Crónica con el alma en un hilo

HUESOS: EL CONTACTO CON LA MUERTE


La Crónica de Chihuahua
Enero de 2011, 01:47 am

**Hallazgos de osamentas, numerosos y estremecedores.

Un encuentro con las personas que se fueron ya de este mundo, puede ser agradable si se establece a través de fotografías de ellas en vida, o si se leen cartas y otros escritos que nos dejaron. Y, dependiendo de los nervios, la muerte nos aterra a veces, o simplemente nos sorprende cuando nos encontramos con restos y vestigios de personas que ya no están.

El hallazgo de osamentas o de partes de ellas, casi siempre se presenta en terrenos baldíos, en la periferia preferentemente...

Bienvenidos al mundo de los huesos, el contacto con la muerte.

**El 7 de febrero del 2001, un matrimonio fue sorprendido con el encuentro con un muerto en la forma de la osamenta de un menor de edad. El hallazgo fue en plena zona urbana de la ciudad de Chihuahua, en unas tapias en las inmediaciones de un arroyo, en las calles 46a. y Pablo Meoqui. Vicente Ramírez y Bertha León, quienes viven a dos cuadras del lugar, reportaron el cadáver a la Policía Municipal. Esa finca era parte de una amplia propiedad que hace ya algún tiempo figuró como casa de campo y que ahora es nido de malvivientes del sector. Se trataba sin duda de una osamenta humana. Y se pudo establecer que perteneció a una niña tarahumara de unos 8 años de edad que había fallecido hacía al menos unos 7 años, según el informe de la Oficina de Servicios Periciales de la Subprocuraduría de Justicia del Estado, zona centro.

La osamenta no se encontró completa. Sólo un fémur, dos brazos y dos antebrazos, la columna vertebral y algunas costillas.

**Pero ¿cómo es el encuentro de un vivo con un muerto, en estas citas macabras?

El cuerpo flotaba boca arriba en la presa, y las aguas sólo dejaban verle parte de las facciones, con una traza de cabellos entre flotando y sumergiéndose, y el resto del cuerpo y las ropas apenas insinuándose por entre el agua. El 5 de febrero de 2002, en la rinconada que hace el caudal de la presa Chihuahua, apareció una mujer muerta. Lo que se destacó en ese momento, es que ya eran dos en menos de cinco días. Personal del Ministerio Público y rescatistas de Bomberos y de la Cruz Roja llegaron hasta donde se encuentra uno de los medidores de agua de la presa, una gran mole de cemento cilíndrica. El cadáver estaba a un costado. Se apreciaban las ropas de una persona, y usando ganchos y sogas, fue como se logró llevarla a la orilla. Las autoridades sólo indicaron que era una mujer con vestimenta casual, y según ell diagnóstico preliminar de los forenses, ya tenía más de tres días de muerta, ya que es el tiempo en que el cuerpo tiende a flotar de manera natural por los efectos que provocan los gases de la descomposición.

**El 21 de abril del 2002, unos restos de cabeza humana, cuyo origen databa de varios años atrás, y que pudieron haber sido robados de un panteón, y que al parecer fueron usados an algún rito de hechicería, se encontaron en el Cerro Grande. Las pistas dieron hacia la hechicería, porque junto a los vestigios fueron encontrados restos de cabello que no pertenecen a la osamenta, así como otra olla que contenía diversos objetos, principalmente clavos. El estado de los huesos, restos de una cabeza humana, apuntaba a que la muerte había llegado a esta persona haciá varios años, pero por el contrario, las bolsas de plástico en las que se encontraban envueltos, y las vasijas que los contenían, eran de manufactura reciente. Lo más probable, y que es algo que nunca se estableció, era que hayan sido extraídos clandestinamente de alguna tumba.

**De repente, el desafortunado descubridor de cadáveres y de restos humanos viejos, no sabe de qué se trata. Sólo después de ajustar el cerebro, le cae el veinte, como se dice, y entonces tiene tiempo de llenarse de miedo. El 10 de octubre de 2003, una persona que caminaba en el atardecer por el campo, se encontró con una osamenta de la que no supo, por cuestiones de visibilidad, si se trataba de un hombre o de una mujer. En primera instancia se especuló de que se trataba de una persona del sexo femenino, y se ubicó el lugar en las inmediaciones de una granja en el kilómetro 20 de la carretera a Casas Grandes denominada Santa Elena. Trascendió que en el lugar se encontraron prendas de vestir femeninas.

Así son los encuentros con la muerte, en los que el vivo llega a la cita con el alma en un hilo, y en los que involuntariamente se llena de pensamientos filosóficos acerca de qué es la vida, qué es la muerte, cuándo nos llega, por qué nos llega... y así se le llena el corazón de un inevitable terror que, al conocer de los detalles de las circunstancias de esta muerte en particular, puede dejar pasar a la conmiseración y aun a la ternura.