43 de 26 mil: la esencia de quienes nos faltan a todos

OPINIÓN


43 de 26 mil: la esencia de quienes nos faltan a todos

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2015, 15:30 pm

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Darwin Franco

El ejercicio es simple y complejo a la vez. Cierre sus ojos e imagine que usted, yo, nosotros, no somos quienes esquivan la mirada cuando vemos el rostro de un desaparecido sino que somos el desaparecido.

Imagínese que la persona que aparece en la imagen es usted, yo, nosotros, y quien le busca no es alguien ajeno sino nuestra propia familia. Sí, es nuestra familia y ésta nos busca a través de los medios que usted, yo, nosotros esquivamos, ignoramos o rechazamos cuando la foto, imagen e historia de un desaparecido llega a nuestros ojos, nuestras vidas.

Piense, tan sólo por un momento, en las infinitas y dolorosas sensaciones que habitarán en el corazón cuando su familia no sepa dónde estamos usted, yo, nosotros. Piense también qué sentiríamos usted, yo, nosotros, cuando tomáramos consciencia de que estamos siendo desaparecidos y de que no tendremos medios u oportunidades para decirle a nuestra familia: “Aquí estoy, estoy bien, vengan por mí, ellos me llevaron, ellos me llevaron…”.

Abra sus ojos nuevamente y piense ahora en lo que siente tanto el desaparecido como su familia cuando usted, yo, nosotros, criminalizamos sin fundamentos al desaparecido y justificamos su desaparición usando frases como: “seguro en algo andaba”.

Piense seriamente en esto y recuerde cuántas veces usted se expresó así sobre alguno de los 26 mil desaparecidos que hay en México, o cuando dijo esto en relación a la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa. Porque hay que ser sinceros, ya que usted, yo, nosotros, lo hicimos alguna vez.

Abra sus ojos y su mente e imagine qué cambiaría si usted, yo, nosotros, comenzáramos a reconstruir una nueva noción sobre cada uno de los 26 mil desaparecidos. Piense en qué pasaría si en lugar de denostarlos, ignorarlos o rechazarlos nos acercáramos a ellos y a sus familias. Imagine qué significaría para ellas y ellos que la expresión “no están solos” se reconfigurara en una “estamos juntos buscando”.

Piense en que si pasara esto usted, yo, nosotros, encontraríamos una red horizontal que tejiera solidaridad en lugar de segregación. Piense en que si a usted, yo, nosotros, nos ganara la valentía de hacer esto no volveríamos a pensar que las desapariciones no son ajenas y que los desaparecidos, todos ellos, son lejanos; porque al contrario, ellos serían profundamente nuestros.

Imagine la manera en que esto generaría espejos retrovisores donde el horizonte sería Iguala, Matamoros, Yurécuaro, Torreón, Guadalajara, Tijuana… y cada ciudad, pueblo o sitio donde hoy lamentablemente tenemos un desaparecido pero también una familia que, pese al miedo, lo busca, lo extraña y lo necesita.

Piense esto con el corazón y déjese invadir por el sentimiento de encontrarse con otro que es y debe ser para usted un “yo posible”. Piense que en usted, yo, nosotros, está la capacidad, la humanidad y la esperanza de hacer que cada uno de los 43 normalistas y cada uno de los 26 mil desaparecidos cuente, porque cada uno de ellos nos falta y nos faltará hasta que éste vuelva a casa con nosotros. Hoy por 43, mañana por 26 mil. Hoy por todos.