La muerte del titular de Interior, un reto para el Gobierno mexicano

La investigación de la muerte del responsable de Interior pone a prueba al Gobierno mexicano


La muerte del titular de Interior, un reto para el Gobierno mexicano

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2011, 09:02 am

La muerte del secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, al estrellarse el helicóptero en el que viajaba es un durísimo golpe personal y político para el presidente Felipe Calderón. Al repentino fallecimiento de un amigo y un aliado incondicional en su lucha contra el crimen organizado se suma el reto de esclarecer a fondo las causas de la tragedia en un momento de gran debilidad institucional. Así lo reconoció el propio presidente durante el funeral celebrado el sábado cuando dijo que “eventos como este ponen a prueba las instituciones”.

La credibilidad del Gobierno está en juego, máxime cuando Blake es el segundo responsable de Interior que fallece en accidente aéreo. La causa de la muerte hace tres años de Juan Camilo Mouriño al desplomarse la avioneta en la que viajaba junto con un alto responsable de la lucha contra el narcotráfico en una zona céntrica de la capital está todavía hoy envuelta en una nebulosa de datos fragmentarios, versiones contradictorias y conclusiones parciales donde se reparten las culpas los pilotos y los controladores aéreos y los fallos en el aparato y su mantenimiento.

Aún hay otro precedente más: la muerte en accidente también de helicóptero en septiembre de 2005, bajo la presidencia de Vicente Fox, del secretario de Seguridad Pública, Ramón Martín Huerta, cuando se dirigía a visitar la cárcel de máxima seguridad de La Palma, donde se encontraba preso en aquel entonces Osiel Cárdenas, capo del cartel del Golfo. Los resultados definitivos de las investigaciones realizadas tanto del caso de Mouriño como el de Martín Huerta han sido declarados materia reservada.

Calderón tiene que nombrar ahora nada menos que al quinto secretario de Gobernación de su sexenio, cuando éste entra en su recta final con las elecciones presidenciales de julio y con su partido abajo en las encuestas. La designación de Blake (Tijuana, 1966) sorprendió en su momento. La experiencia política del nuevo responsable de tareas tan complicadas como la lucha contra el crimen, migración, reforma política y dialogo con los partidos de la oposición y elecciones se limitaba a Baja California. En su año y medio en el cargo, Blake mantuvo un perfil bajo y una fidelidad total a la estrategia de seguridad que marcaba el presidente, cada vez más militarizada.

"El helicóptero se desplomó, no se incendió"

Muy poco se ha hecho público por ahora sobre la caída de su helicóptero, construido en 1983, en el claro de dos cerros en el valle del Chalco, en el Estado de México. La prensa local recoge el testimonio de un campesino que asegura que “volaba muy bajo y venía haciendo un ruido muy raro. Se desplomó, no se incendió”. El campesino confirma que la niebla cubría la zona desde la madrugada, que ha sido la primera hipótesis que ha manejado el Gobierno sobre la causa del accidente. “Se estrelló en la parte baja del cerro y por lo menos se arrastró como cien metros”, dijo un miembro de los equipos de rescate. El lugar donde hallan los restos del aparato es de muy difícil acceso y peritos, investigadores y fuerzas de seguridad tuvieron que abrirse paso a machete tardando varias horas en llegar.

El hecho de que al parecer el helicóptero no estallase en el aire abonaría la posibilidad, según algunos expertos, de que sufriese una súbita pérdida de potencia en los motores. Otros se inclinan por poner el énfasis en un mal mantenimiento del aparato y recuerdan los sustos sufridos por Calderón en mayo pasado y septiembre de 2010, por fallos de las aeronaves.

El Gobierno ha prometido una investigación exhaustiva y ha pedido ayuda a técnicos de Francia y EE UU. En el clima de violencia que sufre México y cuando los carteles de la droga cobran un papel político como ha ocurrido en la campaña de las elecciones que se celebran hoy en el Estado de Michoacán, donde varios candidatos a alcaldes han renunciado por amenazas, no parece el momento de alimentar sospechas. La explicación esta vez no debe quedar en el aire.