“Tramperos”: entre el hambre y la aventura

“¿Qué, tío, tiene una monedita para que comamos? Aquí traemos unos panes pero nos falta qué ponerle en medio...”


“Tramperos”: entre el hambre y la aventura

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2011, 00:18 am

Froilán Meza Rivera

Apenas consiguen para comer, y su aspecto inspira desconfianza a los vecinos de las colonias en las que incursionan. Sin embargo, para los habitantes de las orillas junto a las vías del ferrocarril, el paso de estos muchachos es ya parte del paisaje

Se trata de los “trampas”, jóvenes y hombres que se echaron a “la aventura”, como se dice entre las familias muy pobres. “Irse a la aventura” es eso, literalmente, incursionar en una vida aventurera recurriendo a viajar al descubierto en vagones de los trenes de carga, y muchas veces pedir limosna para poder subsistir.

“¿Qué, tío, tiene una monedita para que comamos? Aquí traemos unos panes, pero nos falta qué ponerle en medio...”, dijo el chaparrito de tez tostada, tal vez el más atrevido de los tres compañeros. “Es que íbamos a Cuauhtémoc con una hermana mía, pero nos quedamos dormidos en el tren y nos trajo hasta acá...”

Eloy se adelanta con la explicación, mientras que sus dos amigos miran expectante a la persona a la que le están pidiendo el dinero.

“¿Y de dónde vienen?”

“Ah, de Yécora pasamos al tren Che-Pé, yo soy de Bocoyna, pero he vivido muchos años en Sonora”, dijo Eloy, con un acento indefinido. Sigue platicando, salpicando la conversación con expresiones como “plebe” y “tío”, que son, la primera, de Sonora y Sinaloa, y la segunda de Chiapas... quién sabe qué influencias y conocencias haya tenido este muchacho que a simple vista representa unos 22 años.

Es la de ellos una vida errante, con trabajos temporales e inseguros, y, como ahora, con una falta muy evidente de recursos para siquiera echar un taco decente. Para ellos pasar hambre no es el fin del mundo, sino parte del trayecto.