Batalla villista contra el dispendio

Javier Corral Jurado / Columna Rotafolio


Batalla villista contra el dispendio

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2013, 23:08 pm

A Cinthia Aideé Chavira, manifestante.

Aun cuando al general Francisco Villa le gustaba Parral “hasta para morir”, se hizo construir en la capital del Estado de Chihuahua, cuando fue gobernador provisional en 1914, su cripta. Un auténtico mausoleo de proporciones grandes, materiales finos y elegantes, acabados artísticos que contrasta con la biografía y causa del hombre que encabezó a la División del Norte, y por la que la Revolución de 1910 fue victoriosa. La cripta es subterránea y cuenta con una capilla exterior. Aunque suntuoso y suntuario para quien estaba destinado, es de una belleza singular y nada le pide a las criptas del Panteón de la Recoleta en Buenos Aires, donde descansa Doña Eva Perón, a la que este chihuahuense que escribe le llevó una flor.

En el antiguo Panteón de Nuestra Señora de Regla que aposentó los restos mortales de ilustres chihuahuenses hasta finales del siglo XIX, mediante autorización especial, Villa se apartó un lugar en 1914. Nunca lo ocupó pues tras la emboscada en la que fue cobardemente asesinado en Parral, y una vez expuesto su cuerpo en el hotel Hidalgo de esa capital mundial, se depositaron sus restos en el Panteón de Dolores, de donde fueron exhumados en 1976 para ser trasladados a las criptas del Monumento a la Revolución, empresa en la que se embarcó con devoción Oscar W. Ching Vega, periodista con quien compartí amistad y tareas reporteriles en mi infancia. El traslado de los restos de Villa a la Ciudad de México le quitó por cierto algo de vigencia pero no gracia a uno de los corridos más hermosos que existen sobre el Centauro del Norte: “La Tumba de Villa” que en la parte medular que me interesa dice así:

“Cuantos jilgueros y cenzontles veo pasar,
Pero qué triste cantan esas avecillas
Van a Chihuahua a llorar sobre Parral
Donde descansa el general Francisco Villa
Lloran al ver, aquella tumba
Donde descansa para siempre el general,
Sin un clavel, sin flor alguna
Sólo hojas secas que le ofrece el vendaval”.

Los restos de Villa descansan en el Distrito Federal, y en Chihuahua relativo a su muerte sólo quedan elementos materiales y otros recreativos del momento en que la banda de sicarios encabezados por Melitón Lozoya ejecuta la emboscada en Parral. En la Quinta Luz –hoy Museo de la Revolución–, donde vivió doña Luz Corral desde que se casó con el general y hasta que murió, se encuentra el carro en que viajaba al momento del atentado.

En las calles Tercera y Nicolás Bravo de la colonia Centro de la capital del Estado, está el mausoleo que Villa pensó para él, pero sin él, y la gente de ese sector se conforma sólo con el deseo pretérito de su reposo, que ahora sí, es presencia espiritual permanente.

Obviamente ya no es camposanto; es un parque desde 1960 que primero llevó el nombre del fundador de la capital Antonio Deza y Ulloa, y luego el papá de la Pinky Ortiz, don Roberto, le cambió de nombre cuando fue alcalde a “Parque Revolución”. Se construyó también un hemiciclo en el que inscribieron los nombres de los numerosos jefes revolucionarios de todas vestiduras y matices políticos.

Pues ahí tiene usted que, fiel a su estilo de reinventar la historia y reescriturar las placas con su nombre, en noviembre del año pasado en una reunión celebrada en Casa Chihuahua para conmemorar el 102 Aniversario del Inicio de la Revolución Mexicana, ante algunos “revolucionarios”, al gobernador de Chihuahua, César Duarte, se le ocurrió la idea de trasladar el mausoleo que nos ocupa a la Plaza de la Grandeza Chihuahuense.

Seguramente ordenó el proyecto correspondiente y los encargados de ello pusieron “manos a la obra” sin mediar consideración urbanística, histórica, presupuestal o profesional al respecto. En cuanto esto salió a la luz pública de forma oficial, entre la ciudadanía surgieron voces de protestas y muy variadas críticas. El INAH y el INBA desaconsejaron el intento, lo calificaron como violatorio de la reglamentación oficial federal sobre monumentos históricos y artísticos que protege nuestro patrimonio cultural.

El oficialismo local –cortesano como pocos–, respondió con motivos ridículos: “que al reubicarse el monumento habría la oportunidad de reponer todas las canteras dañadas”.

