Antorcha Campesina a la opinión pública

El Gobierno del Estado de México debe evitar una agresión sangrienta del PRD en Texcoco


Antorcha Campesina a la opinión pública

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2012, 00:48 am

Veinte mil personas marcharán a Palacio de Gobierno de Toluca el próximo 6 de marzo

Al Doctor Eruviel Ávila Villegas, Gobernador del Estado de México

A los organismos defensores de los derechos humanos

A la opinión pública

Cada vez toma niveles más peligrosos la escalada de agresiones, calumnias e incitaciones al linchamiento y a la expulsión violenta, promovida por Horacio Duarte Olivares, perredista y coordinador en esa región del membrete conocido como “Morena”, contra un numeroso grupo de familias mexiquenses, reubicadas legalmente por las autoridades estatales respectivas en el predio “El Pimiango”, en Cuautlalpan, Texcoco.

En abierta contraposición con el discurso presuntamente “amoroso” con que López Obrador pretende convencer a los votantes, Horacio Duarte, responsable oficial de conseguirle votos a ese precandidato en el Estado de México y otras cuatro entidades y que también anda tras una nueva candidatura con la cual contrarrestar el raquitismo político que lo aqueja desde que ya no tiene hueso, ha redoblado sus ataques contra más de mil familias que habitan legalmente ese predio, ataques infundados que lo han retratado como un individuo mentiroso y enemigo de la gente más pobre, como un demagogo barato empecinado en despertar atavismos elementales de sus seguidores para lanzarlos contra las personas carentes de vivienda, y como un tipo que, diciéndose abogado y defensor de la ley, clama por el uso de la violencia contra quienes han tenido “la osadía” de irse a vivir a ese municipio del que Duarte se siente dueño absoluto, lo que atropella la disposición constitucional que reconoce a todo ciudadano el derecho a una vivienda digna; y niega, también, la plena libertad de los mexicanos para ubicar su domicilio en cualquier parte del territorio nacional, sin tener que pedir permiso a nadie. Tal conducta vulnera gravemente, además, el orden constitucional, al erigirse en fiscales, jueces y ejecutores de la sentencia en su propia causa, es decir, al tratar de imponer por la fuerza su voluntad y sus intereses, contrarios a la ley, a las autoridades ejecutivas y judiciales del estado y del municipio.

Lo alarmante para la tranquilidad de los texcocanos en general y para la vida de los colonos de “El Pimiango” en particular, es que mientras menos gente apoya a Duarte y menos aún acude a sus llamamientos inflamados de odio, más incita éste a sus escasos seguidores a violentarse en contra de los habitantes de ese nuevo asentamiento; a odiarlos y agredirlos por “antorchos” y por provenir de otro lugar, sin importar que sea dentro del mismo Texcoco.

Pero no sólo los colonos y dirigentes del Movimiento Antorchista son objeto de la furia vesánica de este individuo y sus enardecidos seguidores; también algunos de los habitantes de Cuautlalpan que, sin ser parte del antorchismo, sino como personas del pueblo, no envenenadas por el sectarismo, han osado manifestar con una firma su desacuerdo con esa política persecutoria en contra de los vecinos recién llegados, empiezan a ser víctimas de la furia de Duarte y sus seguidores, quienes tras un juicio sumarísimo y en ausencia de los “acusados”, los han declarado “enemigos del pueblo” y amenazan con expulsarlos de la comunidad donde han nacido. Así se las gastan los “demócratas” del PRD y su engendro del Morena (que, por lo que se ve, es la bandeja de reciclaje de los detritus de otros partidos); ése es “el cambio verdadero” que le ofrecen a los mexicanos.

En efecto, mientras menos asideros encuentra su posición en la racionalidad, en el humanismo y en las leyes; mientras más desolado está el arbitrario e injustificado plantón que impide el funcionamiento de la presidencia, y mientras hay cada vez más texcocanos que claman y estampan su firma para exigir que Duarte y su grupo los dejen en paz, más enardece éste a su audiencia con llamamientos a derramar sangre (obviamente, no la sangre de él), con declaraciones de guerra hacia “el enemigo”, con un discurso que pretende colocar a los vecinos de “El Pimiango” como si fueran una raza digna del exterminio. Quien lo dude, puede ver los videos que circulan por la red, tomados el día que bloquearon e incendiaron 12 horas la carretera México-Texcoco sin que ninguna autoridad interviniera; sin mucha dificultad, cualquiera notará el fanatismo que destilan sus discursos, a un solo paso del homicidio. No hay duda, buscan una plana roja para que el conflicto que inventaron tome un derrotero que les sea favorable.

Con base en lo anterior, pedimos al gobernador del Estado de México, Doctor Eruviel Ávila:

PRIMERO: Que envíe de inmediato un destacamento policial que resguarde el predio “El Pimiango” y evite que sus habitantes sufran una nueva agresión del grupo encabezado por Horacio Duarte Olivares, que esta vez puede desembocar en hechos trágicos.

SEGUNDO: Que se detenga la actividad sectaria y criminal de Horacio Duarte, quien de ninguna manera se comporta como un político que defiende sus puntos de vista, sino como un delincuente que calumnia, amenaza, bloquea e incendia carreteras federales, e incita a expulsar y a matar a quienes su sectarismo ubica como enemigos, en este caso, hombres, mujeres y niños que gozan de todos los derechos constitucionales.

TERCERO: que culmine el proceso para documentar legalmente hasta sus últimos detalles el asentamiento urbano de “El Pimiango”, proceso interrumpido por la arbitrariedad y las amenazas que aquí denunciamos.

Con el fin de hacer patente el respaldo a estas elementales peticiones, más de 20 mil personas encabezadas por miembros de nuestro Comité Ejecutivo Nacional marcharán el martes 6 de marzo a la ciudad de Toluca, para solicitar de viva voz al gobernador que en Texcoco se respete el derecho a la vivienda, la libertad para elegir domicilio y se garantice la tranquilidad y la vida de miles de personas que hoy son amenazadas por Horacio Duarte y sus padrinos políticos.

Atentamente

La Dirección Nacional del Movimiento Antorchista