Bachimba: 311 años de historia

*Escenario de la conquista española de Chihuahua y de la famosa batalla de Bachimba. *Se conservan aquí la casona señorial y el pequeño templo.


Bachimba: 311 años de historia

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2011, 10:42 am

Rosales, Chih.- Nueve años antes de la fundación de la que hoy es la capital del estado, el territorio de Bachimba fue poblado por Fernando Colomo. Era el año de 1700. Como hacienda de San José de Bachimba, este poblado empezó a existir en 1713, cuando estas tierras se mercedaron, es decir, se otorgaron como merced a Juan Ruiz de Hurtado.

¿Qué eran las mercedes? Además de las posesiones reconocidas por el rey y las tierras adquiridas por los españoles, existían las mercedes reales, tierras cedidas por el rey a cambio de un pago, y que podían ser concedidas mediante un título a un particular o a un pueblo en específico.

Se cree que este sitio debió tener un desarrollo lento durante la época virreinal, porque se batalla para encontrar referencias de los viajeros que transitaron por la región, que apenas mencionan esta hacienda y el cañón del mismo nombre. Por ejemplo, el fraile Agustín de Morfi, acompañante de Don Teodoro de Croix, Comandante General de las Provincias Internas, registra una noticia proveniente de Bachimba, tan vaga que apenas se puede precisar que se trata del mismo lugar. Cabe la posibilidad de que en ese tiempo el camino real no pasara exactamente por este sitio.

Bachimba se localiza en una franja del municipio de Rosales que se interna entre Aldama y Chihuahua al norte, y Meoqui al sur.

Los historiadores refieren que, en el mismo siglo Dieciocho, en aras del poblamiento de la región, el comandante de la Cuarta Compañía Volante con sede en San Pablo, el capitán José Antonio Arce, adjudicó tres suertes (medida de superficie que equivale a poco más de 16 hectáreas) a un vecino de la hacienda de Bachimba. Al adjudicatario, de nombre Juan María Ruiz, se le impusieron las siguientes condiciones para asegurar que residiera aquí, que poblara la tierra y que la explotara:

1.- “Mantener armas y caballos para defender y atacar a los enemigos.

2.- y “Residir con su familia durante cuatro años, en cuyo tiempo no ha de poder heredar, enajenar, hipotecar ni imponer gravamen alguno sobre las citadas tierras aunque sea con motivos y fines piadosos”.
Bachimba fue pasando de mano en mano y todavía en el siglo Diecinueve y principios del Veinte se llegaron a criar toros bravos en ella.

Existe aquí un monumento de los llamados “cabezas de águila” de la Ruta de Hidalgo, que el gobierno federal mandó instalar en 1960 en todos los poblados por los que pasó el Padre de la Patria, para conmemorar los 150 años del inicio de la revolución de Independencia. Recuerde el lector que don Miguel Hidalgo y Costilla, junto con muchos de sus compañeros de armas y de la causa independentista, fue conducido preso por el territorio hacia la ciudad de Chihuahua, donde sería juzgado y ejecutado por el gobierno colonial.

Aquí también llegó a descansar y pernoctar en 1864, la república peregrina personificada por el presidente Benito Juárez, quien era perseguido por las tropas del Imperio de Maximiliano. La marcha del gobierno juarista por tierras de Chihuahua se fijaron de la siguiente manera: el 6 de octubre llegaría a Santa Cruz de Neyra; el 7 en el Río del Parral; el 8 en la Villa de Camargo; el 9 en Saucillo; el 10 en Santa Cruz de Rosales; el 11 en la hacienda de Bachimba, el 12 en Mápula y el 13 en la ciudad de Chihuahua, aunque como se sabe, don Benito ordenó acelerar la marcha para arribar el mismo día 12 a la capital.

En terrenos de esta hacienda se enfrentaron las fuerzas revolucionarias de Pascual Orozco y las del general Victoriano Huerta. En San José de Bachimba el ejército federal ganó a fuerza de cañonazos la batalla que se libró durante los días 3 y 4 de julio de 1912. De la misma gesta militar surgió la canción popular revolucionaria que se titula “Se llevaron el cañón para Bachimba”, que es una pieza bailable fundamental del folklor regional.

La hacienda es una construcción típica del siglo Dieciocho, con su casa grande con planta rectangular, y su fresco patio central al que se accede desde el exterior por medio de un zaguán. A un costado se observan en ruinas unos gruesos muros de adobe, en donde probablemente vivían los peones.

Está situada en el kilómetro de la carretera Delicias–Chihuahua y ahí mismo se sitúa un parador comercial que incluye una gasolinera, una tienda y restaurante, baños, una desponchadora y un estacionamiento para tráilers.