Charrismo sindical: engendro del sistema

Humberto Castro


Charrismo sindical: engendro del sistema

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2012, 13:06 pm

El siguiente caso es sólo un ejemplo del prohijamiento y protección que al charrismo sindical le brinda el sistema político mexicano desde sus más altas esferas. Veamos.

Se trata de un grupo de trabajadores de PEMEX que tienen en común el contar con más de 25 años de antigüedad laborando para dicha paraestatal, sin embargo, después de tanto tiempo trabajado, continúan siendo TRANSITORIOS, es decir, eventuales. Lo grave del caso es que para la empresa los trabajadores transitorios no tienen ningún tipo de derecho, tengan la antigüedad que tengan; si son despedidos o dejan el trabajo no hay derecho a nada y si fallecen tampoco, sobre todo si sucede en horarios que no se encuentren trabajando, ni siquiera el derecho de apoyo a la familia para el funeral.

La tragedia que viven estos trabajadores es que tienen todos esos años en espera de una plaza, de una base, que les dé estabilidad en su empleo y que los haga partícipes de los derechos establecidos en el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) que rige las relaciones obrero patronales en esa empresa; plazas van y plazas vienen y nunca hay nada para ellos y, en la medida en que se van haciendo viejos, son contratados con menos frecuencia hasta dejarlos totalmente fuera de toda relación laboral.

Y ¿qué ha sucedido con las plazas que se han generado durante todo ese tiempo? Muy sencillo, dicen los afectados, puesto que es facultad del sindicato proponer a los trabajadores que deben ser contratados por la empresa, el líder sindical vende las plazas en cientos de miles de pesos, todo “por debajo del agua”, y como los trabajadores “transitorios” no tienen ese recurso, jamás llegan bases o plazas para ellos.

Pero muchos perjudicados no se han quedado cruzados de brazos, sino que, con base en la Constitución Política del País, en la Ley Federal del Trabajo y hasta en el propio CCT (que estipulan que, si persiste la materia de trabajo, un trabajador no puede permanecer eternamente transitorio o eventual), han demandado su base ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) , responsabilizando a la empresa y al sindicato para que les entreguen su plaza, o bien, que la empresa los liquide tomando en cuenta la antigüedad que tienen trabajando para Pemex. Sin embargo, han tenido que enfrentar juicios laborales que tardan hasta cinco o seis años para que la JFCA emita su laudo, pero lo peor es que dichas sentencias resultan adversas para los trabajadores y absolutorias para la empresa y el sindicato. Todo un calvario el que deben transitar los trabajadores afectados para que a final de cuentas no llegue la justicia que esperaban.

Y surge la pregunta obligada ¿es que la empresa no se da cuenta de las tranzas de los líderes sindicales? ¿no sabe qué trabajadores tiene y quién acumula más o menos antigüedad? La JFCA, por su parte, ¿no se da cuenta que después de tantos años trabajado es un abuso, una injusticia la que cometen la empresa y el sindicato al mantener como transitorios a miles de trabajadores en todo el país? Claro que se dan cuenta, pero, en mi opinión, no intervienen ni la empresa ni el Gobierno a través de la JFCA, porque ese es el premio que les dejan a los líderes charros para que sigan controlando y conteniendo el descontento de los trabajadores ante la deplorable situación en que tienen sumida a nuestra patria. Ahí están las millonarias aportaciones que PEMEX entrega al sindicato petrolero. El absolverlos equivale a decirles: ¡sigan haciendo lo mismo, al fin y al cabo, tienen la bendición y protección del Gobierno!

Pero contra lo que pudieran pensar algunos, lo cierto es que sí hay remedio para combatir al charrismo sindical y ese es la organización y la lucha de los trabajadores. ¿Ya no queremos más abusos de los charros y sus padrinos? Organízate y lucha!