Canonizarán a papas: cómo funciona la santificación

**A continuación, un breve resumen de cómo se fabrica la santidad en la Iglesia Católica Romana.


Canonizarán a papas: cómo funciona la santificación

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2014, 10:23 am

El Vaticano.- El Papa Francisco reconocerá formalmente la santidad de dos de sus predecesores, Juan XXIII, que fue cabeza de la Iglesia Católica de 1958 a 1963, y a Juan Pablo II, que lo fue desde 1978 hasta 2005.

A continuación, un breve resumen de cómo fabrica la santidad la Iglesia Católica Romana:

El proceso que puede conducir a la canonización, conocido como una "causa", habitualmente no comienza hasta cinco años después de la muerte de la persona.
En algunos casos, este periodo de cinco años puede ser omitido por un Papa si es muy evidente que la persona en consideración tuvo una vida santa.

El Papa Juan Pablo II rompió el lustro de espera por la Madre Teresa de Calcuta, que murió en 1997, y el Papa Benedicto XVI hizo lo mismo con el propio Juan Pablo II, que murió en 2005.

En los primeros años de la Iglesia, un santo podía ser declarado como tal por aclamación popular, por los cardenales o por decreto papal.

Hoy, el departamento vaticano que estudia las causas de santidad es conocido como la Congregación para las Causas de los Santos. Sus orígenes datan de 1588, pero el departamento ha sido modificado varias veces a lo largo de los años.

Después de que la Congregación acepta el nombre de la persona considerada santa, se le concede el título "Sirviente de Dios".

Si las investigaciones iniciales muestran que el candidato a la santidad vivió lo que se conoce como una vida de "virtudes heroicas", esa persona recibe el título de "Venerable".

Las Comisiones histórica y teológica en la Congregación estudian la vida de la persona, leen sus escritos y entrevistan a las personas que la conocían.
Llegado este punto, para que el procedimiento continúe se necesita un milagro.

Los milagros no son realizados por los futuros santos, sino por Dios. La Iglesia cree que, ya que la persona en cuestión está en el cielo, él o ella puede interceder ante Dios para alguien en la tierra que le ha rezado.

Un milagro es, por lo general, una curación médicamente inexplicable. Una comisión médica designada por el Vaticano determina si hay una explicación o no.

Los milagros no son necesarios si la persona fue un mártir, alguien asesinado por lo que la Iglesia llama "odio a la fe".

Si un milagro se determina para los que no eran mártires, la persona puede ser beatificada y recibir el título de "Beato".
Juan XXIII fue beatificado en 2000 y Juan Pablo II en 2011.

Un segundo, y distinto, milagro debe ocurrir después de la beatificación para proceder a la canonización.

A Juan Pablo II se le atribuyen dos milagros - la curación de una monja francesa que sufría la enfermedad de Parkinson y la curación de una mujer costarricense que tenía una aneurisma cerebral. Ambas le rezaron a él después de muerto.

Por otro lado, a Juan XXIII se le acredita tan solo un milagro - la curación de una monja italiana que sufría una enfermedad estomacal que los médicos diagnosticaron como fatal.

En el caso del Papa Juan XXIII, el Papa Francisco renunció a la exigencia de un segundo milagro, diciendo que después de más de medio siglo desde su muerte no había duda de que era un hombre santo.