Cibernética y lucha social

EDITORIAL


Cibernética y lucha social

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2017, 11:30 am

Son innegables las ventajas obtenidas en la comunicación entre los hombres gracias al desarrollo tecnológico y a la cibernética; pero también se ha vuelto evidente que esas ventajas no son en provecho de todos sino principalmente de la minoría propietaria del capital, la clase explotadora de todos los demás miembros de la sociedad; a la inmensa mayoría le tocó el papel de producir los aparatos necesarios para llevar a cabo la comunicación, transmisión, etcétera, y de consumirlos para realizar las ganancias de los empresarios; en lugar de beneficios, estos avances operan en contra de toda la sociedad cuando facilitan la vigilancia, el espionaje y el control en sus propios domicilios, desde las poderosas centrales de “inteligencia”, que vigilan la vida pública y privada de todos los ciudadanos.

La ciencia y la tecnología están en manos de la clase dominante y del instrumento destinado a preservar su poder, el Estado. Los avances científicos y tecnológicos se ponen, automáticamente, al servicio de la burguesía mundial, las fronteras nacionales han dejado de ser su límite de poder y se ha adueñado del planeta entero.

El avance de la ciencia sirve para reforzar los negocios, aumentar las ganancias y expandir el dominio ideológico de la clase explotadora, su poderío militar y para ejercer su control político frente a las otras potencias capitalistas; los medios de comunicación, la informática y la cibernética son un ejemplo de ello: no tienen como principal objetivo informar y comunicar a los seres humanos en general; su fin primordial es facilitar y perfeccionar el funcionamiento de las empresas capitalistas, garantizar la continuidad de su poder y aumentar la eficiencia del Estado y el control de la clase productora, el proletariado.

La producción de aparatos electrónicos, computadoras, teléfonos celulares, televisores, radios, etc. constituye una rama industrial generadora de sumas millonarias de plusvalía y, al mismo tiempo, sirve para reforzar el dominio y el control político de la sociedad mejorando el aparato de vigilancia y espionaje del Estado.

El sistema ha tratado de crear la ilusión de que los medios electrónicos están al servicio de toda la sociedad y que ésta puede usarlos libre y democráticamente para sus necesidades de comunicación y hasta para influir en las decisiones políticas, organizando movimientos ciudadanos y manifestaciones de inconformidad ante los problemas sociales que influyan en las decisiones del Estado.

Esta argucia es tan refinada, que muchos ilusos se tragan el anzuelo y creen que ha surgido una revolucionaria forma de lucha social que puede influir decisivamente sobre la realidad mediante el uso de este instrumental tecnológico; y esto fuera así de no existir una centralización absoluta de estos medios por parte del poder económico. El engaño comienza a aparecer en su verdadera dimensión ante los ojos del mundo.

Todo este instrumental se ha convertido en un medio más perfecto para vigilar, controlar y neutralizar a los luchadores sociales y a sus organizaciones políticas y así contrarrestar todo peligro sobre los intereses del poder económico, que los usa para evitar precisamente toda acción encaminada a menoscabar el dominio casi absoluto del Estado y de la clase capitalista sobre todo el planeta.

La comunicación cibernética está centralizada y las agencias imperialistas de “inteligencia” se enteran de toda la información que intercambian los usuarios de estos medios, quienes ingenuamente consideran que su operación es independiente del gobierno y de los poderosos contra los que intentan agruparse para exigir cambios a su favor.