Aumento al Vivebús: la ciudad y el estado, en situación de rehén

**El Sistema Vivebús es ya de por sí el epicentro de una serie de descontentos sociales.


Aumento al Vivebús: la ciudad y el estado, en situación de rehén

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2014, 20:19 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera

Si algo pudo importunar al gobierno de César Duarte justo en este difícil inicio de año 2014, fue la petición de incremento a la tarifa de transporte del sistema Vivebús, el cual es ya de por sí el epicentro de una serie de descontentos sociales.

A la queja de que no resultó del todo eficiente; de que las unidades en servicio son insuficientes; de que no hay viaje alguno donde el camión esté a medio llenar, o de que las múltiples dificultades para conseguir una tarjeta para tarifa con descuento, se agregaría ahora el aumento.

Fuentes allegadas al Gobierno del Estado informaron a este medio que, hasta el momento, no hay una respuesta a la mano para la petición que hicieron los concesionarios del transporte que son dueños de la ruta Vivebus. Quieren 10 pesos por viaje, aunque estarían dispuestos a “bajarle” a un 7 por ciento.

Puesto en el mejor de los casos: 7 pesos, sería un incremento del 16 por ciento, es decir, cuatro veces más que el crecimiento inflacionario y del aumento al salario mínimo.

Si la sola puesta en operación de un sistema de transporte que cambió todo el concepto de movilidad urbana motivó airadas protestas, como aquella done el Gobierno envió grupos antimotines ataviados con escudos, macanas y hasta armas largas para sofocar la pequeña rebelión ¿cómo se irán a poner las cosas cuando la tarifa suba de un día para otro?

Reacción en contra la va a haber, de eso se puede estar seguro, pues sería un incremento que se sumaría al golpe inflacionario ocasionado por la reforma fiscal; al descontento social provocado por los masivos despidos de personal en las instancias de Gobierno, y a las controversias generadas por la reforma energética. ¡Poca cosa!

¿Cómo lo va a resolver el gobierno? A saber, porque el esquema de concesión dejó al estado sin una parte de sus activos más importantes, como es la vía pública. Los concesionarios están en posesión no sólo del sistema de transporte, sino también de una parte de la vía pública; de los paraderos y de las dos estaciones de servicio.

Es decir, que estamos casi en condiciones de rehén, en manos de un grupo de concesionarios que tienen decenas de años en el negocio, y que tienen “talento” de sobra para presionar a las autoridades.