Como sacado de una novela de García Márquez, mujer intentó prostituir a niña de 13 años

Ahora está sujeta a proceso judicial


Como sacado de una novela de García Márquez, mujer intentó prostituir a niña de 13 años

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2013, 11:10 am

Cuauhtémoc Chih.- ERÉNDIRA ESTABA BAÑANDO a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia. La enorme mansión de argamasa lunar, extraviada en la soledad del desierto, se estremeció hasta los estribos con la primera embestida… Así empieza la historia escrita por Gabriel García Márquez, de Candida Érendira, jovencita de 14 años recién cumplidos, prostituida por su abuela en el libro La increíble y triste historia de la Candida Eréndira y su abuela la desalmada y aunque pareciera pura ficción, en buena medida esta historia es la misma que viven miles de niñas en México en general y en Chihuahua en particular.

Pero no solo son las abuelas las que las regentean y para muestra está el fallo de la audiencia de vinculación a proceso dado por un juez de garantías del distrito judicial Benito Juárez, en contra de Silvia Mireya García Benítez de 40 años de edad, por el delito de la correcta formación a los menores.

Fue el pasado 23 de febrero, cuando un grupo de policías, se fijó en Silvia Mireya y en una jovencita que traía a rastras, no rebasaba los 15 años la chamaca.

Cuando las revisaron notaron que la niña no estaba en sus cinco sentido, tal vez ni en dos, era obvio como después lo comprobarían pruebas parciales, que se encontraba bajos el influjo de drogas.

Resultó después de asegurar a la niña y detener a su madrota, que no era la madre y que a escondidas de esta, pretendía poner a la niña a “trabajar” en el oficio más antiguo del mundo.

La abuela, abanicándose en el trono, parecía ajena a su propia feria. Lo único que le interesaba era el orden en la fila de clientes que esperaban turno, y la exactitud del dinero que pagaban por adelantado para entrar con Eréndira. Cuenta el libro de García Márquez, y también en el caso de Silvia Mireya García, ella quería hacerse de dinero a costa del sufrimiento y el cuerpo de una niña, como lo hacen todos los días, cientos de personas a través de redes de pederastia, de prostitución de pornografía infantil.

Sin embargo, en esta ocasión, la suerte le sonrío a esta niña, ahora y después de ponerla a disposición del Ministerio Público, la policía integró la indagatoria y la consignaron al Juez de Garantías, ante quien la Fiscalía hizo notar el grado de peligrosidad de la detenida y el nivel de corrupción que ejerció en la menor, motivo por el que quedó en prisión preventiva.

—Abuela —sollozó—, me estoy muriendo.
La abuela le tocó la frente, y al comprobar que no tenía fiebre, trató de consolarla. —Ya no faltan más de diez militares —dijo.
Eréndira rompió a llorar con unos chillidos de animal azorado. La abuela supo entonces que había traspuesto los límites del horror, y acariciándole la cabeza la ayudó a calmarse.