Crónicas de mi tierra, Chihuahua (XII)

OTRO DÍA EN LA VIDA DE ROSALBA M./ Another day


Crónicas de mi tierra, Chihuahua (XII)

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2014, 18:09 pm

Por Froilán Meza Rivera

Chihuahua.- Con los ojos enrojecidos, deshecha por dentro, Rosalba se deslizó con la espalda apoyada en el refrigerador y se derrumbó en el suelo frío, con el alma ardiéndole de dolor. El vaso de leche tibia permaneció atenazado entre sus dedos que apretó con coraje.

Su fortaleza, su aparente solidez de mujer joven independiente y liberada, su autosuficiencia, no fueron capaces de evitar que cayera en esta crisis. Supo de repente que su niño le hacía mucha falta, hoy más que nunca; la presencia de su pequeñito, de su tierno bodoquito, sería en este momento más que un consuelo.

 ¿Qué te pasa, qué tienes, Rous? -Llegó su compañera de departamento, Anamiguel, y se inclinó a estrechar a Rosalba, cara húmeda, cabello revuelto y convulsionándose en llanto. Le retiró el vaso de la mano y le recogió los mechones de pelo.

 ¡Ese desgraciado...!

 Pero quién te manda, te dije que no estaba bien que le volvieras a dar entrada, es un pirrurris pagado de sí mismo que no te merece...

Al poco tiempo, sentadas ya en el diminuto comedor, las dos amigas se animaban al calor de un Flor de Guadalupe tinto, cosecha 1998 que estuvo seis meses y medio en el fondo de la alacena a la espera de una oportunidad, que parecía nunca llegaría, de ser destapado y degustado. Alguien le regaló un día la botella y ella tuvo siempre la tentación de descorcharla, pero francamente se le hacía un desperdicio beberla sola y sin motivo de peso.

El motivo de peso ¡y vaya, de qué peso! llegó hoy, cuando Heriberto la llamó y le propuso fuera a su departamento a platicar. Aunque sabía que no podía esperar mucho de Heriberto, quiso, se impuso, mantener abierta la posibilidad de que el niño inútil y mimado de papi diera al fin visos de querer madurar. Pero la sesión, que inició con un seco beso en la mejilla, terminó en medio de reproches y amenazas por parte de él y de mesurados alegatos de defensa por parte de ella, y Rosalba abandonó el departamento con un violento portazo, y con un coraje malsano carcomiéndole la entraña.

Al filo de las tres de la mañana, una vez consumido el Flor de Guadalupe y desahogadas todas las penas, las amigas se retiraron a sus recámaras, exhaustas y listas para enfrentar otro día.

Amazonas valientes a la conquista del mundo, la siguiente mañana las encontró frescas y con energía renovada.

Cada día, ella se da un baño por la mañana, se moja el cabello,
se envuelve una toalla alrededor
Mientras se dirige al sillón de la alcoba,
Es sólo un día más.

Deslizándose dentro de las calcetas,
pisando dentro de los zapatos,
Sumergiéndose en el bolsillo de su abrigo.

Ah, es sólo un día más.

Rosalba es "solamente" una chica más, una muchacha de 22 años que ha debido madurar mientras perdía parte de su inicial inocencia e ingenuidad. Hija de campesinos de la sierra, de ascendiente indígena, Rosalba siempre se ha impuesto una presión extraordinaria porque está obsesionada con que, por la condición de su origen serrano, debería ser mejor que todos aquéllos quienes, según ella, la debieron menospreciar.

Hoy, después de una vertiginosa carrera por un camino sembrado de innumerables éxitos académicos, Rosalba es líder estudiantil universitaria y representante de los estudiantes, jefa de grupo, está a unos días de terminar su licenciatura, es profesora de preparatoria, da asesorías académicas, es madre amante de un niño de 11 meses. Hija ejemplar que toma muy en serio el papel de protectora de sus padres, a quienes se da tiempo para llenar de atenciones, Rous -así le dicen sus íntimos- está llena de amigos, más hombres que mujeres, y a todos entrega su dosis de cariño y humanidad.

En la actividad frenética que ella se ha impuesto como forma de vida, su día es el día típico de tres personas, pero juntas.

En la oficina, donde la pila de papeles crece y crece,
ella se da un respiro,
Se toma otro café y encuentra muy difícil permanecer despierta.

Es sólo un día más. Du du du du du du
Es sólo un día más. Du du du du du du
Es sólo un día más.

