La filipina virtual de 10 años que ayudo a rastrear a mil pedófilos

Sweetie, una pequeña filipina de 10 años, ayudó a identificar y rastrear a más de mil hombres que buscan niñas para realizar favores sexuales en Internet. La sorpresa: Sweetie es una animación por computadora


La filipina virtual de 10 años que ayudo a rastrear a mil pedófilos

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2013, 18:54 pm

Creían que tenían una conversación con una niña filipina de 10 años. Las casi 20 mil personas que contactaron a “Sweetie” en un lapso de dos meses, hicieron comentarios sobre su cuerpo, su virginidad, la edad de sus propias hijas e incluso le pidieron a la pequeña que realizara distintos actos sexuales frente a una cámara.

Lo que no sabían es que su interlocutora era un modelo hecho en una computadora, cuyos movimientos emulaban los que realizaba un miembro de “Terre des Hommes Netherlands”, asociación sin fines de lucro que defiende los derechos de los niños.

“Desde el momento en que inicias sesión identificándote como una niña de Filipinas, las conversaciones llegan en cantidades enormes”, dice uno de los investigadores en un video que explica el proyecto. “Pasa extremadamente rápido… son demasiadas, incluso para la computadora”.

“Las personas pueden ver que ‘tenemos’ 10 años, y se los recordamos constantemente”, señala otro de los miembros de la asociación, “son hombres que contactan a las niñas, abusan de ellas virtualmente y luego apagan su computadora y van a trabajar como si nada hubiera pasado”.

Pero los curiosos también revelaron datos sobre sus vidas: nombres, edades, las ciudades en las que viven, perfiles en redes sociales y sus caras (y cuerpos), cuando devolvían el favor y se quitaban la ropa frente a la cámara.

Esas indiscreciones fueron cruciales para identificar a mil de estos depredadores, de los que 999 son hombres y uno solo resultó ser mujer. Este lunes, se entregaron archivos con la identidad de esas personas –y pruebas de sus actividades– a la Interpol.

Las cifras del abuso

“El turismo sexual infantil a través de webcams es un nuevo fenómeno que se está extendiendo como una epidemia (...) hombres de países ricos pagan a niños de países pobres por hacer actos sexuales frente a cámaras (...) estos crímenes pasan decenas de miles de veces al día”, menciona el video de Terre des Hommes.

Pero los brazos de la pedofilia se extienden más allá de chats privados. México ha permanecido durante los últimos años entre los primeros lugares de los países con más difusión de pornografía infantil y hace unos meses fue nombrado el primero.

Según datos de la Procuraduría General de la República (PGR), entre enero y junio de este año se detectaron más de 12 mil 300 cuentas desde las que se difunde este tipo de contenido. Este número contrasta con las 130 averiguaciones previas y tres sentencias condenatorias concretadas en ese periodo.

De los 130 presuntos delincuentes, la mayor parte (36 por ciento) se trata de estudiantes de ingeniería. Esto no significa, subraya un fiscal de la procuraduría, que este sea un factor de riesgo para convertirse en depredador sexual, sino que el acceso a estos sitios es más sencillo si se tiene conocimiento sobre sistemas.

En el 2010, la primera vez que la PGR realizó el conteo, encontraron 580. El año siguiente superaron las 3 mil, y hace un año eran más de 7 mil, cifra que casi se duplicó para el primer semestre de 2013.

Aunque la mayor parte de las víctimas son niñas, pero eso no excluye a los niños.

Aún después de ser rescatadas, las víctimas sufren consecuencias devastadoras.

Según Hans Guyt, director de campañas de la asociación que creó a Sweetie, “los niños sufren de ansiedad y depresión” y “no tienen idea de cómo es una relación normal, ni una noción de sexualidad sana”. Y afirma que “una vez que un niño ha sido víctima de abuso sexual, la rehabilitación puede tomar muchos años. Y puede ser un proceso largo, doloroso y de mucho trabajo para que pueda superar el trauma”.

Esfuerzos insuficientes

Además de proyectos como el de Sweetie, otros grupos y empresas realizan esfuerzos para detener la pornografía infantil en la Web.

Facebook, por ejemplo, utiliza un algoritmo que identifica factores de riesgo en conversaciones privadas hechas a través de la plataforma. Y avisa a empleados que leen la conversación y alertan a las autoridades de ser necesario.

Este fue el caso que sucedió en marzo de este año, en Florida, cuando un hombre de entre 30 y 40 años se citó con una niña de 13 después de haber tenido conversaciones sobre temas sexuales en dicha red social. La conversación fue identificada por el software en cuestión, la computadora de la niña fue revisada por la policía y el hombre fue arrestado al día siguiente.

Otros sitios online siguen procesos similares, que automáticamente escanean conversaciones para encontrar palabras clave, usando conversaciones de pedófilos como ejemplo para saber qué buscar.

Pero no es el caso de todas. “Hay compañías a las que les preocupan más las ganancias”, destaca Brooke Donahue, agente del FBI que se dedica al tema. En Estados Unidos intentan con un método más: autoridades de migración diseñaron una aplicación para smartphones con la que se puede reportar a depredadores sexuales. La app también incluye datos y fotografías de delincuentes que se encuentran en libertad.

El proyecto “Carmela” destaca entre las opciones disponibles para proteger a los pequeños en México. Este “módem con alma”, no solo protege de la pederastía, sino también de fraudes, contenido inapropiado de todo tipo y robo de información.

Como dice Marta Santos, representante de la Secretaría General contra la violencia hacia los niños de las Naciones Unidas (ONU) “el primer asunto es que las leyes tienen que ser aplicadas”. Procesar a los pedófilos es tan difícil como obtener las pruebas de sus crímenes, e incluso en el caso de Sweetie, en el que la Interpol recibió evidencia de las actividades ilícitas, la agencia debe recolectar sus propios datos.

“La ONU ha establecido leyes que hacen el abuso infantil universalmente ilegal”, dice Guyt, “el problema es que la policía no puede hacer mucho si las víctimas no reportan el hecho, y casi nunca lo hacen”.

Su propuesta es que los gobiernos adopten políticas de investigación proactiva, que permita que se patrulle la Red y “los lugares en los que este abuso infantil sucede todos los días”.

Hasta entonces, todos los esfuerzos podrían no ser suficientes.