Cien años de reformas constitucionales

EDITORIAL


Cien años de reformas constitucionales

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2017, 18:31 pm

El desarrollo de las leyes tiene que ver con la historia de la sociedad, que es la historia de la lucha de clases. A cien años de promulgada la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se comprueban dos leyes generales muy importantes: en primer lugar, que la superestructura jurídica tiene como función primordial proteger y conservar la estructura del edificio social, mantener éste en pie contra todos los embates de las fuerzas contrarias a su existencia y facilitar el pleno desarrollo de sus fuerzas internas; hacer realidad todo su potencial hasta alcanzar las etapas más altas en la sociedad dividida en clases.

Las formas de la conciencia social consolidan a la clase dominante, la conducen al control absoluto de la sociedad, a su hegemonía, a la posesión absoluta de la riqueza producida por la mayoría; el fenómeno se repite en todas las sociedades hasta llegar al capitalismo, régimen en que puede observarse más nítidamente el fenómeno gracias a la simplificación de sus contradicciones.

En segundo lugar, se comprueba que para frenar la tendencia de control y beneficio absoluto por parte de la clase dominante ha sido indispensable la lucha social, la pugna de intereses, la confrontación ideológica y finalmente la rebelión de las clases sojuzgadas.

Solamente así, como resultado de estos enfrentamientos, la superestructura social llega a beneficiar, al menos parcialmente, a las clases mayoritarias; las leyes, por ejemplo, comienzan a orientarse al beneficio de las grandes masas, atendiendo sus derechos, mejorando sus ingresos, haciéndoles partícipes de la riqueza social, la educación, la salud y las ventajas de la vida urbana.

Cada etapa de la historia de México enseña que toda mejoría, todo aflojamiento del yugo sobre las clases populares ha sido efecto de tremendos sacudimientos sociales, casi siempre con derramamiento de sangre.

La Guerra de Independencia, la Reforma Liberal, la Revolución Mexicana, los numerosos levantamientos locales por todo el territorio nacional desembocaron siempre en una modificación de la superestructura social que aflojó las tensiones y restauró la paz durante un tiempo, hasta que las contradicciones, la opresión de unos cuantos sobre la inmensa mayoría, causó nuevos estallidos o una conflagración nacional en la que miles de vidas fueron sacrificadas.

La Revolución Mexicana fructificó en la Constitución de 1917, un cuerpo de leyes más amplio en el que se alcanzaron niveles de justicia social nunca antes vistos; leyes agrarias, laborales, educativas, que privilegiaban el interés nacional sobre el extranjero; el interés colectivo frente al individual; el de las clases trabajadoras contra los patrones.

Este profundo cambio jurídico fue resultado de una revolución agraria y comprobó una vez más que sólo el camino de la guerra entre las clases sociales puede modificar radicalmente las condiciones generales de vida de los trabajadores.

De inmediato se impuso otra vez la primera ley social y económica arriba mencionada: la nueva estructura social tenía que ser protegida.

La nueva clase explotadora, para hacerse del poder se había convertido en clase revolucionaria; encabezó la lucha armada contra los terratenientes explotadores, liberó la mano de obra campesina, creó las condiciones para el desarrollo industrial capitalista; y “tomando en cuenta” los intereses de las mayorías que habían llevado a cabo la Revolución y la necesidad de pacificarlas por completo, legisló en su favor; pero muy pronto se dio cuenta de que las leyes aprobadas representaban un freno a su necesidad de desarrollarse vertiginosamente; las leyes favorables al pueblo tenían que reformarse, gradual pero inconteniblemente.

Pasada la última etapa de la Revolución Mexicana, del periodo de construcción de la nueva sociedad, comenzaron las reformas al cuerpo fundamental de leyes para eliminar los aspectos que beneficiaban a la mayoría de la población.

En cien años, la Constitución Política de la República Mexicana ha quedado irreconocible; su rostro está desfigurado, los derechos de las masas campesinas y obreras han sido menoscabados, los privilegios del capital extranjero se han restaurado y una nueva etapa de enfrentamientos se inicia, pero con características muy distintas a las etapas anteriores.

De cien años de reformas constitucionales en beneficio de las clases dominantes habla hoy nuestro reportaje especial.