Creel, Josefina y Cordero … la sucesión en marcha

Javier Corral Jurado/ Columna Rotafolio


Creel, Josefina y Cordero … la sucesión en marcha

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2011, 19:40 pm

Esta semana se dibujó, con mucha mayor claridad, lo que será la competencia en Acción Nacional por la candidatura a la Presidencia de la República y mostró los primeros rasgos de la estrategia que cada uno de los aspirantes a suceder a Felipe Calderón pondrá en marcha en pos de conseguir la voluntad del panismo nacional. A resultas de lo que vimos, estarán en la contienda Santiago Creel, Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero y Emilio González.

Este proceso será crucial para el futuro del PAN en el poder, no sólo porque pondrá a prueba las capacidades y compromiso de gobierno de los precandidatos, su visión de futuro, sino porque de llevarse en los cauces adecuados, esto es, reglas claras, árbitro imparcial y cancha pareja, el proceso puede ser una magnífica oportunidad para explicitar y valorar los logros de diez años de alternancia política en México bajo el signo de la democracia y relanzar, por supuesto, las ofertas que debe hacer todo partido en el gobierno: qué cambiar, qué continuar, qué revisar y qué corregir.

Pero es ineludible partir de un balance real entre el México en el que el PRI ejerció el poder y se fabricaron y acumularon casi todos nuestros males presentes, y el México en el que el PAN ha tenido el Gobierno federal, sin los mecanismos de control político y sin haber tenido hasta ahora mayoría en ninguna de las dos cámaras del Congreso de la Unión. El balance es fundamental no sólo en lo económico y en términos de indicadores y parámetros de bienestar personal y social (sacar la fuerza inobjetable de la estadística frente a la diatriba y la descalificación), sino también y de manera definitiva un comparativo en lo político, en lo esencialmente estructural de la democracia. Es común que en el régimen democrático, asumidas las libertades políticas como un dato más de la cotidianidad, exista el peligro – por la misma crítica de explorar lo que falta y por lo fallado- de olvidar lo que tenemos, y de perder la conciencia del pasado de dónde venimos. Un pasado que a casi ocho millones de nuevos votantes jóvenes para el año que entra simplemente no les tocó; ese sector no conoce al PRI en el ejercicio del poder federal, que es el verdadero poder.

Por eso digo que este proceso, que prácticamente se abrió esta semana, puede darle a esos jóvenes también un referente perdido en el entramado de los demás partidos políticos: la democracia que, no obstante algunos bemoles, aún se práctica en el PAN, como una de sus mejores tradiciones y dato distintivo y distinguible frente al arreglo cupular del PRI, o la dinámica de chantaje que en el PRD hacen prevalecer los grupos sobre la decisión de sus militantes. Frente a la ya ineludible como hueca candidatura de Peña Nieto en el PRI, y de la que ha logrado hacerse de nueva cuenta mediante el amago Andrés Manuel López Obrador en el PRD, el PAN puede y debe salir de nueva cuenta al proceso externo, con la fuerza moral de su democracia interna.

Todos estos valores están inmersos en el proceso interno del PAN para escoger a su abanderado presidencial, por eso es importante hacer un análisis de sus posibilidades y de sus protagonistas y atajar desde ahora con toda claridad cualquier intento que busque descarrilarlo o cargar indebidamente los dados a favor de cualquier contendiente desde el partido o desde el gobierno, porque eso sí sería veneno puro para nuestra permanencia en el poder.

Con la aparición oficial del bloque “Unidos con Ernesto” que entregó una primera lista de 137 firmas de apoyo en torno del secretario de Hacienda Ernesto Cordero ya se hizo la primera delimitación de precandidatos que, de siete posibles pasa a cuatro, lo cual es más llevadero, y es previsible que hacia la contienda real queden sólo tres: Creel, Josefina y Cordero. La corriente partidista que apoya a Emilio González tiene más propósitos de negociación con las otras fuerzas reales que el objetivo verdadero de presentar una alternativa propia de sus enfoques ideológicos; por ese camino han conquistado posiciones muy importantes dentro del partido y con pocos votos han obtenido muchos asientos en los órganos directivos.

La abierta promoción que de sus aspiraciones colocaron en el ámbito de la opinión pública nacional Santiago Creel, Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero, puso en marcha la sucesión presidencial en el PAN, a seis meses de que inicie formalmente el proceso electoral, y a nueve de que el partido convoque formalmente a la militancia, pero con un año y medio de retraso con el que lo han hecho los otros dos principales partidos.

El destape más sonoro fue el de Ernesto Cordero, con el que se formaliza el hecho de que el equipo político más cercano al Presidente Felipe Calderón está de su lado, y ello conduce a la conclusión de que el mismo presidente y su esposa Margarita lo están. En la lista de 137 panistas que se difundió en carta abierta mediante internet, donde aparecen nombres de cuatro gobernadores, Marcos Covarrubias de Baja California Sur, Guillermo Padrés de Sonora, Rafael Moreno Valle de Puebla y Osuna Millán de Baja California, también se contemplan nombres de colaboradores de éstos dos personajes que sin su aquiescencia sería impensable que aparecieran.

