Cambio de fecha electoral complicará operación de sistema educativo

**La gran mayoría de las casillas está en escuelas, y éstas tienen actividad el viernes anterior y el lunes siguiente a la jornada electoral.


Cambio de fecha electoral complicará operación de sistema educativo

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2015, 14:30 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo.mx

Lo de mover la fecha de las elecciones federales para el mes de junio, no está dando los resultados que se buscaban y, en cambio, podría complicar no sólo la operación misma del proceso, sino la de otras actividades de interés público, como la educación.

Acaso los partidos estaban tan ocupados en negociar esto y lo otro cuando reformaron la legislación en materia electoral, que no tuvieron en cuenta que el primer domingo de junio -día 7, en este caso- está dentro del calendario escolar de la Secretaría de Educación Pública, la SEP.

La gran mayoría de las casillas que se instalan en el país para recoger el voto de los ciudadanos están en escuelas, tanto públicas como privadas, las cuales tienen actividad el viernes anterior y el lunes siguiente al de la jornada electoral.

La apuesta de mover la elección, según pudimos leer en diversas declaraciones públicas, particularmente de actores del Partido Acción Nacional, era la de poner el día electoral en calendario hábil, de modo que los ciudadanos estuvieran en su lugar de residencia para esa fecha.

Si la apuesta era cambiar el día para que los ciudadanos estuvieran en su lugar de origen el día de la jornada y así pudieran ir a votar, fue mucho el gasto para tan poco resultado, pues las campañas no han prendido a nadie, como se puede constatar en los desangelados actos proselitistas de los candidatos de cualquier partido.

El hecho de que la elección se celebre en un fin de semana, y no en una temporada vacacional, no era el factor para que más de la mitad de los ciudadanos inscritos en el Listado Nominal optaran por quedarse en casa o hacer otra cosa el primer domingo del mes. Ira votar no está en la prioridad de la mitad de los ciudadanos con credencial de elector a la mano, y así lo muestran las estadísticas recientes.

Al interior de los partidos, según nos cuentan, se hacen ya cálculos de votación basados en lo poco que podrían recoger en una elección abstencionista al extremo. Ya se hacen cuentas de los votos que podrían recoger mediante la estructura propia o bien, la reducción que le pueden causar al partido contrincante con campañas de desprestigio.

Se espera poca afluencia de votantes, en pocas palabras. El cambio de día no modificó nada en el ánimo de los ciudadanos con credencial de elector y, en cambio, podría causar molestias, en el menor de los casos, a estudiantes y maestros de las escuelas donde se instalarán casillas.

Lo que hacía falta para motivar a los electores no era mover fechas, sino la tónica de las campañas. Motivar al voto para elegir a un miembro del Congreso de la Unión, que como individuo se disolverá en el océano de los 500 diputados federales que integran la Cámara baja de México, se antoja difícil. Lo mejor que pudieron hacer fue mover las fechas para que todas las elecciones se celebren el mismo año, de modo que los ciudadanos acudan a votar sólo una vez cada tres años. Acaso con menos fatiga electoral, menos disgusto causado por el gasto excesivo en campañas y más tiempo para reflexionar sobre por quién votar, se podría atraer más electores.