Aún no hay ganadores, y ya se desató el futurismo político

Por: Alejandro Salmón Aguilera /Ahoramismo.com.mx


Aún no hay ganadores, y ya se desató el futurismo político

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2013, 12:33 pm

No ha terminado aún el cómputo de votos, ese que da los resultados finales y oficiales, pero ya se desató el canibalismo político al interior de los partidos, ya sean los ganadores o los perdedores.
Primero los ganadores: dos días después de que se vislumbrara el “carro completo” en Juárez para el PRI, que abarca 40 posiciones, incluidos titulares y suplentes, el alcalde juarense, Héctor Murguía Lardizábal, se permitió el autodestape aun cuando faltan tres años para que termine la gestión del gobernador César Duarte.

La actitud de Murguía demuestra que está envalentonado y que ya no tiene por qué ceñirse a las órdenes, a los tiempos y a las formas de un gobernador que nunca lo ha visto con el mejor de los ojos.

Ahora los “perdedores”: en Chihuahua, se ha desatado una cacería en contra de Marco Quezada porque “perdió” dos distritos, a cual más de complicados: el 17 y el 19. Antes de la elección del 2010, cuando Duarte jalara hacia arriba al PRI y Borruel tumbara a todo lo que se llamase PAN en Chihuahua, esos dos distritos eran panistas.

Sin embargo, ahora le quieren cargar “el muertito” a Quezada, como si él hubiese impuesto a candidatos inexpertos en esos distritos.

Ninguno de los dos alcaldes, ambos a punto de terminar su gestión, son santo de la devoción del gobernador Duarte y mucho menos son parte de su equipo compacto de trabajo, tanto político como administrativo.

Tal parece, según fuentes cercanas al tema, que el futuro de Quezada está en el Fovissste, junto a su compadre, José Reyes Baeza, mientras que el de “Teto” Murguía sigue siendo un misterio.

Reiteramos: aún no termina el recuento de votos; todavía no se reparte el total de las actas de mayoría; siguen pendientes recursos de impugnación que seguramente presentará el Partido Acción Nacional contra la sobrerrepresentación de los nanopartidos, y ya estamos haciendo futurismo.

Aun no tienen sus constancias en la mano, y ya se discute si el bendito por los dioses del PRI para suceder a César Duarte sería Enrique Serrano o Javier Garfio. Quienes gastan su tiempo y sus horas-mesa de café en ese tema olvidan que en tres años pasan demasiados fenómenos que pueden cambiar el mapa político de un día para otro.

Parecen haber olvidado un pequeño detalle que no estuvo presente durante 12 años: ya tienen presidente. ¿Acaso creen que la decisión para el 2016 va a venir de otro lado?