Aves migratorias hallan refugio en Meoqui y Rosales

**Especies de aves, muchas de ellas consideradas como exóticas para esta región, como los pelícanos, las águilas pescadoras y los ibis pardos, son menos numerosos que las garzas blancas, naturalizadas desde siempre.

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2013, 11:24 am

Texto y foto: Froilán Meza Rivera

El desastre ecológico que significó la sequía en los municipios de Rosales y Meoqui durante la década de los años noventa, con la pérdida de miles de álamos del bosque de la ribera del río San Pedro, vino finalmente a repercutir de manera positiva, con la repoblación de decenas de especies de aves migratorias y naturalizadas que encontraron un nuevo albergue.

Los vados donde tradicionalmente la gente nadaba entre la corriente rápida, se convirtieron en ciénegas, arroyitos y lagunas en donde los nuevos moradores pescan varias especies de peces y cazan todo tipo de insectos y gusanos, ahora en ausencia de la gente.

Aunque llegaron decenas de especies de aves, muchas de ellas consideradas como exóticas para esta región, como los pelícanos, las águilas pescadoras y los ibis pardos, entre las más abundantes se cuentan las garzas blancas, o garzas.

Estas majestuosas garzas son ahora los amos en Meoqui y Rosales, y su vuelo elegante y gentil pone un toque de exotismo en las riberas.

Grupos de ambientalistas y de observadores de aves han manifestado sus inquietudes en el sentido de la necesidad de aterrizar proyectos para conservar esta nueva riqueza natural. El doctor Luis Raúl Chávez, estudioso de las aves, está de acuerdo en apoyar esfuerzos de los gobiernos municipales para descontaminar este hábitat, e incluso en la instalación de puestos de observación para que niños y jóvenes conozcan la riqueza que poseen y aprendan a valorarla.

Al mismo tiempo, señaló, se podría promover un tipo de turismo respetuoso con el medio ambiente, como el de los observadores de aves, quienes en los Estados Unidos gastan cantidades millonarias en esta actividad.