Autonomía legislativa: les pueden decir cómo votar, pero no a dónde se van a cambiar

**El Ejecutivo ya había decidido hasta qué iba a hacer con la vetusta torre cuya disfuncionalidad ha hecho “correr” lo mismo a un hotel que a un banco, que a una asociación de madereros.


Autonomía legislativa: les pueden decir cómo votar, pero no a dónde se van a cambiar

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2015, 22:59 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera

Este jueves, los diputados del Congreso del Estado, y particular los del PRI, salieron a defender la poca independencia que les queda cuando subieron a la tribuna a exigirle al secretario General de Gobierno, Mario Trevizo Salazar, que respete la autonomía e independencia del Poder Legislativo.

A buena hora defienden su libertad. Bonito tema para henchir el orgullo.

El motivo del airado reclamo de todas las bancadas del Congreso no se debió a la notoria intromisión del Ejecutivo en asuntos sustanciales de la actividad legislativa, sino porque los querían cambiar de casa.

Así es: algo tan nimio como es el cambio de edificio encendió los ánimos de los legisladores y hasta los espabiló de una sesión de bostezo para reclamarle al secretario Trevizo el que se hubiese atrevido a decir en dónde se iban a instalar dentro de unos meses y en adelante.

Vale hacer un poco de historia: el dato del cambio de sede del Congreso del Estado no es nuevo, ni mucho menos. Desde el inicio de la actual administración se habló de la construcción de un edificio que costaría más de 100 millones de pesos y estaría en el valioso terreno ubicado en entre las calles Niños Héroes y Venustiano Carranza. En ese entonces, el anuncio lo hizo el secretario de Obras Públicas, Javier Garfio Pacheco, y ningún diputado de partido alguno salió a defender la autonomía del Legislativo.

En esa misma época se habló de que la Torre Legislativa, sede actual del Congreso del Estado, sería ocupada por el Ejecutivo para albergar oficinas de diversas dependencias del gobierno estatal. En pocas palabras: el Ejecutivo ya había decidido hasta qué iba a hacer con la vetusta torre cuya disfuncionalidad ha hecho “correr” lo mismo a un hotel que a un banco, que a una asociación de madereros, que a una sucursal bancaria. No sirve para mucho esa torre pero ya tenía dueño, y en aquellos ayeres nadie subió a la tribuna a defender con denuedo la independencia del Legislativo.

Tampoco la han defendido en ocasiones realmente medulares, como la imposición de magistrados, de integrantes de organismos autónomos; con la aprobación de líneas de crédito cuya finalidad violenta el texto constitucional; tampoco han dicho palabra -con las honrosas excepciones de Eloy García Tarín y Teporaca Romero- en torno al controversial tema de reducir el próximo período de gobierno a sólo dos años. En todos esos temas, ni quién se acordara de la independencia de poderes.

¡Ah! Pero que no amanezcan con la noticia de que los van a cambiar a un edificio más viejo y más disfuncional como lo es la antigua sede del Banco Comercial Mexicano, hoy Banco Scottia Bank, que fuera símbolo de la modernidad de Chihuahua, pero en los años 50as, porque entonces sí les sale la dignidad.

En el fondo, el reclamo tiene sustento y no les falta razón a quienes subieron a tribuna a reclamar el inconsulto anuncio. El secretario General de Gobierno no era la persona más indicada para decidir en dónde se va a instalar el Poder Legislativo. Lo que suena raro es que la autonomía del poder que crea los marcos legales del estado y contribuye a reformar la constitución del país se sustente en defender un edificio. En tan poco reside la dignidad legislativa, pues.

La actitud mostrada ayer por los legisladores se puede traducir en estas palabras: “me pueden decir cuales artículos reforme, hasta me los pueden dictar; me pueden ordenar a quién voy a nombrar para tal o cual cargo y hasta bajarle el término al próximo Gobierno… ¡Ah! Pero que no me quieran cambiar a un edificio más viejo, porque entonces sí brinco!”.

Legislativo inmobiliario habemus.