Asesinaron a Francisco Villa en artera emboscada

**Los asesinos tuvieron tiempo de prepararlo todo, y lo estaban esperando en las inmediaciones del Puente Guanajuato, donde abrieron fuego en contra de él y su escolta.


Asesinaron a Francisco Villa en artera emboscada

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2010, 12:47 pm

Parral, Chihuahua, 20 de juio de 1923.- Eran las ocho de la mañana del 20 de julio, todo estaba en aparente calma. Ana María Flores Sánchez, conocida como “La Maestrita”, sólo tenía 13 años de edad. De pronto escuchó tremenda balacera, el ruido venía en dirección al puente Guanajuato, en Parral.

Ella se encontraba a varios metros de distancia, por lo que no alcanzaba a distinguir el acontecimiento. En ese momento llega un niño anunciándole en voz alta: “¡Acaban de matar a Villa!”... Ana María comenzó a correr hacia el puente. Justo en la terminal del mismo se encontraba el cuerpo sin vida del General Francisco Villa. Pocos metros antes un cuerpo más, era Rosalío, mejor conocido como “Chalío”, él solo estaba mal herido, una bala le perforó la espalda.

Una vez que Ana María logró reaccionar y reconoció los cuerpos, apresuradamente se regresó al pueblo a pedir ayuda, llegó hasta la iglesia a comunicarle al cura tremendo suceso. Ya acompañada por él se acercó una vez más para ver de cerca a Villa, ya que no asimilaba lo que estaba sucediendo.

Ahí cerca se encontraba también el carro en que Francisco Villa se trasladaba antes de encontrarse con su muerte, junto al vehículo estaba Miguel Trillo, su secretario; detrás de la unidad, Daniel Tamayo, su asistente y el General Contreras, también herido. Él iba chorreando sangre, al parecer había perdido un brazo, sólo el destino de Villa y el de Miguel Trillo se escribieron hasta ese momento.

La gente del pueblo aún ignoraba la muerte de Pancho Villa, y es que la clorinizadora tronaba igual cada vez que empezaba el proceso del tratamiento del agua. Por ello, nadie se percató de que el estruendo provenía de la balacera que se desató en contra de Villa.

Han transcurrido más de 87 años desde el asesinato de Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa. La maestra Ana María Flores, radicada en Torreón, a sus 93 años de edad, recordó en el año 2003, en una entrevista con El Siglo de Torreón, esos momentos como si hubieran sucedido ayer. Con una claridad y exactitud sorprendentes, las imágenes vienen a su memoria, recuerdos que para ella siguen siendo muy dolorosos por la familiar cercanía que tenía con el General Villa.

La maestra está segura de que los enemigos de Pancho Villa tuvieron el tiempo necesario para planear su muerte, y con la misma claridad continúa narrando los hechos... “Tenían mucho tiempo, únicamente esperaban el momento”. Dice que Villa caminaba comúnmente por la plaza Guanajuato, pero sólo entre semana, por lo que siempre había afluencia de niños; sin embargo ese día era sábado, parecía un pueblo desolado.

Lo vieron pasar, se dirigía a visitar a una de sus tantas mujeres. Pancho Villa nunca se imaginó que ese día encontaría su muerte. Horas más tarde del asesinato empezó a llegar la gente a ver, a curiosear, “porque el gobierno nomás sabía que Villa andaba en Parral, y hacían salida de campamento o a alguna comunidad, como un simulacro, para que no hubieran autoridades en el pueblo”, comentó doña Ana María en tono de enojo, y en seguida mencionó las razones por las que los contrincantes de Villa habrían querido acabar con su vida.

“Desde mi punto de vista, Villa fue víctima del capitalismo, auspiciado por Calles desde luego y por Gabriel Chávez, quien era el jefe de los banqueros en Parral, que para mí fue el que patrocinó, el que dio facilidades a quienes lo mataron, porque un empleado de él les prestó la casa, mejor dicho el velador de la casa del banquero se salió para que entraran los asesinos, obviamente por orden del banquero Gabriel. Lo anterior, con la aprobación del Presidente Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, en ese entonces Secretario de la Defensa”, afirmó.

El cuerpo de Francisco Villa fue trasladado al hotel Hidalgo de su propiedad, para su velorio. “Ahí fue enterrado en un pozo, como un pordiosero, no había necesidad de llegar a esos extremos ya que él mismo mandó construir una capilla en Chihuahua para ser sepultado. Sin embargo su primera esposa, de nombre Luz, dio la orden de que no se lo llevaran a ninguna parte’’.

Ella comenta que además de Luz, también estaba presente Austrebertha, su segunda esposa; ambas compartían el mismo techo y al mismo hombre, pero esta última no se opuso a la decisión que tomó la primera cónyuge del General.

Una vez en el sepulcro, el cuerpo inherte de Pancho Villa fue desenterrado por los gringos para cortarle la cabeza y llevársela. Al término de estas palabras, la maestra hizo una breve pausa, y tajantemente afirmó: “Eso es lo que sé de Villa, tan cierto como si usted lo hubiera visto”, puntualizó.