Rosalba representa a un sector creciente de la clase media que, emergiendo a duras penas de los estratos proletarios y campesinos, escala una posición social en el peldaño inmediato superior, pero a base de dejar literalmente la salud en el camino, a base de estudio y trabajo intensos.

Por las mañanas, mientras se arregla -su tiempo es un sorprendente récord para una mujer: 25 minutos desde que despierta hasta que, ya peinada y lista, arranca su charchina- Rosalba Mancinas se da tiempo para escuchar algo de la nueva trova: "Cuando estaba embarazada me aficioné también a la música clásica, porque se la daba a escuchar al niño, pero no me considero culta, casi no conozco de eso".

Ay. Tan triste, tan triste, algunas veces, ella se siente tan triste.

Sola, en su departamento, ella vivirá así,
Hasta que el hombre de sus sueños venga a romper el hechizo.

Ah, quédate, no estés ahí parado.

Y él viene y se queda, pero se va al día siguiente,
Tan triste.

Algunas veces ella se siente tan triste.

Ella se graduó del Colegio de Bachilleres con honores, fue el mejor promedio de su generación. Obtuvo una beca como maestra y vivió con una prima suya, casada, con dos hijas y esposo, pero la vida ahí fue insoportable, dados los celos hacia la "intrusa" por parte de la prima, quien le reprochaba -en la versión de Rosalba- hasta el aire que respiraba. Mejor suerte tuvo con un matrimonio de unos paisanos suyos, gente madura y amable que la trató como si fuera su hija durante un año y medio.

Rosalba conoció lo que es una calle de "una gran ciudad" aquí en Chihuahua cuando llegó, y tan le asustó y no le gustó el tráfico citadino ni el ambiente de premura urbana que se vivía aquí, que amenazó con regresarse a la sierra de la misma central camionera vieja.

Pero se encarreró y nadie hubo ya que pudiera pararla: Mientras estudiaba, trabajó como mesera en dos sucesivos restaurantes de comida europea ("sacaba muy buena lana") y se pudo costear algunos "lujos" impensables hasta antes de esto para la chamaquita que estaba dejando de ser. Muebles para su casa, un carrito, Rosalba traía dinero para gastar.

En tanto que envía una carta más al son del chasquido de unos dedos,
La gente se congrega a su alrededor
Y encuentra cada vez más difícil permanecer viva.

Es sólo un día más. Du du du du du du
Es sólo un día más. Du du du du du du
Es sólo un día más.

Y un buen día llegó el príncipe azul a irrumpir en la vida de Rosalba, en la forma de un guapo muchacho-buena onda, bien vestido, oloroso a Hugo for Men, bien afeitado, simpático y con dinero a su disposición. Heriberto inició una relación intensa con Rosalba, una relación que parecía ser el colmo de la felicidad: Pura diversión, besos, paseos sin fin, atenciones caballerescas, flores ocasionales, amor.

Pero aquélla fue sólo una relación superficial, ya que por la mente de Heriberto nunca pasó la intención más remota de establecer ningún compromiso serio con Rosalba, lo suyo era sólo diversión de la que no debía derivarse ninguna molestia ni obligación alguna de ningún tipo.

 ¿Embarazada? ¿Y qué quieres que yo haga? ¿Por qué no te cuidaste? -Dijo el junior desesperado ante el problema no calculado.

Y a partir del embarazo de Rosalba, ya nada fue igual. Su relación, sin base sólida ni sustento de raíz con el hijo consentido de una familia rica que nunca ha tenido la menor responsabilidad, cayó hasta lo más hondo.

Pero la vida continúa, y ella está metida en un tren de vida vertiginoso que no le da tiempo de pensar en sus desdichas, si es que las tiene. La anima el espíritu de la clase media emergente dentro de la que se colocó por propios méritos. Le anima el espíritu de superación del campesinado de donde proviene, y le anima la juventud de sus 22 años que le indica que tiene todavía mucho por vivir.

El despertar de este día le trajo la resaca del pleito con su ex novio, pero le trajo también el cúmulo de preocupaciones cotidianas, que a lo largo de la jornada no le dejarán tiempo para deprimirse ni para pensar en otra cosa.

En esta colonia Panamericana de esta ciudad de Chihuahua, éste es sólo un día más.

(Música y letra: Paul Mc Cartney / Canción: "Another Day", en el álbum "Ram", 1971. Parlophone. Traducción libre: Froilán Meza)