El caso es que la intentona desató la protesta, y se generó una fuerte corriente de opinión contraria a la reubicación. Además de la flagrante violación que representaría a la Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de Monumentos y Sitios, conocida como “Carta de Venecia”, que señala que “El monumento es inseparable de la historia de que es testigo y del lugar en el que está ubicado”, hubo también opiniones bien fundadas histórica y arquitectónicamente que informaron a la sociedad del despropósito; una de ellas, la del arquitecto Luis Aguilera Marín, sostuvo que: “el mausoleo del general Francisco Villa es un hito: tanto por su excelente factura como por sus proporciones, la nobleza de sus materiales y sobre todo el aprecio e identificación, que ha logrado generar en los vecinos del área y de otras partes de la ciudad.... toda la construcción goza de una existencia virtual, pero muy expresiva, es una obra de arte, una especie de nave imaginaria que flota rodeada de realidad por todas partes: el parque, las casas vecinas, las calles que lo rodean, las gentes del barrio. Y ahí se ve muy… pero que muy bien, como todo está en proporción.

Es más, con su presencia da a la zona un carácter especial, particular; pareciera que ese su navegar vertical en la superficie horizontal del parque enriquece a toda el área; las piedras, sin dejar de serlo, por su respectiva colocación, se cargan de eléctrico dramatismo espiritual que dimana a todo el entorno. Esta riqueza, riqueza de identidad, de natural ya identificación entre los hombres y las cosas, nadie tiene el derecho de arrebatarla por capricho o terquedad. Y, puesto que no pertenece a nadie extraño al lugar, yo creo que ahí debe permanecer, EN DONDE LO QUISO EL GENERAL”.

La creciente polémica hizo recular al gobernador de mover el mausoleo, pero no se desistió del todo. Para no ser contrariado y vencido por la opinión pública, nomás eso faltaba, tomó la decisión de construir en la “Plaza de la Grandeza” una réplica de la cripta-capilla para lo cual dio inicio a la obra calculada con un costo de 8 millones de pesos, como si las finanzas del Estado y las necesidades de los chihuahuenses pudieran soportar ese dispendio.

Nació así otro singular movimiento ciudadano en el que confluyeron personalidades de distintas posiciones ideológicas o partidistas convocadas por medio de la red de Facebook; realmente un conglomerado plural que amenazaba con un crecimiento rápido y numeroso, pues en una semana celebró dos asambleas informativas y de una reunión a otra duplicó sus seguidores.

Si los vecinos del Sector Bolívar donde se encuentra el Mausoleo de Villa dieron la batalla en defensa de un monumento que es referente de identidad histórica y cultural, la nueva protesta centró su batalla en el despilfarro.

Con pancartas, cartulinas, engomados y mantas de vinil, se apostaron en la “Plaza de la Grandeza” y CLAUSURARON la obra que replicaría el mausoleo al que pronto llamaron “pirata”. La protesta pacífica de los manifestantes quedó de pronto en medio de un enfrentamiento producido por policías estatales y choferes de camiones urbanos, con motivo de otra inconformidad, el desconocimiento de derechos laborales que el sistema Viivebús les ha ocasionado. La actuación de la policía alcanzó a los manifestantes pacíficos y se convirtió en represión mediante el abuso y exceso, principalmente ensañados contra los jóvenes participantes, según denunciaron más tarde varios testigos.

Resultaron varios lesionados y detenidos injustamente.

Por la noche del viernes 23 de agosto, el Gobierno del Estado anunció que se daba marcha atrás a la construcción de la réplica del mausoleo de Villa.

“A pesar de que iba a ser una obra que embellecería el primer cuadro de la ciudad y resaltaría la memoria de un hombre ilustre, esto no es razón suficiente para que se confronte a los chihuahuenses”, declaró el gobernador.

Una indiscutible victoria ciudadana contra el dispendio, una lección cívica frente a la apatía y a la indolencia que atrapa a la sociedad chihuahuense. Cuando la gente se organiza y se decide, no hay poder caciquil ni capricho político que dure.

Por ello encuentra mucho sentido el llamado que tras este episodio han realizado varios ciudadanos, reconociendo que Chihuahua “padece un esquema de dominación política caciquil-autoritaria.

Que necesitamos fortalecer todas las libertades políticas que dignifican a la sociedad y sobre todo a los ciudadanos. Que es necesario deliberar una alternativa ciudadana para vertebrar un gran movimiento de recuperación de la vida democrática de Chihuahua y del Estado de Derecho, en particular la plena vigencia de los derechos humanos”.