamá y Costa Rica, todos ellos países latinoamericanos con una población numéricamente inferior a la cubana. La respuesta eficaz de Cuba ante la contingencia obedece, fundamentalmente, a una forma de organización social despojada de las limitaciones que las aguas heladas del cálculo egoísta les imponen a las sociedades de libre mercado.

El desempeño que Cuba ha tenido frente a la pandemia es la prueba más cercana que tenemos los pueblos latinoamericanos de que es posible enfrentar la pandemia y vencer. Cuba es un país sobre el que pesa un bloqueo económico criminal que ya dura sesenta años, que tiene fuertes limitaciones económicas y tecnológicas a consecuencia del cerco imperialista, y que está aislado en el escenario internacional por las represalias que los norteamericanos han prometido a quienes le tiendan una mano amiga a la isla. Si Cuba, con todas estas condiciones, ha podido enfrentar exitosamente la contingencia sanitaria, esto es prueba suficiente para demostrar que los mexicanos también podemos lograrlo. Hace falta un gobierno que no manipule las cifras, que le hable con la verdad al pueblo, que se ponga a la altura que demandan los problemas actuales, y que actúe con responsabilidad. Es evidente que no tenemos ese gobierno y, para salvaguardar la vida y el bienestar de los mexicanos, es urgente que lo construyamos. Debemos hacerlo ya.