Aquí vivió y enseñó Amalia Hernández

**Ella enseñó danza en Chihuahua, cuando las viejas instalaciones del Colegio Palmore estuvieron en el número 415 de la calle Allende.


Aquí vivió y enseñó Amalia Hernández

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2011, 17:20 pm

Por Froilán Meza Rivera

Chihuahua, Chih.- Amalia Hernández, quien fue la figura principal de nuestro folclor hasta su muerte, impartió clases de danza y baile en la ciudad de Chihuahua.

Coreógrafa, bailarina y directora del Ballet Folclórico Nacional de México durante 39 años, Amalia Hernández Navarro nació en la Ciudad de México en 1917 y falleció en la misma ciudad en noviembre de 2000. Fundó en 1952 el Ballet Folklórico de México que lleva su nombre y que es emblemático del arte dancístico folclórico de este país.

Su estancia en Chihuahua sucedió antes de que su compañía fuera declarada como representante oficial del arte popular mexicano. Don Raúl Hernández, quien es el vecino más antiguo de la calle Allende en el tramo entre la Ocampo y la Cuarta, recuerda a Amalia como profesora en las instalaciones escolares que todavía existen, aunque como finca abandonada, en el número 415 de esa calle.

"Ella enseñaba danza folclórica allá en la década de los cuarenta, y quizás hasta entrados los cincuenta". Raúl no puede ubicar con toda precisión esos lejanos acontecimientos. "Pero me acuerdo muy bien de ella, ¿cómo no me voy a acordar?, uno de hombre, usted sabe, no puede dejar de fijarse en mujeres como Amalia Hernández".

En las viejas instalaciones del Colegio Palmore, que actualmente están en desuso y en el abandono, el arco de la puerta principal, ahora descascarado y con su cantera medio desmoronada -sus hojas de madera originales rajadas ya por la exposición a la intemperie-, vio pasar miles de veces la figura delgada y elegante de Amalia, quien despertaba a su paso la admiración de quienes la conocieron.

De pelo largo y oscuro, nariz prominente y algo aguileña, ojos dulces y expresivos, rostro triangular, la belleza de Amalia Hernández no pasaba inadvertida en su esbeltez realzada por la gracia que imprime en la figura femenina la disciplina de la danza.

"No, yo no la traté‚ pero sí la conocí bien y la saludaba, como a todos los demás profesores de la escuela", dijo el señor Hernández, quien se dedica a la venta de elotes en un puesto. Amalia ("alta, joven, blanca") es recordada como muy guapa y muy bien vestida todo el tiempo. En las añejas instalaciones escolares se impartían los niveles de enseñanza primaria y secundaria, recuerda don Raúl, "y daban clases de danza, y seguido había representaciones de teatro y de sainetes".

UN BARRIO TRADICIONAL

El tema de la muerte de la destacada folclorista llevó a otro: El de este barrio, que en tiempos de la estancia de Amalia Hernández en Chihuahua tenía un carácter más alegre y más vida.

El señor Hernández señaló que aquí vivían muchas familias y que "era un contento" ver cómo hasta altas horas de la noche la chiquillería jugaba mientras los mayores se sentaban a tomar el fresco en los balcones, jardines y porches.

Aquí enseguida, en el número 408, estaba una paletería y nevería llamada "El Oso Blanco", donde se concentraban los muchachos para refrescarse.

La calle Allende destaca porque conserva la mayoría de los edificios de principios de siglo, lo que, a pesar del deterioro y del descuido en que están casi todos, le confiere un encanto que no ha pasado indiferente para las autoridades.

En efecto, en una obra que tuvo la intención de rescatar el carácter tradicional de la Allende, el Ayuntamiento colocó tres farolitos que sustituyeron a las luminarias modernas. Pero lo que provocaron fue el disgusto de los vecinos, quienes ahora se quejan de que la calle quedó casi a oscuras porque los faroles no alumbran lo que se esperaba.

Otra de las medidas de rescate arquitectónico que se han tomado aquí, fue el ofrecimiento de proveer de pintura y materiales para conservar y reparar las fachadas, aunque hasta la fecha sólo quedó en el ofrecimiento.

El rescate de la fisonomía de un barrio como éste, tiene ahora un argumento más para no dejarse de lado: la presencia y las actividades académicas aquí de la figura más importante de la danza folclórica mexicana del siglo XX, Amalia Hernández.