El equipo gobernante tiene pues candidato, quedan en el camino personajes de gran valía como Alonso Lujambio y Javier Lozano. La opción es legítima y se vale, que los que gobiernan tengan su preferencia y busquen darle continuidad a su proyecto con cuadros a los que consideran leales o incondicionales. Cordero es el ánimo presidencial un hombre confiable, y hay que agregarle dos cualidades que a lo mejor no querrán reconocerle sus adversarios, es un profesional en su conducción de servidor público y un político serio. Por eso es el primer secretario de Hacienda de corte panista, ni más ni menos que el que rompió la transversalidad priista en esa estratégica área del sector público federal. Y lo ha hecho bien, porque es un técnico que maneja bien el tema de la economía y ese será sin duda, el filón más importante de los logros a mostrar al electorado.

Aunque su destape tuvo todo el tufo de una cargada al más puro estilo priísta, ese hecho lo colocó de inmediato en una vorágine de opinión pública que ya lo posicionó; sus propios estrategas, entre los que se encuentra la inteligencia de César Nava, reconocen que el anuncio les generó como un 30% de cometarios negativos y un 70% de positivos, según Manuel Minjares, el que aparece como responsable de la carta.

Otro hecho detonó la semi-formalidad de la sucesión presidencial. La semana abrió con una entrevista que Pascal Beltrán del Río hizo a Santiago Creel y que Excélsior destacó en su primera plana de la edición del lunes. No tiene desperdicio el diálogo, tanto por el periodista que raja la leña, como por el entrevistado que no se arredra y toma el toro por los cuernos.

Santiago Creel que aún no muestra “personalidades” en torno suyo, ha aprendido la lección de hace seis años y sabe que el primer paso y definitivo es el partido y no el presidente. Sin haber tenido el apoyo del gobierno de Vicente Fox, pero sí la abierta simpatía de éste, Creel probó lo que significa en el panismo ser identificado como candidato oficial, por la resistencia histórica del panismo a influencias externas que traten de influir su destino – otros dirán que por su larga cultura de oposición-, y supo que aún en la gloria de Fox, que contrasta con el momento actual, altos sus niveles de popularidad hasta el grado de salvar la elección misma, aquella simpatía más que bendición fue lastre.
Sus propios errores lo condujeron también a un descrédito interno.

Pero Creel ha hecho un recuento público de sus desatinos y ha propuesto un relanzamiento de la oferta de cambio en el partido; durante estos años del Senado retomó varias de las banderas más caras al ideal panista, entre ellas, el tema antimonopólico. Hasta ahora es el único que ha dicho realmente para qué quiere ser presidente y ha esbozado un diagnóstico del país, y es el único que ha hablado claramente de corregir la estrategia anti-narco, lo cual por supuesto le cuesta entre quienes actualmente tienen la responsabilidad del poder. A pesar de que sus “negativos” aún lo persiguen, sobre todo por el machaqueo que de ellos hace esencialmente Tv Azteca, Creel es el más posicionado hasta ahora dentro del partido.

Se ha dedicado a cultivarlo al PAN como ninguno de los demás, y es el que realmente ha desplegado una adhesión que a veces se vuelve corriente y a veces grupo en las estructuras del partido. Por eso, Santiago Creel, expulsado de la pantalla de la televisión desde hace más de cinco años, representa un fenómeno político interesante pues a pesar de ello, es el puntero en todas las encuestas que hasta hoy se ha dado a conocer.

Josefina Vázquez Mota es quien en poco tiempo ha crecido más que todos y se ha revelado en el panismo como el dato más novedoso, y el que sería sin duda el más fresco en una contienda afuera: su condición de mujer. Ahí se centra fundamentalmente su oferta y la de quienes esta semana salieron a decir que regresaban al partido motivados por la participación de quien ya fue decretaria de Desarrollo Social con Fox y de Educación Pública con Calderón, entre ellos, Ernesto Ruffo y Carlos Medina Plascencia, los dos primeros gobernadores que tuvo el PAN en Baja California (1989) y Guanajuato (1991).

Vázquez Mota ha desplegado en las últimas semanas una gira nacional para promover su precandidatura y ha cosechado un apoyo importante, quitándole sobre todo a Santiago Creel algunos simpatizantes. De su liderazgo habla la adhesión mayoritaria que suscitó su precandidatura entre los diputados federales que coordina. En auditorios compactos ella se mueve como pez en el agua, y conquista aplausos entusiastas aunque no necesariamente esté dotado su discurso de contenido, tiene una exposición más emocional que programática e ideológica, pienso y se lo he dicho que se cuida demasiado.

Es probable que hasta fecha, ya convencida de que no logrará ser la candidata de Felipe Calderón, se suelte un poco más y diga cosas, sepa rodearse mejor y decirnos con toda claridad para qué quiere ser Presidenta, porque claro que despierta entusiasmo que lo fuera por primera vez, una mujer.

Pienso que miles de panistas habrán de ponderar como nunca, a quien respaldar, apoyar y seguir, de qué manera comprometerse y comprometer a los precandidatos a encabezar una cruzada que se antoja la más compleja y difícil de nuestra vida política como partido porque, no habrá otra oportunidad más para consolidar nuestro proyecto político en el gobierno que el 2012, y el escenario es complejo, adverso, muy difícil. Ahora sí que en ésta, el que se equivoque, pierde.