Cooperación educativa cubana tiene una historia en México

**Hasta el municipio de Chimalhuacán, bañado por grandes lagos en época prehispánica y que hoy preside el cerro de Chimalhuachi, de gran relevancia en la comunidad, llegó la colaboración educativa de seis maestras cubanas.


Cooperación educativa cubana tiene una historia en México

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2018, 21:10 pm

Por Evelin Pompa y Orlando Oramas León/
De la corresponsalía de Prensa Latina

México (PL).- Chimalhuacán de Atenco es uno de los 125 municipios del Estado de México que se ubica en su región oriental y forma parte de la llamada zona metropolitana del Valle de México.

Hasta ese municipio mexiquense, bañado por grandes lagos en época prehispánica y que hoy preside el cerro de Chimalhuachi, de gran relevancia en la comunidad, llegó la colaboración educativa de seis maestras cubanas. El programa Mejoramiento de la Calidad Educativa (MECE) ha convocado la labor de varios grupos de pedagogas cubanas en Chimalhuacán desde el año 1995, con el objetivo de elevar los índices en la calidad de la educación y la preparación, tanto de los profesores como de los estudiantes, señala Miriam Cabrera Guerra, su coordinadora.

Recuerda que la cooperación empezó con el proyecto Alfa (Alfabetizar), con metodología desarrollada en Cuba bajo el nombre de Yo sí puedo.

Con una población de más de 614 mil habitantes, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en 2010 ese municipio tenía un índice de analfabetismo del siete por ciento y gracias a Alfa se redujo al 0.9 por ciento, lo que permitió declararlo libre de ese flagelo.

Por su importancia, se realizaron acciones con la educación preescolar por las vías institucionales y no institucionales, refiere la máster en Ciencias de la Educación Adela Gómez de la Tejera.

’Trabajamos con una guardería en el municipio y nos dimos cuenta de que la experiencia con los menores de tres años era escasa’, apunta.

Por eso consideraron ampliar la enseñanza en los primeros años de vida a través de las modalidades individual y grupal, y en colaboración con las instituciones de salud, deporte, cultura y del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia y a los Centros de Rehabilitación e Integración Social.

El asesoramiento docente se ha extendido a los 43 preescolares y a las comunidades de Chimalhuacán mediante encuentros mensuales y multidisciplinarios, dirigidos no solo a los pequeños y a los niños con capacidades diferentes, sino también a quienes se relacionan con ellos diariamente.

’Se han llevado a cabo eventos como los festivales Ya sé leer, escribir y calcular, con buena aceptación por la parte mexicana. Son experiencias de Cuba que compartimos acá para que los niños participen activamente en el proceso de aprendizaje. Las asesorías y cursos docentes también han dado sus frutos’, explica la profesora de Español-Literatura Leticia Cruzata García.

Su compatriota, Marbelis Herrera Góngora, de la especialidad de Matemática en el nivel primario, considera igualmente las estrategias del sistema educativo cubano para hacer más efectiva la enseñanza, en correspondencia con el contexto mexicano.

’Hemos fomentado la preparación de los alumnos desde cuatro áreas clave: control muscular, desarrollo del lenguaje, habilidades sensoriales y las relaciones especiales, centradas en la Matemática. Intentamos que los niños comiencen el primer grado con una preparación básica, para lo cual es imprescindible la didáctica y la metodología’.

Por su parte, la profesora de Matemática María de los Ángeles Martínez Cruz, quien labora en Secundaria y Preparatoria, confiesa que estos niveles presentan complejidades, sobre todo en los vínculos con las familias.

’Hubo que hacer un trabajo fuerte para que los padres se involucraran más con la actividad docente’. En cambio, ’la relación con las instituciones educativas ha sido muy buena porque nosotras vinimos a asesorar y a intercambiar conocimientos y experiencias con la parte mexicana. Cada vez que visitamos las clases, las evaluamos con el respeto y la ética profesional que ello implica’, asegura la especialista.

Su colega Marlene Hernández Rodríguez, de Español-Literatura, considera igualmente que la preparación ha sido recíproca porque el compartir experiencias y recomendaciones siempre ayuda.

Las maestras cubanas han puesto todo su empeño en la elevación de los índices de calidad educativa. Como afirma la coordinadora del grupo, todas aprenden de su trabajo y aplican los métodos cubanos; por ejemplo, los diagnósticos, que sirven para adecuar los planes de las asignaturas a los requerimientos de los alumnos durante el ciclo escolar.

Pero el camino del mejoramiento educativo no ha estado exento de obstáculos:

A veces nos esforzamos mucho y no logramos lo que esperamos pero ahí está el empeño de las colaboradoras cubanas, de hacer cosas todos los días y nunca rendirse, dice optimista la profesora María de los Ángeles.

En ese sentido, su compañera Adela opina que al programa MECE le quedan muchas cosas por hacer en relación con la primera infancia; retos que asumirán sus continuadores con buen desempeño en diferentes mecanismos de atención.