Batalla de Sacramento, gloriosa derrota de los chihuahuenses

**Acá, los lugareños conservan intactas cuatro de las trincheras que usó el improvisado ejército mexicano contra los invasores gringos. **Está perdida la tumba colectiva de 200 de los patriotas que fueron masacrados.


Batalla de Sacramento, gloriosa derrota de los chihuahuenses

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2012, 13:16 pm

Por Froilán Meza Rivera

Chihuahua, Chih.— A 165 años de distancia, pocos se acuerdan ya del sacrificio de los patriotas en Sacramento, y menos todavía están en situación de recordar que Sacramento fue el Chapultepec de los chihuahuenses, y que muchos niños héroes dieron su vida aquí, igual que en Chapultepec.

La tumba colectiva de los más de 200 chihuahuenses caídos en la batalla de Sacramento el 28 de febrero de 1847, está en un lugar no identificado todavía por los lugareños. Quien más se acercó a la localización, don Alberto Delgado Olivas, murió hace seis años, sin haber podido confirmar el sitio exacto.

Pero en Sacramento, gracias a una tradición de la familia Delgado, se conservan casi intactos los fortines y las trincheras que construyeron quienes opusieron sus armas en contra de los invasores estadounidenses aquel día, hace ya 157 años.

Los cuatro fortines de piedra y tierra y las 4 trincheras excavadas en forma de medialuna, están protegidos dentro de cercos, y se encuentran a salvo de la destrucción y el saqueo, porque la familia de Alberto Delgado se ha negado a fraccionar los predios conocidos como La Lagunita o Los Fortines.

Walter Delgado Baeza, hijo del campesino que hasta su muerte tuvo una exhibición permanente de objetos relacionados con la batalla de Sacramento, a escasos metros del monumental obelisco que recuerda la epopeya de sus coterráneos, explicó la posición de su familia.

"Hemos vendido tierra para fraccionamientos, pero como un homenaje a mi padre y a su amor por la historia de este lugar, hemos tratado de conservar los fortines", dijo Walter.

Tan fuerte es aquí la tradición por el recuerdo de la batalla, que incluso la versión de cómo fue el ataque de los gringos contradice la versión que tienen los historiadores.

Así, mientras que el profesor Rubén Beltrán, cronista de la ciudad, sostiene que los invasores llegaron por el camino real y se dispusieron en bloque enfrente de los defensores, para luego fintearlos con una partida hacia Ocampo y comenzar a destrozarlos allá y venir a rematarlos en un regreso desde el oeste, Walter y su señora madre, doña Gloria Baeza, viuda de Delgado, tienen una historia diferente. Según ellos, los gringos desde un principio llegaron por el norte, pero sin haber dado trazas de su presencia, rodearon a las fuerzas mexicanas a distancia, por el oriente. Así pues, las fuerzas de los invasores pudieron caer desde el sur por sorpresa al campamento, y allí los acabaron, entrando a los fortines por la entrada que les habían dejado los defensores por el sur.

En 1846 y 1847, México fue invadido por el ejército estadounidense por diferentes puntos de su territorio. En esa época, el país estaba gobernado por Antonio López de Santa Ana, quien se reveló incapaz de organizar una defensa sistemática y coherente. Con una derrota tras otra, las fuerzas de la invasión avanzaron hacia la capital del país, donde la batalla del Castillo de Chapultepec y el asesinato de los cadetes que lo defendieron, fue el hecho de armas más simbólico de la derrota.

Las tropas norteamericanas, al mando del coronel Alexander Doniphan tomaron Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez) después de haber derrotado a las fuerzas chihuahuenses en Temascalitos, y siguieron avanzando hacia el sur.

El gobernador de Chihuahua, coronel Angel Trías, acordó con los generales José Antonio Heredia, jefe de la Zona Militar, y Pedro García Conde, comandante de la Caballería, organizar a la defensa contra los invasores.

Una multitud de jóvenes voluntarios de Chihuahua, y los soldados de línea, totalizando casi 2 mil elementos, marcharon hacia el poblado de Sacramento, donde el río del mismo nombre cruzaba con el Camino Real.

La fuerza del ejército invasor fue determinante para el saldo de la batalla, en la que fueron derrotados los mexicanos que se atrincheraron en las posiciones de la defensa.

Ese fue el Chapultepec de Chihuahua, una epopeya gloriosa.