China y Rusia, potencias emergentes

Abel Pérez Zamorano


China y Rusia, potencias emergentes

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2014, 13:42 pm

(El autor es un chihuahuense nacido en Témoris, municipio de Guazapares. Es Doctor en Desarrollo Económico por la London School of Economics, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y profesor-investigador en la División de Ciencias Económico-Administrativas de la Universidad Autónoma Chapingo)

Concluida la Guerra Fría, la confrontación de Estados Unidos y la Unión Soviética, que marcó política y económicamente al mundo durante casi toda la segunda mitad del siglo veinte, se impuso un esquema de poder unipolar. Hoy, los recientes acontecimientos globales están abriendo paso a una reestructuración global estratégica. Desde la resistencia en el Consejo de Seguridad de la ONU a la invasión de Siria, la alianza con Irán, el referéndum de Crimea y el conflicto en las provincias orientales de Ucrania, Rusia viene proyectándose con creciente vigor como una potencia global en ascenso, lo que no puede menos que recordarnos a la URSS, cuya desaparición fue calificada por Vladimir Putin como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”; y todo indica que él se ha propuesto reconstruir aquel poder, pero sobre otras bases, no como un retorno al pasado. Pero es de destacar que Rusia no va sola, sino en estrecha alianza con China, con la cual, paradójicamente, la URSS se confrontó en sus últimas décadas.

Con motivo del conflicto en Ucrania y la secuela de Siria, Rusia fue excluida del G8, y occidente, más decididamente Estados Unidos, amenaza con más sanciones no sólo diplomáticas, sino económicas; pero la cosa no parece tan fácil, tomando en cuenta la vulnerabilidad económica de Europa, que acumula una deuda de 653 mil millones de dólares con empresas rusas. La Británica British Petroleum posee el 20 por ciento de la petrolera Rosneft, principal productor ruso. Hace dos años, más de 600 compañías británicas operaban en Rusia, y agréguese a esto que procede de este país el 30 por ciento del gas que Europa consume; Alemania importa de allá el 36 por ciento. Pero las posibilidades de Rusia de aminorar el impacto de un bloqueo aumentan si consideramos sus alianzas estratégicas, como la que sostiene con los BRICS, que suman el 42 por ciento de la población mundial y un cuarto de la economía. Destaca entre ellos la India, país al que Putin agradeció su apoyo en la crisis de Crimea y con el que existen acuerdos estratégicos; por ejemplo, Rusia, el segundo exportador mundial de armas, provee a India del 75 por ciento de sus importaciones (BBC, 26 de marzo).

Pero el principal aliado es China, nación con la que Rusia tiene una relación cada vez más cercana, y que las sanciones de occidente están fortaleciendo aún más. Rusia fue el primer país que Xi Jinping visitó como presidente; también, en medio de una dura confrontación diplomática, el mandatario asistió a los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi. Por su parte, al asumir la presidencia, Vladimir Putin visitó China en su primer viaje al extranjero; este país votó abstención en el Consejo de Seguridad de la ONU ante la propuesta norteamericana de sancionar a Rusia por la anexión de Crimea, y existe entre ambos gobiernos una estrecha coordinación: el 16 de abril la BBC reportó que Serguei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores ruso, se reunió en Beijing con Xi Jinping, antes de la cumbre cuatripartita de Ginebra; en la agenda figuraba el caso de Ucrania. El año pasado fue signado un acuerdo en el que Rusia provee a China de 100 millones de toneladas de petróleo y donde se contempla la construcción bipartita de una refinería cerca de Beijing y un gasoducto entre ambos países; China invertirá 20 mil millones de dólares en carreteras, puertos y aeropuertos en Rusia: en este contexto, las inversiones del aliado en Rusia aumentarán en 400 por ciento en los próximos seis años, y se pretende alcanzar la meta de cien mil millones de dólares en comercio bilateral para el año próximo. Pero la relación económica no se ha quedado ahí, y ha derivado en una estrecha coordinación política: “El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dijo hoy que su país ampliará la cooperación con China y que se espera que las relaciones bilaterales sean un factor considerable en la política mundial. Nunca habíamos tenido relaciones con ese nivel de confianza, declaró Putin durante una conversación en vivo con ciudadanos rusos […] mencionó que los lazos entre ambas naciones afectarán de manera importante la arquitectura contemporánea de las relaciones internacionales” (Xinhua, 17 de abril de 2014). En igual sentido, el rotativo alemán Der Spiegel, citando al Diario del Pueblo, publicó que: “el acercamiento estratégico entre China y Rusia se convierte en un ancla de estabilidad global”.

Esta acción política unificada e independiente es posible únicamente sobre una base económica sólida que permita resistir las represalias, y sobre todo China la tiene en mucho mayor grado, como puede verse por lo siguiente: "China es un héroe en la reciente recesión económica. Si China no hubiera estado allí, esa recesión habría sido mucho mayor para Europa y para Estados Unidos"; así lo declaró Eric Maskin, Premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Harvard (Diario del pueblo). El 7 de marzo, el mismo medio reportó que: “China se convirtió en la mayor nación comercializadora de productos del mundo por primera vez en 2013, cuando su comercio anual de productos superó la marca de los 4 billones de dólares USA…”. Estados Unidos tiene un déficit comercial de 20,900 millones de dólares con China. Hasta octubre pasado, esta última tenía 1.3 billones de dólares en deuda de Estados Unidos (AFP), y actualmente sus reservas de divisas (3.9 billones de dólares) triplican las de Japón. Esta fortaleza se ha traducido en una creciente influencia internacional, ejemplo de lo cual es que, luego de 65 años de separación, China recién firmó un acuerdo comercial con Taiwán, negocia otro con Australia y ha signado con Alemania un convenio para operar en Frankfurt un mecanismo de compensación y liquidación para operaciones en renmibis, haciendo de esa ciudad un centro de transacciones con la moneda china.

Y algo muy importante, China consolida su economía sobre la base de un vigoroso proceso de desarrollo tecnológico: "La velocidad de la innovación es mucho más alta que en occidente", dijo Ernst Ulrich Weizsacker, co-presidente del Club de Roma […] De acuerdo con un informe difundido por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual en marzo, China se colocó en tercer sitio en el total internacional de las solicitudes de patentes del Tratado de Cooperación de Patentes, con más de 20,000 solicitudes, un alza de 15.6 por ciento al año” (Diario del pueblo, 11 de abril de 2014). En fin, Rusia y China comparten una historia similar, desde su atraso económico ya bien entrado el siglo veinte; ya después, luego de sendas revoluciones sociales en busca de un modelo económico más avanzado, ambas naciones han coincidido en un proceso económico redistributivo, pero incorporando en sus economías una base capitalista que les dé eficiencia productiva. Este modelo está dando como resultado notables éxitos económicos, y un fortalecimiento político a escala global que contribuyen a construir los equilibrios tan necesarios para salvaguardar la paz en el mundo.