¿Cómo era Huitzilan antes de Antorcha? Las palabras de James Mounsey Taggart

**Pero no hay como ir a la comprobación para tener una verdad científica. ¡Que vivan los pueblos que están unidos para luchar por su bienestar!


¿Cómo era Huitzilan antes de Antorcha? Las palabras de James Mounsey Taggart

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2015, 15:30 pm

Por Manuel Hernández Pasión
Edil de Huitzilan de Serdán

Una verdadera investigación sobre Huitzilan de Serdán encontraría que este municipio es, hoy por hoy, el único que tiene una infraestructura educativa sin parangón entre los municipios poblanos que se le comparan en tamaño de Puebla. De los pocos en los que todos los pueblos están comunicados con la cabecera municipal, con una red de energía eléctrica que abarca al total de la población, con canchas deportivas techadas en 24 de 27 que existen. Que es el municipio de la Sierra Norte con más calles pavimentadas con concreto hidráulico; en fin, y para no hacer tan larga la lista, el que puede presumir mayor inversión en obra pública los últimos 20 años -siempre comparado con municipios con similar número de habitantes.

Pero más importante todavía es que una investigación seria, con todo el rigor científico, encontraría que la esencia de este desarrollo consiste básicamente en que su gente se ha ido liberando de la explotación de los caciques, que un día llegaron pobres a una tierra rica. Dicho en otras palabras: la esencia de este desarrollo radica en que su gente, la gente trabajadora, la gente pobre, está organizada en Antorcha Campesina.

En Huitzilan de Serdán quien realmente ha logrado una mejor vida, con sus obras, con su trabajo, con su esfuerzo, con su lucha diaria, es la gente pobre, compuesta por indígenas con gran inteligencia, que sin tener la preparación de universitarios, supieron escoger el camino correcto en los tiempos difíciles de nuestro pueblo. Hombres valientes como Francisco Luna Gobierno, Ramírez Velázquez Gobierno, Sebastián Manzano Tadeo, Bartolomé Tadeo Arellano, entre muchos otros. La gran obra social que hoy conocemos como Huitzilan de Serdán ha sido el resultado del arduo trabajo de la gente pobre que se comprometió a luchar a brazo partido con sus hermanos de clase y que fueron liderados por grandes hombres formados por el Movimiento Antorchista Nacional, por el Maestro Aquiles Córdova Morán.

La obra de la organización de los pobres de México en Huitzilan existe, se puede ver y tocar, y esto nadie lo puede negar, salvo que existiera una fuerza capaz de desaparecer todo, pero también se ha demostrado que no hay fuerza más grande que la del pueblo pobre organizado.

Pero, ¿qué hay del otro lado? ¿Cuál es la obra material de los caciques de Huitzilan, que son los opositores a este gran proyecto social? Citaré, para ello, las palabras del antropólogo James Mounsey Taggart, quien hizo una investigación científica de 1968 a 1970 en Huitzilan de Serdán, de la que resultó un libro con el título Estructura de los grupos domésticos de una comunidad náhuatl de Puebla. Un investigador tan profesional que conoció la vida de los indígenas a tal grado que llegó a dominar el náhuatl. No sabemos a qué se dedica ahora y cuál es su opinión acerca de Huitzilan en la actualidad, lo que sí es un hecho es la situación que describe en su libro porque concuerda con la realidad que se vivió en ese tiempo.

“Los mestizos que llegaron a la región adquirieron grandes extensiones de tierra y numeroso ganado. Casi todos llegaron pobres a una tierra rica. La tierra es fértil y adecuada para el cultivo de café, que se inició por la década de 1920 (…) Los nuevos pobladores encontraron indígenas analfabetas e ingenuos. Los indígenas confiaban y compraban a crédito en las tiendas. Gastaban mucho para cumplir sus obligaciones religiosas y los comerciantes solían anotar en las cuentas artículos que el indio no adquiría. Los indios acostumbraban manejar sus recursos en base de subsistencia y no de dinero, así que cuando los comerciantes exigían el pago de las deudas ni los indios más ricos tenían el dinero necesario. Para pagar ofrecían o se les exigían sus títulos de propiedad de las tierras. Los indios saben lo que vale la propiedad de la tierra como factor de producción, pero creen firmemente que el éxito en la producción depende sobre todo de la suerte, para lo cual hay que propiciar a los santos mediante ritos costosos. Los mestizos, por el contrario, ven la propiedad con ojos materialistas; como un recurso que puede esgrimirse para adquirir riquezas. En los últimos 70 años de contacto, los indígenas de la cabecera y de los barrios de Xinachapan y San Miguel del Progreso han entregado el 80% de sus tierras a los mestizos que constituyen el 10% de la población”.“La gente de Huitzilan hace distinciones entre mestizos e indígenas. Hay varios términos para referirse a la población indígena: macehual, gente indígena, indios, y dos términos peyorativos: inditos y nacos. Los indios llaman a los mestizos coyot, gente de razón, y a veces, españoles. La identificación étnica tiene asociación con ciertas formas de conducta. Por regla general, los indígenas de Huitzilan hablan náhuatl dentro y fuera de casa, aunque sepan hablar castellano” (…) “Los indios no hablan castellano con los mestizos aunque muchas veces dominen el idioma. Los mestizos los humillan cuando cometen un error o no entienden una palabra dicha a media voz, apenas audible. Por lo tanto, sólo hablan castellano fuera de la comunidad o cuando están borrachos. Los indios son orgullosos y, para no exponerse a humillaciones dolorosas, hablan solamente en náhuatl. Los mestizos los tratan con desprecio y los aprovechan para toda clase de tareas ínfimas. Los indios son los recaderos, siempre los trabajadores, nunca los supervisores. Con contadas excepciones, unos y otros participan (aunque sin mezclarse) en actos públicos, tales como bailes, sociales y celebraciones religiosas”. Hasta aquí las citas.

Dicha investigación no puede calificarse de prejuiciosa, adaptada a intereses políticos de Antorcha, puesto que el autor no conoció a nuestro Movimiento, no porque no haya querido, sino que en ese tiempo el Movimiento Antorchista no había sido fundado en México. Antorcha se fundó en 1974 en Tecomatlán, Puebla, y 11 años más tarde comenzó a hacer trabajo político en Huitzilan, a invitación de un grupo de pobladores que estaban cansados de las fechorías caciquiles que Taggar narra en su libro, y de otras que por conocidas se callan: matanzas de indígenas, y una férrea y feroz represión contra quienes se atrevían a levantar la voz.

Pero el desarrollo que ha logrado Huitzilan a partir de la década de los 80, el progreso que nos ha costado sangre y mucho trabajo, no puede ocultarse con un periodicazo, como el que recientemente sufrimos a manos de un reportero de la “unidad de investigación” de unos diarios más influyentes de México. El progreso está a la vista y cualquiera lo puede venir a comprobar; cualquier investigador digno de ese nombre haría lo que hizo Taggart y le aseguro que encontraría a un pueblo que florece.Por tanto, podemos concluir que Antorcha ha hecho mucho bien a los huitziltecos, y los caciques todo lo contrario, como lo escribió el investigador de referencia. Pero no hay como ir a la comprobación para tener una verdad científica. ¡Que vivan los pueblos que están unidos para luchar por su bienestar!