Baja delictiva: no es hora de echar confeti y serpentinas

Por: Alejandro Salmón Aguilera


Baja delictiva: no es hora de echar confeti y serpentinas

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2014, 14:36 pm

Mientras el Gobierno del Estado y algunas instancias federales festinan las bajas en la incidencia de delito de extorsión y secuestro, a nivel local, algunos sectores han tomado con cautela tanto la cifra a la baja como la medida de confinar a los secuestradores en un solo lugar.

La cifra, dicen algunos representantes entrevistados por esta columna, indica que se ha disminuido la cantidad de denuncias de delitos de secuestro, lo cual no indica necesariamente que haya bajado en esa medida la incidencia criminal.

El propio “zar” antisecuestro, Renato Sales Heredia, ha sido cauteloso cuando se refiere a las cifras a la baja en materia de secuestro, pues en todo momento ha destacado que existe una “cifra negra” de casos no denunciados.

La misma naturaleza del delito implica a veces que la víctima no acuda a la autoridad. Suele suceder que el trato entre secuestrador/es y familiares de las víctimas acuerden, como parte del trato para liberar al cautivo, el no dar parte a las autoridades.
Es cierto: Chihuahua, junto con Nuevo León y Puebla han sido puestos como muestra de cómo se debe combatir ese que es uno de los delitos más hirientes para la sociedad. Renato Sales ha señalado a esas entidades como las únicas tres que han integrado un grupo policial especializado en combate al secuestro.

No se trata de demeritar los logros de esos tres gobiernos, pero sí de ser cautelosos y de no echar campanas a vuelo, porque existen otros indicadores delictivos que han crecido al tiempo que disminuyen las denuncias por secuestro.

Cifras del Secretariado Ejecutivo de Sistema Nacional de Seguridad, procesados por el organismo civil de Chihuahua “Observatorio Ciudadano” indican un incremento en la incidencia de otro tipo de delitos, como el asalto a transeúnte.

El propio Sales Heredia ha advertido acerca de la “migración” de secuestradores hacia otro tipo de delitos, como el asalto, el robo de auto o la extorsión, o el secuestro “micro”, donde se piden pocas cantidades y se retiene a la víctima por pocas horas.
Es hora de reconocer la reducción delictiva, pero no es momento ni de lanzar felicitaciones y mucho menos de echar confeti y serpentinas al aire. Vale más tomar las cosas con calma y apretar la tuerca donde empieza a aflojarse, porque la causa que dio pie a la explosión delictiva, que es la descomposición social, aún sigue ahí, y su incidencia no ha bajado.